(Minghui.org) El partido comunista chino (PCCh) incluyó mi nombre en la lista negra cuando presenté una denuncia penal contra el ex jefe - Jiang Zemin - por ordenar la persecución a Falun Dafa. Después fui acosada varias veces en casa por agentes del PCCh. Me grabaron en video y amenazaron con saquear mi casa.

Mi marido trabajaba en las oficinas de administración del PCCh. Estaba asustado porque sabía que el PCCh era capaz de hacerme cualquier cosa. Entre la intimidación y mi marido, sentía mucha presión. Me daba pánico oír a la gente caminar por el pasillo o llamar a la puerta.

Estuve fuera de la ciudad en 2017 justo antes de que se celebrara el 19º congreso nacional del PCCh. Los agentes del PCCh vinieron a buscarme a casa, pero mi marido no les dejó entrar. No tenía conocimiento de esto cuando llamé a mi marido para contarle mis planes de volver a casa.

Mientras hablaba por teléfono, vi una sustancia negra, del tamaño de mi mano, flotando hacia mí. Entonces oí a mi marido con una voz nerviosa diciéndome que no volviera a casa. Dijo que ya vendría él a verme.

Un miedo inexplicable se apoderó de mí, estaba aterrorizada. Aunque era de día, me sentía inmersa en la oscuridad. Me calmé y me pregunté cómo podía tener tanto miedo mientras hablaba con mi marido por teléfono.

Mi esposo lo dejó todo y se apresuró a estar a mi lado. Me dijo que me mantuviera alejada de casa. Pude ver que estaba asustado.

Por su experiencia personal y su conocimiento del PCCh, mi marido aseguró que sería arrestada si volvía. Hice lo que pude para consolarlo, y aunque estaba preocupada, le dije que no se preocupara. "Tengo la protección del Maestro Li (el fundador)."

Mi marido empezó a discutir conmigo y me conmoví por nociones ordinarias. Vi la ira, el miedo y el agotamiento de mi marido, y mi corazón estaba lleno de miedo y remordimiento. Sin embargo, siguió discutiendo conmigo, incluso cuando intenté razonar con él. Solo se alteraba más.

¿Qué estaba pasando aquí? Reflexioné sobre mí misma y busqué mis propios problemas. Me di cuenta de que había estado tratando de resolver problemas con sentimientos e ideas ordinarias. Estaba equivocada. El problema al que me enfrentaba no era un asunto entre personas; era un asunto de cultivación. ¡Era un enfrentamiento entre la rectitud y la maldad!

Como cultivadora, debemos eliminar las interferencias y negar cualquier forma de persecución. Me desperté. Me di cuenta de que necesitaba usar la sabiduría y los pensamientos rectos para desintegrar la interferencia.

Al mismo tiempo, también encontré un fuerte apego a mi marido y al miedo. Vi que no había logrado creer al 100% en el Maestro y en Dafa. Estaba confundida sobre lo que debía hacer.

Luego pensé en las palabras del Maestro en Enseñando el Fa en el Fahui Internacional de Washington DC 2009:

"Por eso, una vez que esta benevolencia misericordiosa emerge, su fuerza no tiene igual, y desintegrará a todos los factores malignos."

"De hecho, la misericordia es una energía enorme, es la energía de los dioses rectos. Cuanta más misericordia haya, mayor se vuelve esta energía y más puede desintegrar todo lo que no es bueno."

Empecé a entender que necesitaba usar la "compasión" para resolver este problema. La "compasión" tiene una enorme energía, que puede disolver todos los factores erróneos. Este era el pensamiento recto que debía tener.

Por lo tanto, no me dejé llevar por el comportamiento de mi marido; dejé de lado mi sentimentalismo por él. Necesitaba hacerme responsable de él y encarnar la bondad. Con una voz calmada, le expliqué la verdad sobre Falun Dafa.

Mi marido, que había estado perdiendo los estribos, finalmente se calmó y recuperó su lucidez. Aceptó mis palabras, pero seguía preocupado. Temía que yo fuera perseguida y que nuestra familia fuera destruida.

Dijo que quería volver a casa conmigo, pero le contesté que se quedara en casa y descansara primero. Le volví a asegurar que estaba protegida, y que no habría problemas.

También dijo que yo no tenía suficiente experiencia y capacidad para tratar con esos acosadores. Le respondí que, al igual que él, eran personal administrativo del PCCh, y que estaban siendo utilizados por el PCCh. ¡Los iba a tratar con amabilidad!

Mi marido se dio cuenta de que no podía hacerme cambiar de opinión, así que me aconsejó: "Mantén la puerta cerrada, y comprueba siempre quién está detrás de la puerta antes de abrir. Si te arrestan, no digas nada porque cuanto más digas, peor será."

Prometí seguir su consejo. Mi corazón no se conmovió porque, en ese momento, no tenía ningún miedo.

Después de regresar a casa, los pensamientos de ser acosada o perseguida desaparecieron por completo. Solo la compasión llenó mi corazón. Cada día, estaba rodeada de una energía cálida y pacífica. Estaba feliz de hacer las tres cosas requeridas por el Maestro. ¡Me sentía realizada y segura!

Como resultado, no hubo acoso ni persecución. Sabía que era el Maestro quien me ayudó a resolver la tribulación. También fueron los pensamientos rectos que me dio Dafa los que me ayudaron a pasar ese período sin problemas.

Después, un practicante me preguntó por qué tenía que volver en ese momento. Dije que todavía había proyectos de Dafa que debían ser realizados. Además, esta era mi casa. Tengo el derecho y la libertad de volver a casa cuando quiera. No quería consentir el miedo, ¡Quería desintegrarlo!