(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en el momento en que el partido comunista chino (PCCh) inició la persecución de la práctica en 1999. Después del inicio de la persecución, no teníamos un grupo de estudio del Fa constante o contacto con los practicantes de nuestra área. Sin poder hablar con otros practicantes, mejorar mi xinxing se hizo difícil.

Hace un año, decidí que debía prestar atención a mejorar mi xinxing. Mediante el estudio del Fa y enviando pensamientos rectos de manera intensa, comencé a mejorar.

Una de mis características era la falta de predisposición a pedir disculpas. Incluso sabiendo que estaba equivocada, no quería admitirlo. Me di cuenta de que era una característica alimentada por la ideología del PCCh y que debía eliminarla.

En el trabajo

Trabajo en un hospital. Una vez, mientras abría la puerta de la sala de tratamiento, varias personas entraron a empujones. Una anciana caminó directamente hacia la zona esterilizada.

Grité: “¡Alto!”, la anciana se detuvo rápidamente, parecía un poco avergonzada. Inmediatamente me di cuenta de que fui un poco brusca. Así que rápidamente me calmé y le dije: “Lo siento, no quise ser tan brusca, espero que no esté molesta conmigo”.

Suspiró: “Eres médico”

Le expliqué: “Te estaba dirigiendo a la zona esterilizada. Sólo el personal médico puede entrar aquí, disculpe mi tono, me tomó desprevenida”. La mujer sonrió, los curiosos asintieron con una mirada respetuosa.

Más tarde, pensé que pedir disculpas realmente no era tan difícil y que me hizo sentir mejor. No importa quién tiene razón o no, si disculparse puede mostrar compasión entonces deberíamos ser capaces de hacerlo.

Otro incidente fue con la programación de un paciente para un tratamiento por la mañana. Lo llamé dos veces, pero no vino a la sala de tratamiento. Volví a trabajar y me olvidé de él.

Después de que limpié y esterilicé todo el equipo, estaba lista para irme a casa. Un paciente, un hombre joven entró con su madre. Dijo que lo sentía, y que simplemente lo había olvidado. Su madre también pidió que no me enfadara con ellos por haber llegado tan tarde.

Le respondí: “Estoy esterilizando el equipo, es un proceso complicado y requiere tiempo”. Sin embargo, le hice el tratamiento. Después de que se marcharon, reflexioné y me di cuenta de que fui yo la que cometió el error; me olvidé de él. Fue mi error y no debí haber actuado como si fuera suyo.

Al día siguiente, mientras lo trataba de nuevo, le agradecí la paciencia que tuvo conmigo el día anterior. Le dije que era un joven amable y tolerante. El hombre joven se sintió cómodo y me confesó que estaba valorando si debía cambiar su trabajo en el campo por uno en la ciudad. El traslado le costaría a su familia más de diez mil yuanes. Después de escuchar los detalles, le sugerí que, en lugar de ser una carga para sus padres, quizás podía trabajar más duro para avanzar en su profesión él mismo.

Se sintió aliviado. Lo que le dije era lo que él pensaba, pero le faltaba la confianza para tomar esa decisión. Después de hablar conmigo, supo que debía hacer.

Hablamos sobre la verdad detrás de la persecución a Dafa del PCCh. Renunció al PCCh y a sus organizaciones afiliadas. Cuando nos estábamos despidiendo, me dijo: “Eres muy amable, volveré a visitarte”.

En casa

Siempre tengo la última palabra en casa. Mi esposo no discutía conmigo directamente, pero a mis espaldas hacía cosas perjudiciales para la familia, concretamente con el juego. Tenía un ingreso pequeño pero estaba endeudado por su hábito al juego.

Comencé a despreciarlo por eso. Lo regañaba cada vez que llegaba tarde a casa, mis malos sentimientos hacia él se acumularon a lo largo de los años. Me di cuenta de que debía afrontar este problema.

Encontré apegos. El más serio fue que no miraba adentro cuando encontraba un problema. Encontré faltas en las otras personas y despreciaba a todos los que me hacían daño. Envié pensamientos rectos durante largo tiempo para eliminar el odio en mi dimensión.

Tardé medio año en corregir los rencores que tenía hacia la gente a mi alrededor. Me di cuenta de que esta gente me había estado ayudando en mi cultivación.

Me compadecí de mi esposo por la vida que estaba viviendo y envié pensamientos rectos para eliminar las interferencias en su entorno.

Mi esposo comenzó a cambiar. Paró de apostar y de salir a emborracharse por las noches. Una vez durante la cena, le pedí disculpas por hablarle con dureza en el pasado. Le dije: “¿Sería bueno si dejáramos de discutir desde ahora?”. Asintió con la cabeza.

Esa noche fregó los platos de la cena, haciendo un esfuerzo extra para limpiar el wok sucio. Pulió la estufa sin que se lo pidiera. Nunca pensé que una disculpa pudiera ser tan poderosa.

A la mañana siguiente, mi esposo se levantó a las cinco en punto. Después de fregar el suelo, sugirió ir al mercado ya que quería prepararme la cena.

En el pasado, mi esposo no hacia ninguna tarea de casa. Se tumbaba en el sofá y jugaba con el móvil. Se convirtió en una persona diferente.

También comencé a pedir y respetar la opinión de mi esposo al tomar decisiones familiares, lo animé que dijera lo que opinaba en lugar de estar pasivo como en el pasado. Me di cuenta de que solía ser egocéntrica.

Después que paré de mirar los defectos de los demás, empecé a reflexionar sobre mí y a mejorar en mi cultivación.

Todo lo que les sucede a los practicantes es para ayudarnos en nuestra cultivación. Es importante ver nuestros problemas desde diferentes ángulos, ya que sólo así podemos utilizarlos para mejorar en nuestra cultivación.