(Minghui.org) El Sr. Yi Tiezheng, de 57 años, sufrió daños en su visión mientras cumplía una condena de tres años en prisión por no renunciar a su fe en Falun Dafa, una disciplina espiritual perseguida por el partido comunista chino (PCCh) desde 1999.

Dos años después de haber sido liberado de la prisión en enero de 2017, su visión aún no se ha recuperado.

A continuación se presenta su propia versión del encarcelamiento.

Detención arbitraria

Mi nombre es Yi Tiezheng. Fui chofer de la Compañía de Suministro de Agua del Yacimiento Petrolífero en Panjin, Liaonig. Comencé a practicar Falun Dafa en 1998.

Iba de camino al trabajo en la mañana del 24 de enero de 2014 cuando fui arrestado por cuatro agentes vestidos de civil de la división de seguridad doméstica de la ciudad de Panjin. Me llevaron a mi casa y con varios oficiales de la estación de policía de Xinglong la saquearon. Confiscaron una computadora, materiales relacionados con Falun Dafa y decenas de miles de yuanes en efectivo.

Me trasladaron al departamento de policía de Panjin y me interrogaron hasta las 6 de la tarde. La policía me llevó al hospital para un examen físico antes de llevarme al centro de detención de Panjin.

El centro de detención me aceptó a pesar de mi presión arterial alta. Estuve detenido allí durante dos años y medio antes de ser transferido a la prisión.

Durante ese período, me presenté en el tribunal del distrito de Xinglongtai tres veces, el 5 de diciembre de 2014, el 13 de febrero y el 30 de octubre de 2015.

Determinaron tres años de prisión en la última audiencia. Apelé la sentencia ante el tribunal intermedio de Panjin, que falló el 13 de mayo de 2016 para confirmar el veredicto.

Torturas físicas en la prisión

Me llevaron a la prisión de la ciudad de Jinzhou el 11 de julio de 2016 y luego me trasladaron a la prisión de Kangjiashan en la ciudad de Shenyang un mes después, el 19 de agosto. Me asignaron al pabellón 4.

Después del almuerzo del primer día, cuatro reclusos me llevaron a un baño, donde no se instalaron cámaras de vigilancia. Me obligaron a sentarme en un pequeño taburete de plástico con la cara hacia la pared y luego trataron de separar mis piernas para que mi cuerpo se inclinara hacia la pared y eventualmente la tocara.

Cuando el intento falló debido a la posición incómoda, me golpearon con mi cinturón y me dieron patadas en la espalda, cuello y cabeza. También me golpearon las costillas con un palo de madera afilado. Me echaron agua fría de la cabeza para abajo.

La tortura continuó hasta las 6 de la tarde. Mi cuerpo estaba cubierto de sangre. Para encubrir sus crímenes, los presos trajeron ropa limpia y me dijeron que me la pusiera. Tenía tanto dolor que ni siquiera podía pararme, así que no me obligaron a cambiarme de ropa.

Entonces entró el jefe de la sala Qi Gang, que instigó a los reclusos a torturarme. Me dio una patada en la cabeza para ver si realmente no podía levantarme.

Al verme desmayado en el suelo, hizo que alguien me midiera la presión arterial, que había caído casi a cero. Inmediatamente me envió al hospital para que me pusieran oxígeno y una transfusión.

Me llevaron de vuelta a la prisión alrededor de las 8 de la tarde, donde continuaron torturándome. A los cuatro presos que me golpearon antes se les asignó volver a vigilarme. Me obligaron a sentarme en un taburete pequeño sin moverme y luego me pincharon las puntas de los dedos y la cabeza con palillos de dientes. Un preso incluso me puso una bolsa de plástico en la cabeza y me echó humo en la cara.

Mis nalgas se me lastimaron por las largas horas que pasé sentado. Los internos también aplicaron sal en las heridas para agravar el dolor.

Más tarde, los guardias me electrocutaron frecuentemente con picanas eléctricas. Me declaré en huelga de hambre para protestar por la tortura y me alimentaron a la fuerza.

Por los frecuentes golpes, perdí la mayor parte de la visión de mi ojo derecho, que no se ha recuperado hasta el día de hoy.

Acoso después de ser liberado

Después de ser liberado el 23 de enero de 2017, mi empleador me despidió, dejándome en una situación financiera desesperada.

Oficiales de la comisaría de policía de Xinglong me acosaron en casa durante el 19.º congreso nacional del PCCh en 2018. Revisaron mi casa y grabaron mi foto del Maestro Li, el Fundador de Falun Dafa. Me amenazaron con monitorearme durante otros cinco años.

Responsables de la persecución:

Wang Fong (王峰): juez, corte de Xinglongtai: +86-427-2907707.

Qi Gong (荠刚): jefe, Nro. 4, prisión de Kangjiashan: +86-024-89551603.

Zhang Hanzhi (张汉志): guardia en la prisión de Kangjiashan: +86-024-89551603.

Ma Sin (马鑫): fiscal, del tribunal intermedio de Panjin: +86-427-2825091.