(Minghui.org) ¡Saludos venerado Maestro! ¡Saludos compañeros practicantes!

Soy una practicante de 24 años. Obtuve el Fa cuando tenía nueve años, después de que mi padre presentara Dafa a nuestra familia. Uno de mis más profundos y tempranos recuerdos de Dafa fue cuando tenía aproximadamente diez años. En un Fahui, mostraron un video de cómo los practicantes de Dafa bajaron de los cielos con el Maestro después de firmar una promesa. Ellos juraron salvar a los seres conscientes, cultivarse de regreso a casa y no dejar a nadie atrás. En el momento en que vi el cuadro “Cumpliendo los votos”, me inspiré increíblemente y sentí que algo dentro de mí cambio.

A lo largo de los años, he visto a muchos de mis amigos de la infancia irse de Dafa y dejar de cultivarse. Aunque nunca he dejado la cultivación, no siempre me he comportado como una verdadera discípula de Dafa y mi camino de cultivación no ha estado libre de errores. Agradezco a Shifu por perdonar continuamente mis faltas y por darme oportunidades de mejorar. Mi entendimiento sobre Dafa ha cambiado significativamente y quisiera compartir hoy algunas de mis experiencias con el Maestro y los jóvenes practicantes.

Mirando hacia adentro en todo momento y en todo lugar

Una de las cosas más fundamentales que los discípulos de Dafa deben hacer es mirar hacia adentro y cultivarse. Aunque el Maestro ha dejado muy claro lo que se requiere de un practicante de Dafa, usualmente reconocer mis propias faltas y cambiar mi manera de pensar es lo más difícil. Es muy fácil señalar este fallo en otros – cuando mis padres estaban en desacuerdo o yo veía un conflicto entre los practicantes, yo pensaba para que ellos realmente debían manejar mejor su xinxing, porque mirar hacia adentro es un principio muy básico en la cultivación.

Hace dos meses, mientras me sentaba para el estudio del Fa semanal, noté inmediatamente que los practicantes chinos estaban muy dispersos en su lectura. Algunos practicantes iban rápido y otros iban lento, mientras que otros trataban de elegir una de las velocidades para equilibrar el grupo, lo cual sólo creaba un sonido más caótico. Mientras trataba de seguirlos, rápidamente sentí que la molestia en mi corazón crecía. Este era el segundo grupo de estudio seguido en el que esto había ocurrido, y comencé a sentirme frustrada por los practicantes a mi alrededor. ¿Por qué no podían detenerse un segundo para escuchar y cambiar su ritmo? ¿Era realmente tan difícil considerar a los demás por un momento? Mi irritación duró todo el estudio del Fa, y me sentí como si hubiera desperdiciado toda una lectura porque mi mente estaba muy distraída.

Mientras me sentaba para intercambiar experiencias en grupo, tuve un momento para reflexionar y pensar en las palabras del Maestro en “Exponiendo el Fa en el Fahui de Europa”:

“Cualquier problema que te suceda, que suceda a tu alrededor o entre ustedes mismos, lo más probable es que se relacione contigo, y hay algo de lo que te debes deshacer. Sin importar si es tu culpa o no, cuando mis Fashen están haciendo que elimines tus apegos, a ellos no les importa si es tu falta o la de la otra persona. Siempre y cuando tengas un apego, ellos tratarán por todos los medios de hacer que te encuentres con problemas y hacerte reconocer los apegos que hacen que te quedes corto. Sin embargo, tú sigues mirando alrededor, “esto no es mi culpa”, o tú incluso piensas, “estoy protegiendo el Fa””.

