(Minghui.org) Cuando detienen a los compañeros practicantes o estos sufren de yeli (karma) de enfermedad, tomamos diferentes enfoques para ayudarlos. Enviamos pensamientos rectos, miramos hacia adentro, señalamos sus problemas, estudiamos el Fa, hacemos los ejercicios con ellos e incluso los ayudamos en su vida cotidiana. Sin embargo, cuando ayudamos a otros practicantes, deberíamos tener claro algunos aspectos.

Eliminar la mentalidad de "estoy aquí para ayudarte"

Muchos de nosotros ayudamos con mucha decisión a  los compañeros que sufren karma de enfermedad: "Estoy aquí para ayudarte". Pero esto implica alejarnos de la situación en lugar de tratar de ayudar a los compañeros, lo cual es parte de nuestra propia cultivación.

Algunos practicantes simple y obcecadamente piden a los que están en tribulaciones que miren hacia adentro, o les señalan que tal o cual apego los llevó a tal tribulación. Si muchos de los practicantes que lo ayudan mantienen este tipo de pensamiento, esto meterá mucha presión al practicante que sufre la tribulación. Este campo invisible asfixia al practicante y hace que la tribulación le sea aún más difícil de superar. Al final, el practicante acabará por decirle a todos que no vuelvan.

Debemos pensar en nuestra cultivación cuando ayudamos a otros practicantes que sufren yeli de enfermedad. No podemos pedirles obcecadamente a los compañeros de práctica que miren hacia adentro, cuando nosotros no lo estamos haciendo. Esta supuesta ayuda no tiene ningún efecto positivo.

El Maestro nos dijo:

"Si pueden examinarse a ustedes mismos en cada asunto que encuentran, diría entonces que ustedes son realmente excepcionales, y nada podrá bloquearlos en su camino hacia la perfección. Pero cuando nos encontramos con problemas, solemos buscar culpas en el exterior. '¿Por qué me estás tratando de esta manera?' –aún sentimos que hemos sido tratados injustamente, en lugar de examinarnos nosotros mismos. Éste es el mayor obstáculo y un obstáculo fatal para todos los seres conscientes" (Exponiendo el Fa en el Fahui de Singapur).

Primero debemos mirar hacia adentro y después ayudar a los compañeros a entender mejor los principios del Fa. Solo los pensamientos que se emiten de esta manera son pensamientos rectos y resultan verdaderamente útiles para los compañeros de práctica.

Ayudar a los compañeros de práctica es cultivarse

Todo lo que encontramos en el curso de nuestra cultivación está relacionado con nuestra propia cultivación. Por lo tanto, en ningún momento debemos considerar que estamos fuera de la situación. Incluso si un practicante se encuentra ilusionado por una enfermedad terminal, no debemos pensar que el practicante es alguien diferente a nosotros, sino más bien tratar al practicante igual como si nos estuviéramos tratando a nosotros mismos. En primer lugar debemos eliminar la idea del yeli de enfermedad terminal de nuestra propia mente, luego estudiar el Fa, hacer los ejercicios, enviar pensamientos rectos con el practicante e incluso dar un paso adelante para aclarar la verdad y salvar a los seres conscientes. En este proceso, constantemente debemos rectificarnos y encontrar nuestros defectos. Solo cuando nos cultivamos bien y rectificamos nuestros propios campos podemos ser de verdadera ayuda para nuestros compañeros de práctica.

Muchos practicantes tienden a usar las palabras del Maestro para juzgar a sus compañeros y pedirles que miren hacia adentro durante los intercambios de experiencias o mientras ayudan a los que sufren el yeli de la enfermedad. El Fa es, por supuesto, lo más recto, y no es malo que los compañeros miren hacia adentro. ¿Pero por qué esto no puede producir buenos resultados? Porque nuestra compasión no es suficiente y la energía que emitimos no es lo suficientemente pura. Si lo que los compañeros de práctica reciben son nuestros propios apegos y sustancias malas, se sentirán incómodos.

Incluso si vemos los defectos de los compañeros de práctica, deberíamos recordárselos con amabilidad en lugar de culparlos por una u otra cosa. Esto, sin duda, resultará más efectivo. Si nuestro campo de energía es puro, el practicante saldrá gradualmente de la ilusión del karma de enfermedad.

El tono de la voz, la bondad y el razonamiento son todos importantes.

El Maestro nos enseñó:

"Lo que les he enseñado no es sólo Dafa. Les he dejado también mi comportamiento. Mientras trabajas, el tono de tu voz, tu bondad y tu razonamiento puede transformar el corazón de una persona, ¡mientras que una orden nunca podrá hacerlo!" (Conciencia lúcida, Escrituras esenciales para mayor avance).

Cuando leí lo anterior, me pregunté por qué el Maestro emplazó "tono de voz" y "bondad" antes del "razonamiento". Más tarde, empecé a entender que solo cuando nuestro tono y bondad son puros y misericordiosos el campo que emitimos es el más recto. Pero, si nuestro tono no es bueno, aunque el razonamiento sea correcto, aunque usamos las palabras originales del Maestro para juzgar a los compañeros de práctica, no lograremos buenos resultados necesariamente.

Cuando ayudamos a los compañeros de práctica, nuestra intención debe ser completamente buena. Debemos mirar hacia dentro para averiguar por qué les hacemos sentir incómodos o estresados.

El Maestro nos explicó:

"Frecuentemente, digo que si uno actúa completamente por el bien de otros sin el más leve propósito o entendimiento personal, lo que uno dice hará que los oyentes se conmuevan a derramar lágrimas" (Conciencia lúcida, Escrituras esenciales para mayor avance).

Pensemos en qué tipo de mentalidad tenemos cuando ayudamos a los compañeros de práctica. ¿Podrán nuestras palabras hacer que nuestros compañeros derramen lágrimas?

De hecho, cuando incomodamos a un compañero, estamos protegiéndonos a nosotros mismos. Las viejas fuerzas solo quieren cambiar a los demás, pero no a sí mismas. En ese momento, ¿no es nuestro pensamiento similar al de las viejas fuerzas? Si no nos cambiamos a nosotros sino que solo queremos cambiar a los compañeros, las viejas fuerzas pensarán que nos hemos conformado a su forma de pensamiento, nos manipularán y crearán brechas entre los practicantes, interfiriendo así con lo que hay que hacer.

De hecho, mientras no olvidemos el arma mágica de "mirar hacia dentro" que el Maestro nos ha entregado y armonicemos con tranquilidad los defectos de los compañeros practicantes, no habrá ningún resquicio que el mal pueda aprovechar.

Cualquier cosa que nos encontremos no es más que nuestra propia materia y no se puede separar de nuestra propia cultivación. Nuestro primer pensamiento debe ser mirar hacia adentro. Entonces todos los problemas se resolverán fácilmente.