(Minghui.org) Cuando operaba una grúa de carga en mi trabajo, siempre quería ser más rápido que mis compañeros para recibir sus elogios. La mayoría saben que practico Falun Dafa, por lo que quería que vieran que quien practica es sobresaliente. Así que, cuando había dos grúas operando al mismo tiempo, era mi oportunidad para competir con mis colegas. A veces, para lograr un buen desempeño, recitaba el Fa o enviaba pensamientos rectos antes de realizar mi tarea. Siempre temía quedar de último lugar y esperaba que otros cometieran errores.

Recuerdo que en una oportunidad, un compañero y yo debíamos llenar diez contenedores. En ese instante tuve un pensamiento: “¡Le enseñaré que los practicantes de Dafa somos capaces!”. Al terminar, analizé mi desempeño como si fuese el resultado de una batalla: había cargado seis carros y medio. No solo hice mi parte, sino que además logré cargar un carro extra en lugar de mi compañero. Me sentí con el pecho hinchado, orgulloso, superior. Me sentí liviano y como si saliera flotando de mi grúa. ¡Era un ganador!

A veces de forma imprudente decía, “Soy rápido para que puedas tomar más tiempo de descanso”. Lo decía para que me considerasen como alguien cordial.

Otra ocasión, siempre cargando contenedores con otro compañero, tuve el pensamiento que como discípulo de Dafa no podía perder contra él: “Será vergonzoso bajarme de la grúa si él gana”. Después de ese pensamiento, mi estado mental se volvió muy tenso, como listo para entrar en batalla. Por alguna razón, mi grúa dejó de funcionar adecuadamente. Mi compañero terminó su trabajo antes que yo por un par de minutos. No pude evitar sentir una gran humillación.

En ese instante, una línea del Fa del Maestro se reflejó en mi mente: “Ustedes están validando el Fa, no están validándose a sí mismos” (Exponiendo el Fa en la conferencia de estudiantes de la región Asia-Pacífico).

Siempre pensé que estaba validando a Dafa, pero en verdad solo buscaba validarme a mí mismo. Siendo más específico, usaba a Dafa para satisfacer mi apego a la fama. Competir con otros era la clara muestra de mi mentalidad competitiva. El querer demostrar mi habilidad todo el tiempo en frente de mis compañeros puso a la luz mi mentalidad de fanfarronería. La excitación al ganar cada competencia mostró mi apego a la exultación. Para agregar, al sentirme deprimido cuando otros hacían un mejor trabajo que yo, expuso mi envidia. Al ponerme a prueba, tenía un grave apego a la fama. Con este nuevo entendimiento, me sentí profundamente avergonzado.

Resultó que no tenía Shan

Una noche de camino a casa, una camioneta pasó manejando y siguió de largo. No había luces de la calle. De repente escuché un “bump” de algo que caía de la camioneta. El conductor ni se inmutó y siguió su camino sin notarlo.

Me acerqué con mi bicicleta y noté que era una máquina de soldar de alto calibre. Daba la impresión de que valdría más de mil yuanes. Me encontraba solo y el conductor ya no regresó. Decidí mover la máquina a la acera y la puse junto a la pared, hasta esperar que apareciese el dueño. Esperé 10 minutos sin ningún resultado, y asumí que no vendrían por ella.

Le pedí al Maestro su ayuda para que puedan venir a buscarla, tenía en claro que les podría aclarar la verdad sobre la persecución. Mientras pensaba en eso, un familiar mío pasaba por ahí y me preguntó qué pasaba. Le mencioné sobre la máquina, y él me sugirió ponerla en su carro. Me negué.

De repente, una señora se nos acercó preguntando con mucha ansiedad: “¿Han visto una máquina de soldar por este lugar?”. Mi familiar mantuvo su boca cerrada. Pero yo le dije: “No se preocupe, aquí la tengo”. Se le notó mucho alivio de inmediato y pasó a hacer una llamada, notificando que la encontraron. Después de eso, el conductor apareció. Ellos eran un matrimonio.

Insistían de darme a cambio cien yuanes e invitarme a cenar. Yo les comenté: “No puedo recibir su dinero. Si fuera avaro, no les hubiera regresado la máquina”. Aproveché para decirles que esto era una relación predestinada, les expliqué lo maravilloso que es Falun Dafa y la importancia de renunciar al partido comunista chino (PPCh) y a sus organizaciones afiliadas. Ellos me agradecieron desde el fondo de su corazón. Presioné mis palmas enfrente a mi pecho en señal de heshi y les dije: “Si quieren agradecerle a alguien, que sea a mi Maestro porque el me enseñó a ser de esta manera”. El conductor imitó mi posición en hacer heshi y me agradeció.

En la superficie, todo se veía como una algo excepcional. Regresando la máquina a su dueño, y encima ayudándolos a renunciar al PCCh. Ahora que lo pienso, puedo decir que mi mentalidad en ese momento no era correcta. Cuando al conductor se le cayó la herramienta, carecí de empatía, no tuve ninguna consideración con ellos ni al problema que se iban a encontrar. En vez de eso, mi pensamiento fue “¡Genial! Tengo una oportunidad para salvar gente”. Desde aquella vez siempre se me ocurría al salir: “¿No sería grandioso encontrar cosas que la gente ha perdido? Sería una oportunidad perfecta para salvarlos. Encima no tendría que preocuparme a que pierdan el interés y se vayan antes que termine de contarles sobre la persecución. ¿No sería esto matar dos pájaros de un tiro?”. Al analizar este pensamiento, estaba contando con que otros perdieran sus cosas para que así pudiera salvarlos sin problemas. ¿No era obvio mi egoísmo?

Tras esos incidentes, me di cuenta de que usaba a Dafa para salvaguardar mi prestigio y obtener fama. Clarificaba la verdad para tildar un casillero, como si estuviera llenado una lista de tareas a realizar. La cultivación es algo serio, y es mucho más que solo hacer las cosas de forma automática. Viendo mi actitud anterior, puedo decir que actuaba como un tonto. Aunque validaba el Fa y decía la verdad, no me cultivaba genuinamente, y mi xinxing no se elevaba.

De ahora en adelante, me he propuesto a cultivarme con mayor diligencia y actuar acorde a los requisitos de Dafa.