(Minghui.org) Mi esposo y yo trabajamos en la Oficina Forestal. Yo trabajo en la oficina de archivos y él trabaja en el departamento de transporte. Tenemos dos hijas encantadoras. Aunque nuestra familia no estaba bien, nuestras vidas eran felices.

Advenimiento de la desgracia

El 15 de octubre de 1982, un colega buscó la ayuda de mi esposo para conducir uno de los camiones de la compañía. Estos camiones antiguos utilizaban una manivela para arrancar sus motores. Como todavía podían ser conducidos, nuestra unidad de trabajo continuó manteniéndolos en servicio. El funcionamiento de esta manivela requiere un cierto nivel de experiencia, ya que la manivela era propensa a girar en reversa a altas velocidades, causando daños físicos al conductor.

Mi esposo tenía poca experiencia manejando estos camiones. Cuando estaba arrancando el motor, la manivela dio marcha atrás y golpeó su columna cervical. Sufrió parálisis inmediata y fue llevado de urgencia al hospital.

Nuestro hospital local tenía experiencia limitada con tales lesiones. El médico de mi esposo inicialmente determinó que la lesión era menor, por lo que solo recibió un poco de terapia de calor. Sin embargo, después de regresar a casa, comenzó a sufrir un creciente adormecimiento en la cara, los brazos y las piernas. A medida que pasaban los días, le resultaba cada vez más difícil sostener sus utensilios para comer, algunos días dependiendo en nosotros para alimentarlo. Sus extremidades cada vez más débiles le dificultaban hacer tareas habituales como recoger verduras. Comenzó a sufrir estreñimiento crónico, entumecimiento y dolor en todo el cuerpo y tenía dificultad de dormir por la noche. Durante los siguientes dos meses, sus síntomas continuaron empeorando. Fue en este punto que nos dimos cuenta de la gravedad de su lesión.

Reportamos el empeoramiento de la condición de mi esposo a nuestro hospital local, pidiendo ayuda para buscar tratamiento en hospitales más grandes y de mayor prestigio. También buscamos ayuda médica de nuestra unidad de trabajo, ya que mi esposo había recibido su lesión mientras realizaba su trabajo.

A partir de entonces, mi esposo y yo nos embarcamos en un viaje de 14 años para encontrar una cura. Buscamos incansablemente, saliendo de casa hasta por medio año cada vez que buscábamos ayuda. En aquel entonces, mis dos hijas tenían solo cuatro y dos años. Cada vez que teníamos que irnos, confiábamos nuestras hijas al cuidado de nuestros vecinos.

Buscando una cura

Con los años, visitamos varios hospitales famosos de neurología y ortopedia. El Hospital Xuanwu de Beijing, el Tercer Hospital de la Universidad de Pekín, el Hospital Popular de Dalian, el Primer Hospital de la Universidad de Medicina de Harbin y el Instituto Nacional de Medicina, el Colegio de Medicina Tradicional China de Heilongjiang fueron solo algunos de los lugares que visitamos. No dejamos piedra sin remover, incluso visitamos muchos hospitales y clínicas privadas en Dalian.

En el Primer Hospital de la Universidad de Medicina de Harbin, los especialistas médicos nos dijeron: "El paciente tiene siringomielia, una condición rara que actualmente no se puede tratar quirúrgicamente en China. Dado que el paciente aún es joven, el tratamiento conservador ofrece la mejor opción para conservar su capacidad de moverse y cuidarse. Cualquier operación invasiva corre el riesgo de dañar la médula espinal, paralizando al paciente de forma permanente". Decidimos adoptar el enfoque de tratamiento conservador.

Mientras recibíamos terapia de spa en el sanatorio Tanggangzi en la ciudad de Anshan, provincia de Liaoning, recibimos una recomendación de otro paciente. Su tío, un anciano de apellido Liu, había desarrollado experiencia a lo largo de los años para curar afecciones de la columna a través de masajes tradicionales y medicina herbal china. Entre sus pacientes anteriores se encontraban líderes y ministros provinciales. Vivimos en la clínica del Sr. Liu durante más de un mes mientras mi esposo recibía terapia especial y medicamentos desarrollados por el médico. El Sr. Liu hizo lo mejor que pudo, pero finalmente se rindió cuando sus terapias no hicieron nada para ayudar a la condición de mi esposo.

Después de pasar por muchos contratiempos, nos dimos por vencidos y regresamos a casa. Mi esposo recurrió a la religión, aprendiendo varias prácticas, incluyendo el budismo tibetano, el zen, el cristianismo y el budismo. Incluso comenzó a practicar varios ejercicios de qigong. Sin embargo, no tuvieron ningún efecto sobre su condición.

