(Minghui.org) Tengo un familiar que también es un compañero practicante de Falun Dafa. Vive en una ciudad cercana. En 2015 su esposa me avisó que acababa de ser arrestado.

Aunque nuestro negocio tenía mucha actividad en ese momento, le pedí a mi esposa que se ocupara del negocio y luego tomé un autobús para llegar a su ciudad a la medianoche. Vi que su esposa estaba muy alterada y le sugerí que fuéramos al departamento de policía para solicitar la liberación de su esposo. Le recordé que esta situación era una oportunidad para que nos cultiváramos y también para aclarar la verdad a otras personas.

Al día siguiente, fuimos a la comisaría a buscar a su esposo. Cuando llegamos, no nos dieron ninguna información, por lo que aclaramos la verdad a los oficiales de policía y otras personas presentes en el departamento de policía. Finalmente, nos dijeron que su esposo había sido llevado al centro de detención. Más tarde tomamos algo de ropa y otros artículos necesarios, y fuimos al centro de detención. Les aclaramos la verdad a los guardias, y aceptaron pasar la ropa a su esposo.

Tras hacer eso, fuimos al departamento de policía todos los días para aclarar la verdad. Un día, nos encontramos con un oficial de policía que había participado en el arresto de su esposo. Mi familiar le explicó los hechos de Dafa, con mucho enojo. El oficial dijo: "Ahora estamos a punto de arrestarte. ¿Cómo te atreves a venir aquí?". Mi familiar dejó de escuchar y se fue rápidamente.

Tras regresar a casa, compartimos nuestras experiencias con ese oficial de policía y nos recordamos mutuamente, que no debemos aclarar la verdad con mente de odio, pelea o resentimiento. Después, también encontramos nuestros apegos al miedo y a la envidia. Al rectificar nuestra mente, nuestro estado mejoró cada vez más en el proceso de rescatar a nuestro compañero practicante.

Aclarando los hechos con la cooperación de los practicantes

Acompañados por algunos practicantes, fuimos al departamento de policía otro día para aclarar la verdad. Con la ayuda del Maestro Li, finalmente fuimos recibidos como familiares del practicante detenido por el director de esa sección. Otros practicantes estaban afuera enviando pensamientos rectos.

El director nos llevó a una gran sala llena de cámaras. Nos dijo que cualquier cosa que dijéramos sería escuchada por personas en todos los departamentos del gobierno local. Tal vez nos estaba haciendo saber que seríamos monitoreados y grabados y que deberíamos tener cuidado con lo que decíamos, pero pensé que tal vez fue arreglado para que nuestra aclaración de la verdad pudiera ser escuchada por más personas.

El director de policía pensó que yo parecía culto y me preguntó: "¿Por qué practicas Falun Dafa también?". Le dije que muchos especialistas y profesores reconocidos, también practicaban Falun Dafa, porque la práctica mejora la salud física y mental, como también la moralidad social. Luego expliqué a fondo la verdad sobre la autoinmolación escenificada en la Plaza Tiananmen y la persecución.

Mientras hablaba, otro practicante intervino varias veces con argumentos infundados. Me sentí descontento por eso, pero inmediatamente encontré mi propio apego a la competencia. Me di cuenta de que solo colaborando bien entre nosotros podemos aclarar bien la verdad. Después de rectificar mi corazón, el practicante dijo: "Déjame enviar pensamientos rectos por ti". Continué aclarando la verdad, y el resultado fue muy bueno.

Eliminando mi miedo

El mayor apego que eliminé durante este proceso de rescate fue el apego al miedo. Durante mi estadía en la ciudad del practicante arrestado, también colocamos muchas pancartas y adhesivos sobre Dafa. Al principio, tenía miedo porque los vehículos y los peatones a menudo pasaban cuando los estábamos colocando en la calle.

Cuanto más temía, más vehículos y personas pasaban por nuestro lado. Cuando envié pensamientos rectos para eliminar mi apego al miedo, gradualmente fui sintiéndome sin miedo y con más energía.

Cuando estaba colocando adhesivos en un gran poste de metal en un cruce de calles, de repente vi una cámara de vigilancia a solo un metro por encima de mi cabeza. No tenía miedo e inmediatamente envié pensamientos rectos confiando en que nada nos dañaría. Días después, cuando pasé por ese lugar, vi que algunas de las pancartas y adhesivos aún estaban intactos.