(Minghui.org) Un hombre llamado Gu Cheng vivió en Jinling, en marzo de 1654, durante el reinado del segundo emperador de la Dinastía Qing. Su nuera era de apellido Qian.

Qian había regresado a la casa de sus padres, situada en un pueblo vecino para visitarlos cuando un brote de peste se esparció por el pueblo de su suegro Gu Cheng.

Los parientes cercanos, incluso, tenían miedo de pasar o visitar el pueblo, y desafortunadamente, Gu Cheng y su esposa se infectaron con la enfermedad. En una rápida sucesión, ocho miembros de la familia, incluidos varios yernos y nueras de la familia, también se infectaron. Se encontraban confinados a sus camas, jadeando de dolor dando su último aliento.

Después de enterarse que su suegra y otros familiares sufrían la peste, Qian se preparó rápidamente para regresar y ocuparse de ellos. Sus padres le suplicaron que se quedara con ellos para evitar la enfermedad mortal.

"Mi esposo se casó conmigo para cuidar de sus ancianos padres. ¿Cómo puedo ignorarlos ahora cuando sé que están gravemente enfermos? ¿Cuál es la diferencia entre un animal y yo si no lo hago? Tengo que volver y cuidarlos. Incluso si muero, no habrá nada que lamentar", expresó. Se apresuró a volver a la casa de la familia de su esposo.

Cuando llegó a la casa de Gu Cheng, escuchó una voz que decía: "Seres divinos están protegiendo a esta mujer virtuosa. Escondámonos, rápido".

Todos los miembros de la familia de Gu Cheng se recuperaron poco tiempo después.