(Minghui.org) Nací en una gran familia rural y soy la menor de 7 hijos. He estado débil y enferma desde joven.

Todos mis hermanos y hermanas me cuidaron, y así, no sufrí tanto cuando crecía. Después de casarme, mi marido fue amable y respetuoso y también me cuidó.

Sin embargo, nadie pudo aliviar mi dolor de las enfermedades hasta el invierno de 1997, cuando tuve la suerte de encontrar Dafa. Desde entonces, he estado libre de enfermedades.

Aprendí de Dafa que la enfermedad es causada por el yeli (karma). Desde entonces, siempre me he comportado según los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Me considero una practicante y sigo firmemente al Maestro en el camino de la cultivación para regresar a mi verdadero ser.

Durante años, los practicantes de nuestro grupo de estudio han cooperado de forma estrecha y permanente, distribuyendo folletos de aclaración de la verdad a las zonas remotas de nuestro condado.

Tratamos de no omitir ninguna aldea y hogar para llegar a la mayor cantidad posible con la verdad sobre Dafa, exponer las mentiras del partido comunista chino (PCCh) y salvar a la gente bondadosa -nuestro mayor deseo-.

En el proceso, hubo muchos desafíos. A veces nos regañaban e incluso nos denunciaban a la policía. A veces nos persiguió la policía. Sin embargo, con la protección del Maestro, todo salió bien. Muchas cosas milagrosas ocurrieron en el camino, lo que nos animó a seguir adelante.

Las luciérnagas iluminan nuestro camino

Una noche de otoño, otra practicante y yo formamos un equipo y distribuimos materiales de aclaración de la verdad en un pueblo. Aún quedaban algunos materiales después de que terminamos, y nuestro conductor no había venido a recogernos todavía, así que decidimos encontrar otra aldea para distribuir el resto de los materiales. Como no había luz, estaba muy oscuro y tuvimos que caminar muy despacio.

De repente, aparecieron unas pequeñas luciérnagas centelleantes y volaron delante de nosotras.

Ambas nos animamos: "El Maestro envió las luciérnagas para guiarnos a salvar a los seres conscientes". Seguimos las luciérnagas y llegamos rápidamente a un pueblo.

Las luciérnagas desaparecieron silenciosamente en el cielo nocturno, y con gratitud hacia el Maestro, distribuimos los materiales aclaratorios de la verdad uno por uno, mientras repetíamos en nuestra mente: "¡Todos los seres, acérquense! Es el Maestro de Dafa quien nos pidió que viniéramos a salvarlos. Es su única esperanza de ser salvados".

Miré hacia atrás sin querer y me sorprendí al ver los materiales que colgaban de la palanca de la puerta emitiendo un brillo púrpura. "¡Ah, todo está vivo!", pensé.

Aclarar la verdad en una aldea remota

Mientras me dedicaba a ayudar a salvar a los seres conscientes, he eliminado muchos miedos. He sido muy tímida desde niña, especialmente temiendo a los fantasmas.

Si una persona acababa de morir en una casa determinada, no me atrevería a pasar por la puerta, ya fuera de día o de noche. Después de practicar Dafa, cambié mucho, pero todavía albergaba algunos miedos.

Una noche, hace unos años, fuimos a un área remota lejos de la ciudad. Me mandaron a un pueblo muy pequeño, sola. Solo había una carretera principal sinuosa y unas pocas luces de calle tenues.

Comencé a distribuir materiales desde el extremo más alejado de la aldea y traté de no omitir ningún hogar. No había luces de la calle en ese extremo y tampoco había iluminación de la luna.

Las casas estaban dispuestas de forma desigual y algunas casas tenían hierba en el frente. De vez en cuando, los ratones salían corriendo de la hierba y eso me asustaba.

De repente un sonido de llanto vino de una casa en el este, seguido de una música triste. Luego vino un grupo de gente llorando, lo cual era muy espeluznante en una noche tan oscura.

Mi corazón latía rápido y la sangre subió a mi cabeza. En ese momento, un pensamiento irrumpió en mi mente: "¡Soy una discípula de Dafa! Tengo un Maestro que me protege. No tengo miedo".

Empecé a recitar el poema del Maestro:

"Un gran ser iluminado no teme a las penalidades
Su voluntad está formada de diamante
Sin apego a la vida ni a la muerte
Camina abierta y majestuosamente su sendero en la rectificación del Fa"
(Pensamientos rectos y acciones rectas, Hong Yin (II
)).

Seguí recitándolo. Poco a poco mi ritmo cardíaco se normalizó y no estaba tan asustada. Sabía que el Maestro me había quitado el miedo. Caminé ligeramente y distribuí los materiales de aclaración de la verdad.

Subconscientemente sentí una sombra oscura detrás de mí, y rápidamente caminé hacia el lugar donde había luces de la calle. Miré hacia atrás y vi a un hombre de unos 50 o 60 años que me seguía.

En ese momento, tenía 2 pensamientos luchando en mi mente, salir inmediatamente o enfrentarme a él para aclararle la verdad. Estaría a salvo si me fuera, pero algunas personas se perderían los materiales que aclaran la verdad.

Sabía que no podía irme así. El pensamiento recto prevaleció al final. Me volví para enfrentar al hombre y le dije amablemente: "Señor, aún no ha descansado". Inmediatamente me miró y me preguntó qué estaba haciendo.

Saqué un volante y se lo di con ambas manos: "Señor, estoy entregando la verdad de Falun Dafa y espero que usted y los demás en el pueblo puedan conocer la verdad y sean recompensados con la felicidad".

