(Minghui.org) Hace cuatro años que practico Falun Dafa y me cultivo en solitario, ya que no pude encontrar ningún grupo de estudio. Por lo tanto, tampoco puedo compartir con otros practicantes. Un día mi nieto tenía fiebre y tosía, mi esposo y yo decidimos llevarlo al médico para que lo viera. Más tarde, mientras esperábamos los medicamentos del niño, fui a hacer algunas compras en un mercado cercano.

Eran las diez de la mañana y el mercado estaba lleno. De repente, pude ver a una mujer anciana tumbada en la entrada. No se movía. La gente pasaba por su lado, pero nadie parecía estar interesado en echarle una mano.

Aparentaba más de 90 años. Sin otro pensamiento más que salvarla corrí rápidamente a ayudarla para que se incorporara. Al ver su tez sonrojada, imaginé que había sufrido una subida de tensión sanguínea y se había desmayado.

Pensé: "Si nadie viene a echarle una mano, lo más probable es que no pueda volverse a levantar". Le pregunté: “Tía , ¿qué le pasa?“.

Rápidamente saqué un bolígrafo y un papel y escribí: “Falun Dafa es bueno” y ”Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”. Le susurré en el oído: “Tía ¿puede leer esto? ¡Créame, estas palabras pueden salvarla! Mi madre tiene más de 90 años, lo ha estado recitando durante 18 años y se encuentra muy bien!”.

Aunque ella estaba un poco confundida, se las arregló para escuchar lo que le dije y leer en silencio las palabras. Pronto se volvió clara y despierta.

Le pregunté: “Tía, por su edad puede pertenecer al cuadro de la tercera edad. ¿Puedo preguntarle si también es  miembro del partido comunista chino (PCCh)?”.

Reconoció que lo era.

La animé a renunciar al PCCh para evitar que se viera implicada en sus crímenes. Aceptó rápidamente.

Me ofrecí llevarla a casa. Dijo: “Gracias, se lo agradezco mucho, ¿pero sabe qué? Mi hermana está haciendo las compras en este mercado. Me pregunto por qué no ha salido, entró hace mucho tiempo. Volveré a casa con ella cuando salga”.

Cuando los transeúntes vieron que estábamos hablando y que ella parecía haberse recobrado, todos se alegraron.

La mujer comentó: “Realmente agradezco lo que ha hecho por mí. He vivido  durante tantos años, pero solo ahora encontré a una buena persona como usted".

Le respondí: ”Por favor no me agradezca, esto es lo que se supone que debo hacer. Soy una practicante de Falun Dafa y nuestro Maestro nos pide que nos comportemos siempre según el estándar de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Pero si aún así quieres agradecérmelo, por favor, agradéceselo a mi Maestro. Él fue quién la salvó, no yo”.

Cuando llegué a casa, todavía sonreía. Mi hijo me vio y me preguntó: “Mamá, hoy estás de buen humor, ¿verdad?. Dime ¿qué ha pasado?”. Compartí con él el incidente del mercado.

Después de escuchar la historia, se quedó anonadado. Dijo: “¡Mamá eres valiente! ¿No tenías miedo que acabara chantajeándote?

“No, en absoluto. Salvar a la gente es una cuestión sagrada y los dioses saben lo que estaba haciendo. Por eso, no dejarían que me ocurriera nada malo. Hijo, puedes estar tranquilo”, le dije y le volví a sonreír.