Sabía que el Maestro me decía que mirara hacia adentro, y empecé a darme cuenta de que la situación tenía todo que ver conmigo. Recientemente me había estado presionando para tener un rol más activo en la aclaración de la verdad y asistir a nuestro sitio de ejercicios en la Campana de la Libertad. Estaba muy orgullosa de mí por asistir varios fines de semana seguidos, porque nunca había sido capaz de motivarme en el pasado, incluso cuando tenía tiempo. Aunque pensaba que había mejorado, me di cuenta de que en realidad no lo había hecho bien. Cada fin de semana me levantaba a tiempo pero luego tenía un debate interno sobre si debía ir o no, y aflojaba considerablemente. Me tomaba mi tiempo para salir de la cama, prepararme y salir de la casa. Para cuando llegaba, los otros practicantes ya habían terminado en parte el segundo ejercicio, o ya estaban terminando el primero. A pesar de todo esto, todavía estaba orgullosa de mí misma e incluso pensé, “Bueno, al menos fui, algunos practicantes ni siquiera vienen”.

Mi molestia con otros practicantes reflejaba en realidad una falla mucho más grande de mi parte, ya que había sido aún más egoísta. Cuando aparecía tarde, distraía a los practicantes en medio de la meditación y no se veía bien a los ojos de los seres conscientes que nos observaban atentamente. Como nunca llegaba a tiempo, tampoco ayudaba a montar los pesados paneles de aclaración de la verdad y carteles, de los que se les encargaba a las personas mayores. Incluso para ese mismo estudio del Fa, en el cual estaba irritada con los demás, también había llegado tarde, apareciendo accidentalmente en medio de el envío de pensamientos rectos. Me sentí muy humillada en ese momento, y agradecí al Maestro por abrirme los ojos a esta brecha.

Siempre había creído que sabía lo que significaba mirar hacia dentro y me sentía agradecida cuando era tan solo testigo de los conflictos. Ahora entiendo que mirar verdaderamente hacia adentro no es tan simple como ver a otros en conflictos y pensar, “Vaya, deberían mirar hacia adentro”, pero es en realidad utilizar cada oportunidad como un medio para cavar profundo y cultivarme yo  primero.

Reconociendo mi apego a la envidia

A medida que he progresado en mi cultivación, me he dado cuenta de que tengo un arraigado corazón de envidia que se manifiesta en todos los aspectos de mi vida. Cada vez que escuchaba a un amigo o compañero de clase tener buenas noticias o lograr algo grande, era difícil para mí sentirme completamente feliz por ellos. Inmediatamente justificaba su éxito y pensaba, “Oh, deben haber tenido algún tipo de ayuda externa, no hay forma de que lo hicieran por sí mismos” o, “Bueno, si hubiera tenido tanto tiempo para prepararme, también podría haberlo hecho”. En mis funciones de liderazgo extracurricular, mi envidia a menudo me hacía incapaz de delegar tareas porque no podía soportar la idea de que los demás recibieran el crédito por mis ideas o esfuerzos. Aún peor, mi envidia se extendía a los proyectos de Dafa, y a menudo tenía una aversión oculta hacia los practicantes que ayudaban o tomaban la iniciativa para hacer las cosas. Defendía mis acciones pensando que la única razón por la cual no delegaba era porque tomaría más tiempo explicarle a alguien más y esperar a que terminara, que si lo hiciera yo misma.

En realidad, mi envidia me impedía confiar en los demás, y menospreciaba las habilidades de los demás. Creía que podía hacerlo mejor, y quería que me elogiaran por eso. En un nivel subconsciente, también pensaba que si los demás se impresionaban con mi trabajo, pensarían que era capaz y que me había cultivado bien. Me agobiaba con la carga de terminar grandes tareas sola, dejando de lado el sueño y otras responsabilidades porque no podía dejar de lado el orgullo propio y mis nociones egoístas. Cuando mis logros no se reconocían, no podía reprimir mi deseo de ostentar y mencionaba casualmente: “Oh sí, hice todo esto y la idea fue mía”, o “no tuve ayuda, así que me pasé muchas noches en vela para hacerlo”. Cuando la gente me preguntaba o me felicitaba por mi trabajo, incluso reiteraba que realmente no me importaba quién se llevara el crédito por el trabajo, siempre y cuando se hiciera. En realidad, sí me importaba, y me importaba mucho. Mi apego existía aunque no lo creyera. Les decía a los demás que no tenía ese apego, e incluso me decía a mí misma que no tenía ese apego, pero el apego aún estaba allí.