Con el tiempo, la condición de mi esposo empeoró. Sin opción, consultamos nuevamente al Hospital Beijing Xuanwu. Los médicos allí nos remitieron al Tercer Hospital de la Universidad Médica de Beijing, que se especializó en afecciones de la columna cervical. Allí, mi esposo fue diagnosticado con estenosis espinal. El crecimiento óseo había causado la compresión de un nervio espinal, empeorando su condición. Durante la hospitalización de mi esposo, nos familiarizamos con un editor que trabajaba para el Chinese Medical Association Journal. Una cirugía fallida de disco lumbar lo había llevado al hospital. Después de conocer la condición de mi esposo y el alto riesgo de cirugía que lo acompaña, sugirió que intentáramos practicar qigong como alternativa.

Para entonces, la condición de mi esposo era tan severa que tenía serias dificultades para caminar. Los médicos también informaron que su enfermedad era imposible de curar con medicamentos. Le pregunté al médico tratante de mi esposo sobre los beneficios que la cirugía podría brindar y el médico respondió: "La operación no puede restaurar al paciente completamente. En el mejor de los casos, su condición se mantendrá estable sin mayor deterioro. La operación es arriesgada, en el peor de los casos, el paciente puede perder la vida en la mesa de operaciones". Sin embargo, sin esta cirugía, la condición de mi esposo seguramente empeoraría rápidamente. Después de sopesar las probabilidades, decidimos proceder con la cirugía.

El 6 de julio de 1995, mi esposo se sometió al procedimiento, dirigido por varios cirujanos ortopédicos conocidos y experimentados. Esta operación compleja y arriesgada del canal espinal obligó a mi esposo a permanecer consciente durante todo el tiempo para detectar cualquier anomalía. Mi esposo logró soportar el dolor insoportable durante la cirugía de cuatro horas.

Cuando finalmente se nos permitió verlo después de la operación, la cara pálida y retorcida de mi esposo lo hizo casi irreconocible. Sus cirujanos quedaron muy impresionados. El profesor Dang, el consultor principal, se inclinó tres veces y alabó: "Ni un solo grito de dolor a pesar de la agotadora operación. ¡Esa fuerza es admirable!".

Mi esposo pronto fue dado de alta y nos dirigimos a casa. Sin embargo, la herida quirúrgica no cerró bien, y mi esposo sufría frecuentes fiebres leves y dolores en los brazos. Caminar siguió siendo una tarea extenuante debido a la persistente debilidad. Como predijeron sus médicos, su condición no mejoró, pero tampoco hubo signos de un mayor deterioro.

Tiempos difíciles

Durante más de diez años, la condición de mi esposo me obligó a realizar nuestras tareas domésticas sola. En ese momento, nuestra casa no tenía gas natural o agua corriente. Yo estaba tan débil que apenas podía cortar suficiente leña cada vez para preparar una sola comida. Cada día, tenía que caminar hasta el pozo más cercano, a unos cientos de metros de distancia, para acarrear agua. En invierno, esto se volvió mucho más difícil debido a las pendientes de hielo resbaladizo que se acumulaban alrededor del pozo. Subía la cuesta, acarreaba el agua y luego, lentamente y con cuidado, me deslizaba con los cubos cuesta abajo. Debido a la terrible dificultad para recuperar agua del pozo, el agua que recuperé era más apreciada que el petróleo.

Mi rutina diaria incluía dejar a mis dos hijas en la escuela, trabajar en la oficina, recoger a mis hijas y darles tutorías en casa, cocinar y hacer las tareas del hogar para mi familia. Mi día terminaba a las ocho o nueve cada noche. Durante ese período, el dolor y el sufrimiento hacían que mi esposo perdiera los estribos con nosotras. Con pleno conocimiento de su condición, yo solo podía soportar su enojo en silencio.

Con el tiempo, el estrés a largo plazo y la carga emocional se manifestaron en forma de diversas enfermedades. Comencé a sufrir de insomnio, dolores de cabeza, dolor crónico de rodilla y articulación cervical, afecciones ginecológicas, lumbalgia y dolor abdominal. Sin embargo, decididamente me solidaricé por el bien de mi esposo y mis hijas.

Una nueva vida

El 9 de marzo de 1996, un vecino visitó nuestra casa y le contó a mi esposo sobre una práctica de qigong llamada Falun Dafa (también conocida como Falun Gong), famosa por producir milagros que curaban enfermedades. Mi esposo vio un rayo de esperanza y siguió a mi vecino a la clase de qigong sin dudarlo.

