(Minghui.org) Un practicante de Falun Dafa del distrito de Hangu en Tianjin fue torturado en la primera prisión de Tianjin (también conocida como prisión de liyuantou) de 2002 a 2005. Durante ese tiempo, el Sr. Bai Shuangcheng también fue testigo de cómo otros practicantes que se negaban a renunciar a su fe eran torturados. Falun Dafa es un sistema de cultivación que te ayuda a mejorar tanto la mente como el cuerpo perseguido en China desde 1999. A continuación se cuenta el relato del Sr. Bai sobre cómo fue perseguido y las torturas que sufrieron los practicantes en la prisión.

Comencé a trabajar en la planta química de Tianjin en 1984. Veinte años después, en 2004, me despidieron porque me negué a renunciar a Falun Dafa después de que se iniciara su persecución en 1999.

Un día, el 16 de agosto de 2002, estaba repartiendo volantes con información sobre la persecución. Alguien que creyó la propaganda del régimen chino difamando a Falun Dafa me denunció a la policía. Me arrestaron y me llevaron al centro de detención de Hangu al día siguiente.

En el centro de detención, otro practicante, el Sr. Wang Zengcheng, intentó hacer los ejercicios de Falun Dafa para mantenerse sano. El subjefe en ese momento le puso unos grilletes que pesaban 22 kg (48 libras) y esposas especiales, de junio a agosto de 2002.

Ilustración de la tortura: Esposado y encadenado.

Las esposas especiales estaban formadas por dos anillos de acero unidos entre sí sin separación. Las esposas comunes tienen una cadena de cinco pulgadas entre los dos anillos, el tipo especial no tenía ninguna. Las muñecas del Sr. Wang estaban tan juntas que no las podía mover. Según las normas del centro de detención, el tiempo máximo que un detenido puede permanecer esposado con las esposas especiales es de seis horas. El Sr. Wang fue esposado por detrás de su espalda con las esposas especiales por más de 30 días. No pudo hacer nada durante ese tiempo. Incluso necesitó ayuda para usar el baño. El Sr. Wang fue trasladado más tarde al campo de trabajos forzados de Tianjin, donde murió torturado en 2003.

Después de haber sido juzgado ilegalmente, fui sentenciado a prisión y enviado a la primera prisión de Tianjin. Esta fue diseñada para albergar delincuentes. Los practicantes de Falun Dafa que fueron acusados en su mayoría de "participar en organizaciones de culto para obstruir la aplicación de las leyes" también fueron detenidos allí. Cada practicante fue monitoreado por varios delincuentes durante las 24 horas del día. Los practicantes fueron forzados a realizar trabajos intensos y se les prohibió hablar entre ellos. Tenían un acceso muy limitado al agua y al uso del inodoro. Todas las mañanas tenían que ver videos que difamaban a Falun Dafa. Todas las noches tenían que ver un programa de lavado de cerebro de la televisión del partido CCTV (por sus iniciales en inglés) y escribir declaraciones que garantizaban que abandonarían su práctica. Cada semana se veían obligados a escribir un llamado "informe de pensamiento" para demostrar que habían renunciado a sus creencias.

Los practicantes fueron torturados de manera que no dejaron heridas visibles, para que sus familias no vieran ninguna evidencia de abuso cuando los visitaban. Por ejemplo, a algunos practicantes se les obligó a permanecer quietos desde las 7:00 a. m. hasta la noche. Después, sus rodillas estaban tan rígidas que no las podían flexionar para caminar y tenían que hacer movimientos como si patinaran para avanzar. Un practicante fue forzado a permanecer de pie de esta manera por más de 40 días y sufrió tremendas lesiones físicas.

Ilustración de la tortura: Sentado en un taburete diminuto.

Otra forma común de tortura era obligar a los practicantes a sentarse en un banco diminuto durante largas horas todos los días. El asiento era de aproximadamente 5 x 10 cm y 5 cm de alto (2 por 4 pulgadas, y de 2 pulgadas de alto). Después de sentarse en las nalgas durante mucho tiempo, los glúteos de los practicantes desarrollaban llagas abiertas. Las llagas nunca sanarían a menos que la tortura cesara.

En la prisión había empleados de la fiscalía. Su trabajo consistía en investigar si las autoridades penitenciarias estaban violando los derechos de los presos o maltratándolos. Debido a la persecución, nunca se llevaron a cabo tales investigaciones.

Después de salir de la prisión en 2005, los agentes de la policía local y los miembros del comité residencial a menudo me acosaban en casa. Incluso acosaron a mis familiares en el trabajo, lo cual fue muy estresante.