Como últimamente incrementé significativamente mi estudio del Fa, estoy más consciente de estos malos pensamientos cuando se presentan. Puedo reconocerlos por lo que son, y puedo rechazarlos cuando se forman en mi cabeza. Especialmente en cuanto a los proyectos de Dafa, comprendí que la envidia es un apego destructivo y peligroso. En “Dejando aún más apegos” de Escrituras esenciales para mayor avance, el Maestro dijo:

“Dafa pertenece al universo entero y no a una sola, persona insignificante. Quienquiera que haga el trabajo está difundiendo Dafa. ¿Por qué te importa si el trabajo es hecho por ti o por mí? ¿Acaso vas a llevar al reino del Cielo este apego que no puedes dejar y contender con los fo? Nadie debería tratar a Dafa como algo exclusivamente suyo”.

Me di cuenta de que al permitir que mi envidia me controle, estaba usando los proyectos sagrados de Dafa para alimentar mi apego a las cosas mundanas. En vez de asignar tareas a las virtudes de los compañeros practicantes, quería hacer todo porque creía que podía hacerlo mejor. En vez de enfocarme en cómo salvar mejor a los seres conscientes, me preocupaba por el nombre de quién iba a aparecer en la parte inferior de un correo electrónico. Como resultado del aumento del estudio del Fa, he podido dejar de lado este apego y abordar los proyectos de Dafa con una mente y un corazón más puro. Se han conseguido mejores resultados y colaboración, y me di cuenta de lo ciega que estaba frente a mi envidia. Mi relación con mis compañeros practicantes también ha mejorado, ya que realmente siento que otros practicantes pueden sentir si tus pensamientos y acciones son fomentados por la envidia y el resentimiento.

Cada vez que siento que mi corazón se mueve, ahora puedo reconocerlo y rechazarlo muy conscientemente. Sé que esto será un proceso gradual para eliminar completamente mi apego, pero estoy agradecida de que el Maestro lo señale continuamente y me dé la oportunidad de eliminar realmente la envidia.

Eliminando mi apego al prestigio e interés propio

Como estudiante de posgrado, a menudo se me ha puesto a prueba mi apego al prestigio e interés propio. En la escuela, trabajé duro para mantener notas altas, y fui admitida en una buena universidad de odontología. Antes de presentarme, debatí si debía cambiar a la universidad de medicina en su lugar. Con mis buenas notas, quería demostrarle a todo el mundo que podía entrar. Al ver que más antiguos compañeros de clase eran admitidos en la escuela de odontología, comencé a sentir que mis logros eran en vano. Conocía a muchos de ellos, y sentía que sus éticas de trabajo no eran tan buenas como las mías, sus notas no eran tan buenas como las mías, o sus intenciones no eran tan válidas o correctas como las mías. Sentía que esto era injusto, y que sus admisiones hacían que mis esfuerzos se vieran reducidos. Después de todo, ¿por qué me esforzaba tanto si todos terminábamos igual?

Estos pensamientos me llevaron a apegarme firmemente a la idea de separarme de la multitud. Estaba enojada y arrepentida de no haber ido a la universidad de medicina, y quería demostrar que era mejor que un estudiante normal de la universidad de odontología. A medida que desarrollaba un interés en la cirugía oral, comencé a investigar los más rigurosos programas de residencia de seis años. Al final, tendría dos doctorados. Pensé seriamente en reorganizar la próxima década de mi vida para diferenciarme de mis compañeros. Era un gran compromiso de tiempo, pero sentía que era algo que debía hacer para avanzar en mi carrera y conmigo misma.

