(Minghui.org) El Jerusalem Post informó el 13 de diciembre de 2020 que 921 legisladores actuales y anteriores de 35 países firmaron una declaración conjunta el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, condenando la persecución del partido comunista chino a Falun Dafa.

El informe del Jerusalem Post, titulado “Más de 900 legisladores protestan por la persecución que sufre Falun Dafa en China”, dice que es “la primera vez que un grupo tan amplio de líderes mundiales se unen para pedir el fin de la persecución religiosa a Falun Dafa”.

Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una practica espiritual de mente y cuerpo basada en los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Desde que fue presentada al público en 1992, innumerables personas se sintieron atraídas por sus profundos principios y beneficios para la salud. Temiendo su creciente popularidad, la china comunista lanzó una campaña de persecución a nivel nacional contra esta práctica hace 21 años.

Según la declaración conjunta, “Desde julio de 1999 millones de practicantes de Falun Dafa en China han sido arrestados y encarcelados arbitrariamente sin el debido proceso y muchos han sido torturados e incluso asesinados”.

Bob Menendez, un senador israelí de Nueva Jersey, también firmó la declaración. Otros políticos israelíes que han firmado la declaración son el exdiputado y ministro israelí Moshe Feiglin, el exdiputado y vicepresidente del Knesset israelí Yehudah Glick, y otros.

Ann-Sofie Alm, miembro del Parlamento sueco, fue citada por el Jerusalem Post indicando que la persecución a Falun Dafa en China es “uno de los peores crímenes contra los derechos humanos que el mundo haya visto”. Algunos observadores internacionales y autoridades judiciales lo han descrito como un genocidio”.

Levi Browde, Director Ejecutivo del Centro de Información de Falun Dafa, dijo al Jerusalem Post que “Juntos (los firmantes) envían un claro mensaje de solidaridad a los que sufren en China y un rechazo inequívoco a la campaña del régimen chino para acabar con una fe pacífica practicada por decenas de millones de personas en China, y en todo el mundo”.