Después de escuchar la palabra "Falun Dafa", su cara se puso seria y dijo: "¿Cómo te atreves a distribuir esto? Las autoridades no lo permiten. ¡Está en contra del partido!".

Sabía que estaba profundamente envenenado por las mentiras del PCCh. Empecé a hablar de mis propias experiencias en la práctica de Falun Dafa y a hablar de cómo se ha difundido por todo el mundo.

También hablé de cómo el régimen de Jiang incriminó a Falun Dafa y conté historias sobre los seguidores de Jiang que sufrieron represalias. Gradualmente se volvió menos y menos violento e incluso dijo que leería los materiales después de regresar a casa.

Sabía que su bondad había salido a la luz y le pregunté: "Señor, ¿sabe usted si alguien vive en esas casas de allí? No quiero desperdiciar los folletos si nadie vive allí. Nos hemos esforzado mucho en ahorrar dinero para preparar estos folletos".

Dijo alegremente: "Adelante. Hay gente viviendo en esas casas". Luego se fue con los materiales en la mano.

Después de que yo distribuyera todos los materiales, otros practicantes regresaron. Juntos cantamos la canción de "Coming for You" escrita por un compañero practicante y volvimos a casa.

El Maestro nos protege del peligro

También hay desafíos y peligros en el camino de ayudar al Maestro a salvar a los seres conscientes. Una noche en el invierno de 2016, mi cuñada y yo nos unimos para distribuir folletos aclaratorios de la verdad en un pueblo.

El pueblo estaba relativamente limpio con luces en todas las calles. Distribuimos los materiales a lo largo de cada calle uno por uno.

Sin embargo, había muchos perros en el pueblo. Una vez que un perro empezaba a ladrar, otros perros también ladraban.

Cuando llegué a una casa cerca del patio de la aldea, de repente una fuerte luz me señaló y se oyó un rugido: "¡Alto ahí! ¿Qué estás haciendo?". Dos hombres de 50 años se precipitaron hacia mí. Me sorprendí y dije con una pequeña y temblorosa voz: "Estoy dando buenas noticias".

Un hombre tenía un folleto que acababa de distribuir. El otro gritó: "¿Qué hay en tu bolsa?". Sabía que era inevitable ahora. Me calmé y dije: "Son folletos de Falun Dafa".

Uno de los hombres abrió su celular y dijo que me denunciaría a la policía. Le aconsejé seriamente que no hiciera cosas malas. Inmediatamente se detuvo. Parecía como si estuviera congelado y no volvió a hablar.

Solo el otro, que parecía un funcionario del partido, seguía gritando. Mi cuñada escuchó el sonido y vino hacia nosotros. Le dije en mi mente: "Van a denunciarme a la policía. No vengas". Parecía que me había oído y se había dado la vuelta.

Sin embargo, volvió en seguida y preguntó qué estaba pasando. Ese hombre de aspecto oficial parecía emocionado y gritó: "¡Aquí hay otra!".

Le dije: "Es mi cuñada. Hemos venido a visitar a un pariente y también a entregarle folletos aclaratorios de la verdad para salvar a su pueblo".

Ese hombre parecía estar controlado por el mal y no nos escuchó en absoluto. Nos ordenó que recuperáramos todo el material que distribuimos y dijo que nos llevaría a la comisaría.

Me acerqué a él y le di una palmadita en el hombro: "Señor, ¿es usted el funcionario del partido de este pueblo? El Buda habla de una relación predestinada. Es el destino que nos encontremos esta noche. Debería visitar su casa la próxima vez".

Negó que fuera un funcionario. Se tranquilizó un poco y dijo: "Si no lo haces, te invitaré a mi casa como mi invitado".

Sabía que era una persona amable aunque estaba profundamente envenenado por las mentiras del PCCh. En ese momento, la gente que jugaba al póquer en una habitación escuchó el sonido y salió corriendo para ver qué pasaba.

Él les hizo señas para que regresaran y dijo: "Son los practicantes de Falun Dafa los que distribuyen los materiales", y la gente volvió a entrar.

Me decidí a salvarlo. Tomé un folleto que aclaraba la verdad y se lo entregué con ambas manos y dije: "Señor, por favor tome esto y léalo. ¡Es su esperanza de ser salvado!". Estrechó su mano para rechazarlo. De alguna manera, mis lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas.

Sollocé y le dije: "Me siento tan triste de que no pueda ser salvado".

Se puso nervioso y dijo: "¡No llores! No tienes nada que ver con mi vida o mi muerte". Empezó a apurarnos para salir: "¡Que tu gente venga a recogerte ya!".

Aún así intenté hablar con él. Mi cuñada sugirió que nos fuéramos.

Otra persona del pueblo también nos instó a irnos. Sabía que era por la protección del Maestro que escapábamos del peligro. También se debió a mi cuñada, que hizo caso omiso de su propia seguridad para ayudarme.

El Maestro vio que nuestro nivel de xinxing estaba a la altura y resolvió el peligro para nosotras. Le dije al Maestro en mi mente: "¡Gracias, Maestro!".

Nuestro equipo ha cooperado bien entre sí y unidos; nuestras huellas están en cada pueblo de los suburbios de nuestra ciudad. Salimos a aclarar la verdad, ya sea que llueva o haga viento, un verano caluroso o un invierno frío, en vacaciones, caminando ligeramente o desfalleciendo de cansancio.

Mientras la rectificación de Fa no haya terminado, seguiremos al Maestro y nunca dejaremos de ayudar al Maestro a salvar a los seres conscientes.