En “Exponiendo el Fa en el Fahui de Suiza”, el Maestro da un ejemplo de un estudiante de China que era un candidato de doctorado en la ciencia médica. Este estudiante estaba en las últimas etapas de obtener su título, y sólo necesitaba diseccionar un cierto número de ratones antes de que finalmente pudiera tener su doctorado. Después de aprender Dafa, el estudiante le dijo a su tutor que no podía hacer esto: ahora era un practicante de Falun Dafa y no quería quitarle la vida a los ratones, porque eso generaba yeli. A pesar de todo su trabajo, él estaba dispuesto a dejar su título. El maestro dice:

“Piensen todos: los seres humanos viven en este mundo nada más que para interés y fama personal. Si él recibe su doctorado, podría tener futuro y un buen trabajo, naturalmente, su salario sería alto, eso es obvio, y sería más alto que el de una persona normal o una persona promedio. ¿Acaso la gente no vive para eso? Pero él incluso pudo renunciar a ello. Piensen todos: él se atrevió a abandonar incluso eso. Era capaz de renunciar a estas cosas a pesar de ser joven, entonces ¿no es que él podía renunciar a cualquier cosa?”. (Exponiendo el Fa en el Fahui de Suiza)

El leer esta historia fue un gran paso para abrir los ojos a mis apegos y para entender mi verdadero propósito como Dafa dizi. Me di cuenta que era exactamente como Shifu lo describía en la “Tercera Lección de Zhuan Falun: “Pero una vez que él sobresale entre sus semejantes, frecuentemente se deja interferir fácilmente por la fama y la ganancia; él siente que aún tiene un largo camino en sus años de vida y todavía quiere avanzar y luchar para alcanzar alguna meta de la gente común”.

Como Dafa dizi, ¿cuál es mi verdadero propósito? ¿Cómo puedo cultivarme bien y salvar a los seres conscientes cuando me he perdido en los mismos apegos mundanos que la gente común? También me di cuenta de que he usado la mentalidad de una persona común para ver las cosas. En la universidad, obtuve notas excepcionales por métodos comunes y con frecuencia me quedaba toda la noche. No era diligente en el estudio del Fa, ni en los ejercicios, ni en la aclaración de la verdad, y a menudo descuidaba mis responsabilidades de Dafa para alimentar mi apego al prestigio. Al mismo tiempo, estaba obsesionada con cambiar mi camino de cultivación en vez de pensar en cómo podía recorrerlo bien. Estos eran arreglos del Maestro, y estar celoso de otras personas era un apego egoísta a la fama y al reconocimiento. Ni siquiera había pensado en las oportunidades que tendría como dentista – en el futuro, tendría la posibilidad de ser mi propio jefe, lo que significaba más tiempo para concentrarme en la aclaración de la verdad y en los proyectos de Dafa.

Ahora entiendo que todo lo que he logrado es a través de Dafa. Mis verdaderas responsabilidades están en Dafa y no en mi carrera. Debo hacer bien mi carrera para difundir y validar Dafa, pero sin perder nunca de vista mi verdadero propósito.

Los discípulos de Dafa son un cuerpo

A medida que el virus del PCCh descendió en el mundo y la cuarentena entró en vigor, empecé a preocuparme y a desanimarme ante las perspectivas de mi futuro. Con la universidad cerrada, no tenía pacientes y no tenía razón para salir de casa. Se hizo cada vez más difícil salir de la cama y no pasar la mayor parte del día durmiendo siestas. La idea de una cuarentena indefinida era casi insoportable para mí, y deseaba desesperadamente que la pandemia terminara.

