(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1996 y ahora tengo 45 años. Siguiendo los principios de "Verdad-Benevolencia-Tolerancia" y con la benevolente protección e iluminación del Maestro Li Hongzhi (el fundador), he llegado hasta hoy.

Me deprimí mucho cuando mi madre murió en un accidente de coche en julio de 1992. En 1996 un amigo me dio una copia de Zhuan Falun – el libro principal de las enseñanzas de Falun Dafa-. Los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia resonaron profundamente en mí y comencé a practicar. Salí de la depresión y comprendí cómo ser compasiva y tolerante con los demás.

El partido comunista chino (PCCh) comenzó a perseguir a Falun Dafa en julio de 1999 y muchos practicantes fueron cruelmente perseguidos. Simplemente por rehusarme a renunciar a mis creencias, fui condenada tres veces a campos de trabajo forzado. La tortura que sufrí fue indescriptible.

Mi padre fue testigo de mis cambios positivos. Cuando me arrestaban, él sabía que estaba siendo torturada. Mi padre estaba asustado y se sentía impotente. Su salud se deterioró y desarrolló diabetes y enfermedades del corazón.

En noviembre de 2013, tuvo un derrame cerebral y fue llevado al hospital. Aunque sobrevivió, estaba postrado en cama. Perdió su capacidad de hablar. No podía alimentarse solo ni comer normalmente, sino que dependía de ser alimentado a través de tubos gástricos para sobrevivir.

Con el declive de la moralidad en la sociedad actual, muchas personas no se preocupan por sus padres, ni quieren cuidar de ellos. Algunos los ignoran o incluso los maltratan.

Antes del derrame cerebral de mi padre, mi hermano y mi cuñada lo visitaban ocasionalmente, pero solo para pedirle dinero. Cuando se quedó postrado en cama me dijeron que no tenían tiempo para cuidarlo. Tuve que asumir esa responsabilidad.

Pensé en lo que dijo el Maestro:

“Si parece difícil de realizar y dicen que es difícil, entonces prueba un poco, a ver si realmente va o no va” (Novena Lección, Zhuan Falun).

Sentí que debía seguir el estándar del Fa y cuidar bien de mi padre. A pesar de que estaba postrado en cama y solo podía tomar líquidos, le preparaba cuidadosamente sus comidas. Siempre compraba comida nutritiva y de buena calidad, una mezcla de verduras, carne y fruta. Establecí un horario: cuándo alimentarlo, y cuándo darle agua y sus medicamentos. Posteriormente le daba la vuelta y lo bañaba con una esponja.

Todo parecía sencillo, pero tener que seguir la rutina diaria no era fácil. Uno podía perder fácilmente la paciencia. Sin embargo, el proceso de tener que hacer repetidamente las mismas cosas día tras día, ayudó a eliminar mi apego a quejarme y a evitar hacer cosas tediosas.

Cuando uno está postrado en cama, el esputo se puede acumular fácilmente; aprendí a chuparlo. Cada vez que le daba la vuelta, tenía que limpiarlo, cambiarle el pañal, chupar el esputo y lavar su escupidera. Tenía que chupar su esputo más de 20 veces al día.

Un año después, la situación de mi padre empeoró hasta el punto de que no podía defecar por sí mismo. Tuve que ayudarle poniéndome guantes. Después de unos años, me acostumbré a ello. A veces estaba agotada; esto era demasiado duro y no podía soportarlo más. Me relajé al recordar lo que dijo el Maestro: “Tomar las penalidades sufridas como gozo” (“Templando la mente y el corazón de uno”, Hong Yin).

Empecé a cuidar de mi padre yo sola hace más de seis años. Su tez era rosada, su peso era normal, y no tenía llagas en la cama. He cambiado su colchón tres veces, y su aspirador de esputo y la licuadora dos veces. Ha usado más de 2.000 tubos de succión. Le afeitaba la barba, le cortaba el pelo y le ponía el tubo gástrico yo misma. No era de extrañar que cuando íbamos al hospital, la gente me llamara "trabajadora asistente senior".

Mi familia, amigos, vecinos, colegas, médicos y enfermeras piensan que es un verdadero milagro que mi padre esté tan bien. Como paciente postrado en cama, desde el punto de vista médico, aunque se le cuide bien, debería haber vivido solo dos o tres años. Todo el mundo dice que le va tan bien gracias a mi gran cuidado integral.

Mi padre fue hospitalizado varias veces. Cuando lo hospitalizaron el año pasado, sus compañeros de cuarto notaron que me mantenía muy ocupada: en un momento lo estaba girando, al siguiente le daba de comer, le lavaba la cara o le cambiaba el pañal. Me elogiaron. Una persona dijo, "Es muy difícil encontrar a alguien como tú en estos días". Otros decían: "¡Qué hija tan maravillosa!". Mucha gente dijo: "Si no tuviera a alguien como tú para cuidarlo, no estaría vivo". Les dije que es porque practico Falun Dafa que puedo cuidar tan bien de él. Dije que nuestro Maestro nos enseñó a poner a los demás primero en todo lo que hacemos. No se lo esperaban, pero cambiaron su opinión sobre Falun Dafa.

El año pasado, mi padre estuvo hospitalizado durante casi seis meses, desde mediados de marzo hasta principios de julio. Yo había permanecido en el hospital durante 80 días. Al final tuvo una fiebre alta y ninguno de los medicamentos ayudó. El médico dijo que tenía septicemia. Desde el punto de vista médico, con el estado de salud de mi padre, no había cura.

Cuando nuestros parientes y amigos escucharon esto, pensaron que no sobreviviría esta vez. Yo sabía que solo Dafa y el Maestro podían ayudarlo. Una vez en casa de nuevo, su fiebre no cesaba. Empecé a reproducir grabaciones de las conferencias del Maestro para él todos los días. Sabía que solo el Maestro podía ayudarlo.

Después de nueve días y noches su fiebre bajó, y se recuperó. ¡El Maestro lo salvó! No hay palabras que puedan expresar mi gratitud por la gracia salvadora del Maestro. Por este incidente, mis parientes una vez más fueron testigos de lo asombroso que es Falun Dafa y de la inmensa compasión del Maestro.

Este año, el virus PCCh (también conocido como coronavirus) se ha propagado por todo el mundo. Le dije a mi familia y parientes que dijeran sinceramente, "¡Falun Dafa es bueno! Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno", y serían bendecidos. Debido a que ellos han sido testigos de la situación de mi padre, ellos sienten que Falun Dafa es milagroso, así que a menudo recitan las frases.

Espero sinceramente que todas las personas puedan ver a través de la naturaleza malvada del PCCh y renuncien rápidamente a sus membresías al partido y organizaciones afiliadas para que puedan tener un futuro brillante.

Falun Dafa y el poder de Verdad-Benevolencia-Tolerancia me han forjado como alguien que es fuerte, segura, tolerante y comprensiva con los demás. Realmente siento lo sagrado y maravilloso que es ser un practicante de Falun Dafa. ¡Gracias, Maestro! Continuaré cultivándome diligentemente para no decepcionar la gracia salvadora del Maestro.