(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 2004. Antes, era un fumador empedernido, jugaba al mahjong en exceso y no me preocupaba por mi familia. Después de aquello, me convertí en una mejor persona.

Dejando de fumar y de apostar

Antes de empezar la cultivación, parecía que no dejaría de fumar ni por un momento. Frecuentemente, fumaba hasta cinco paquetes al día. Mis dientes incluso estaban manchados por la nicotina. Mi esposa una vez trató de ayudarme a reducir el consumo, quitándomelos y dándome un cigarrillo cada 15 minutos. No pude soportarlo y, rápidamente, se los quité. Cuando le dije a mis amigos que quería dejar de fumar, ellos no me creyeron.

También tenía adicción al juego. Cuando no trabajaba, perdía mi dinero jugando al mahjong. Siempre llegaba tarde al trabajo, a veces ni siquiera me presentaba o le pagaba a un compañero para que hiciera mi trabajo. Incluso le pedí a recursos humanos que me asignaran un trabajo manual para tener más tiempo libre para el mahjong.

En las nocheviejas chinas, siempre era el primero en llegar a la sala de mahjong después de la cena. A veces jugaba tres días seguidos y luego dormía un día entero. Hacía esto una y otra vez.

Uno de mis colegas venía a verme a menudo para aclararme la verdad sobre Falun Dafa. A veces se presentaba cuando yo estaba jugando al mahjong. Me irritaba aunque creyera todo lo que me decía. Podía observar cómo Dafa lo había cambiado. En una ocasión, protegí sus libros de Dafa y un retrato del Maestro Li, cuando la policía lo arrestó por ser practicante.

Empecé a sufrir una diarrea incesante. Me preocupaba que esto resultara en una enfermedad más seria. Leí el libro de Falun Dafa que mi colega me dejó y empecé a aprender los ejercicios. Cuando tomé por primera vez Zhuan Falun, el libro principal de Dafa, noté que mi deseo de fumar se esfumó. Incluso el olor del humo de cigarrillo que provenía de la casa de al lado me causó náuseas. Así que dejé de fumar por completo. Falun Dafa es maravilloso.

Luego dejé de apostar. Empecé a estudiar las enseñanzas de la Dafa y a hacer los ejercicios todos los días cuando acababa el trabajo. Comencé a hacer bien mi trabajo y me premiaron como el mejor empleado del año. También fui ascendido a un pequeño rol de liderazgo en el trabajo.

Mejorando mi relación con mis padres

Antes de empezar a cultivarme, no me agradaban mis padres y no hacía nada por cuidarlos.

Mi abuela me cuidó en el campo cuando era un niño. Mis padres me llevaron a casa cuando tuve que empezar a ir a la escuela primaria. Los niños de la ciudad se reían de mi acento y de mi ropa. Tenía dos hermanos. Siempre me pareció que me castigaban más y me daban menos de comer. Cuando me casé, mis padres no se ofrecieron a ayudarme, y mi odio aumentó. Un año, mi madre permaneció hospitalizada durante 40 días y no la visité ni una sola vez.

Pero, el Maestro me enseñó a ser compasivo con todos, incluyendo a mis propios padres. Así que intenté ponerme en su lugar y cuidarlos lo más posible. A medida que crecían, encontraban más dificultades para hacer las cosas por sí mismos. Les compré algunas cosas y les conté la verdad sobre Dafa mientras los ayudaba. De manera natural, me convertí en la persona de confianza.

Mi madre dijo: "Si alguna vez no podemos cuidarnos por nuestra cuenta, tú eres la persona con la que queremos quedarnos".

Mi matrimonio mejora

Durante mi primer matrimonio, pasaba los días apostando y peleándome con mi esposa. No pasaba  ningún tiempo con ella. Nos divorciamos y me volví a casar. Jugábamos juntos al punto que terminamos teniendo que vender nuestra casa por las deudas de juego. Nos peleábamos todo el tiempo y estábamos al borde del divorcio.

Cuando empecé a practicar, mi esposa también lo hizo. Nos mudamos a un nuevo departamento, lejos de aquellos que apostaban y nos cultivamos juntos. La dejaba y la recogía en su trabajo. Mirábamos dentro cuando teníamos un conflicto. Un día, cuando salí del trabajo, escuché a nuestros vecinos decir: "La pareja de al lado es la mejor. Nunca se pelean".

Dafa me hizo mejor persona. Sé que tengo que agradecerle al Maestro todo lo que tengo. El Maestro me salvó. Sin el Maestro, no sería quien soy hoy.