Después de leer el último jingwen del Maestro, “Raciocinio”, supe que tenía que usar la mentalidad de un cultivador para afrontar esta situación, ya que nada en nuestro camino de cultivación sucede por casualidad. En vez de obsesionarme con el momento en que todo esto terminaría, debería apreciar todo el nuevo tiempo que tengo y usarlo para volverme una practicante de Dafa más diligente. Con la ayuda y el estímulo de otros jóvenes practicantes, he aumentado significativamente mi estudio del Fa y los ejercicios. En dos meses no he perdido ni un solo día de estudio del Fa y cada día leo al menos una lección con otros jóvenes practicantes por Internet. Ahora entiendo conceptos que nunca antes había comprendido, y siento que era como si no hubiera leído realmente el Fa en absoluto antes.

En uno de mis puntos bajos en la cultivación hace tan sólo dos años, tuve un largo período de tribulación donde no pude hacer la postura de doble loto. Esto fue una gran vergüenza para mí, hasta el punto de que no se lo dije a nadie, y no traté de escarbar profundamente y encontrar la razón de lo que estaba ocurriendo. Las respuestas del Maestro en dos preguntas de “Exponiendo el Fa en el Fahui de Singapur” se me quedaron grabadas mientras leía esta conferencia. En la primera, el practicante pregunta:

Pregunta: Anteriormente me dañé una pierna, pero he podido sentarme en la posición de loto. Sin embargo, recientemente ya no puedo hacerlo sin importar cuán arduamente lo intente. ¿Por qué?

Maestro: En realidad, deberías preguntarte cuál es la razón. Primero, ¿se debe a que no estás estudiando bien el Fa, o a que has hecho algo malo y te niegas a corregir tu error, o a que aún no reconoces el problema?”

En la segunda:

“Pregunta: He practicado durante todo un año y aún no puedo sentarme en la posición de loto. Me estoy poniendo más y más ansioso acerca de esto.” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Singapur)

En una parte de la respuesta en esta pregunta el Maestro dice:

“Déjame decirte, esto no es una broma. Si un practicante se ha cultivado bastante bien pero no puede sentarse en la posición de loto, las pusa allá arriba se cubren la boca y se ríen de él. Es verdad” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Singapur).

Me sentí muy avergonzada después de leer esto. Poco a poco, a medida que me fui haciendo más diligente, pude volver a sentarme en doble loto. Con los ejercicios en grupo a través de Internet durante esta pandemia, finalmente he logrado una hora de meditación sentada, y puedo soportar cada vez más. Como alguien que solía dormir hasta tarde y tomar múltiples siestas al día, ahora también soy capaz de despertarme por la mañana para enviar pensamientos rectos y luego completar dos horas de ejercicios.

Menciono todos estos cambios porque quiero agradecer a todos mis compañeros practicantes de Dafa. Nunca he podido llegar a este punto de diligencia en la cultivación, y sé que no podría haberlo hecho sin la ayuda del Maestro y otros practicantes. Ahora entiendo verdaderamente lo que el Maestro quiere decir en “Asistir a Shifu” de “Hong Yin III”: “Los Dafa dizi son un cuerpo entero”. El tener este entorno de cultivación en grupo ayudó mucho a mi cultivación en este tiempo incierto, y quisiera animar a todos los jóvenes practicantes a reflexionar y aprovechar este tiempo sabiamente.

Aunque he mencionado varios ejemplos de progresos que realicé, todavía hay muchos aspectos en los que debo cultivarme bien. Confío en que incluso después de esta pandemia, seguiremos motivándonos y apoyándonos mutuamente, avanzando en la cultivación y cumpliendo nuestro voto sagrado. Estoy agradecida por la infinita compasión del Maestro por crear el ambiente de cultivación que tengo con mis compañeros jóvenes practicantes. 

Lo anterior son algunos de mis limitados entendimientos y experiencias. Por favor, señalen compasivamente cualquier cosa que no esté acorde con el Fa. Gracias Shifu, gracias compañeros practicantes. Heshi.

[Presentado en el Primer Fahui Online de Jóvenes Practicantes de Falun Dafa]