Mi vecino llevó a mi esposo a una casa. Allí vio un video de Li Hongzhi (Maestro de Falun Dafa) dando una conferencia. Al día siguiente, mi esposo me contó sobre la práctica. Intrigados, nuestras dos hijas y yo fuimos con él a ver el video de la conferencia.

Días después, aparecieron pequeñas ampollas moradas en la espalda, el pecho y los costados de mi esposo. Estas ampollas en forma de flor eran dolorosas al tacto. Posteriormente, mi esposo experimentó síntomas de fiebre, tos y falta de aliento. Además de toser muchas flemas, le dolían tanto las articulaciones que apenas podía salir de la cama. Habiendo escuchado las conferencias del Maestro Li Hongzhi, mi esposo sabía que estos síntomas eran parte del proceso de limpieza. Como resultado, no tomó ningún medicamento ni buscó tratamiento en ningún hospital.

En unos pocos días, sus síntomas desaparecieron por completo, dejando solo cicatrices en el sitio donde alguna vez estuvieron las ampollas moradas.

Mi esposo visitó el sitio de práctica diariamente para practicar los ejercicios y estudiar el Fa. Con el tiempo, su salud comenzó a mejorar a pasos agigantados. Sus brazos dejaron de doler y sus piernas recuperaron su fuerza anterior. Para septiembre de 1996, mi esposo había recuperado esencialmente su salud anterior. Capaz de andar en bicicleta y motocicleta, asumió más tareas domésticas, como cargar agua, cortar leña, comprar comestibles y cocinar nuestras comidas. Yo también experimenté una gran mejoría en la salud. Mi dolor de cabeza, dolor de cuello, insomnio y otras enfermedades crónicas desaparecieron sin dejar rastro.

Mi esposo solía ser una persona impaciente por naturaleza. Su lesión solo exacerbó esto y empeoró su temperamento y su irritabilidad. Habiendo aprendido los principios de ser una buena persona de Falun Dafa, mi esposo hizo esfuerzos para mejorar su temperamento. En cuanto a mí, aprender sobre el verdadero significado de la vida me permitió soltar lentamente la tristeza y la indignación en mi corazón. Nos volvimos más ligeros y más despreocupados. Incluso nuestras hijas se beneficiaron al aprender Dafa con nosotros, volviéndose más maduras y consideradas. Nuestra familia comenzó a vivir en armonía y felicidad.

Las noticias sobre la sorprendente recuperación de mi esposo se extendieron por todas partes. ¡Falun Dafa curó una enfermedad que había dejado perplejos tanto a la medicina china como a la occidental durante 14 años! El director de nuestro hospital local aconsejó una vez a un paciente con espondilosis cervical crónica que buscara consejo de mi esposo. Ese paciente finalmente visitó nuestra casa y mi esposo con orgullo le dijo: "¡Fui curado por Falun Dafa!".

Alrededor de mayo de 1997, el Tercer Hospital de la Universidad Médica de Beijing escribió a nuestro lugar de trabajo, preguntando por mi esposo y solicitando que regresara al hospital para una revisión. Nuestro lugar de trabajo logró asegurar suficientes fondos para enviarnos al hospital.

El médico jefe de sala y el director del departamento de ortopedia se reunieron con nosotros y se sorprendieron al ver la condición mucho mejor de mi esposo. Preguntaron si habíamos consultado a otro hospital a partir de entonces y qué medicamento tomó mi esposo. Cuando mi esposo les dijo que su recuperación se debió a Falun Dafa, los médicos se sorprendieron. De vuelta en nuestro lugar de trabajo, informamos la confirmación de la recuperación de mi esposo al Director de la Oficina Forestal. El Director exclamó: "¡Falun Dafa es tan bueno que deberías continuar practicándolo!".

Anteriormente, los medicamentos, la terapia, la hospitalización y otras tarifas relevantes de mi esposo sumaban más de 10,000 yuanes cada año. Aunque estos costos fueron totalmente reembolsados por la Oficina Forestal, a lo largo de los años experimenté una dificultad creciente en recuperar nuestro dinero. A medida que cayeron las ganancias de la Oficina Forestal, nuestros beneficios disminuyeron y los fondos se volvieron más estrictamente controlados. La factura médica de mi esposo debe haber sido una gran carga para nuestro lugar de trabajo. Han pasado 24 años desde que comenzamos a practicar Falun Dafa. Desde entonces, ni un solo centavo se ha pagado en gastos médicos.

Nuestra familia continúa practicando Falun Dafa, siguiendo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Dafa ha mejorado nuestros valores morales, nos ha permitido recuperar la salud física y ha traído felicidad a nuestra familia.