(Minghui.org) Trabajo en un hospital. Hace cuatro años, me encontré con un joven policía que llegó acompañando a su madre enferma. Tenía unos veinte años. Le aclaré la verdad sobre Falun Dafa. Dijo que sabía que los practicantes eran buenas personas y a menudo los protegía en lugar de seguir las órdenes de acosarlos o arrestarlos.

Cuando le pregunté cómo protegía a los practicantes, me respondió: “Trabajo en un turno a la mañana temprano en una subestación de policía. A menudo veo Falun Gong (practicantes) distribuyendo volantes. Aunque no los conozco, con frecuencia los observo entrando en un edificio de apartamentos tras otro, con sus pequeñas bolsas. No me parecen malas personas. Simplemente los sigo y los protejo sin acercarme hasta que terminan y se van”.

Elogié al muchacho y le dije que sería bendecido por proteger a los practicantes de Falun Gong.

Asimismo conocí a un oficial de policía que trabajaba en la brigada 110 (en China se marca el número 110 para llamar a la policía). En el año 2012 le aclaré la verdad sobre Falun Gong y la persecución. Voluntariamente, decidió renunciar al partido comunista chino.

Luego me explicó por qué sabía que Falun Gong era bueno. Dijo: “Arrestaron a dos practicantes y los llevaron a la estación de policía de la ciudad. Me asignaron trasladarlos y escoltarlos hasta el centro de detención. Me hablaron sobre Falun Gong en el camino. Reconocí que eran buenas personas”.

Luego me preguntó si es verdad que repetir: “Falun Dafa es Bueno” y “Verdad Benevolencia Tolerancia es Bueno”, lo protegería y lo mantendría a salvo.

Le dije que era verdad pero que tendría que decir las frases sinceramente.

“Nuestros patrulleros están en las calles a toda hora y los incidentes son frecuentes. Repetiré esas frases para estar a salvo”, enfatizó.

Alrededor de dos años más tarde, nos reencontramos.

Me comentó: “Un día estaba trabajando y me informaron de que había algunos practicantes de Falun Gong repartiendo volantes. Intencionalmente me demoré  y no respondí rápidamente. Cuando llegué todavía había una pareja de ancianos (practicantes de Falun Gong), los vi desde lejos. Así que esperé hasta que se marcharan antes de presentarme para atender a la llamada”.

“Serás bendecido por proteger a los practicantes de Falun Gong”, le aseguré.

El policía, su esposa, y su madre saben la verdad sobre la persecución y todos renunciaron al partido y sus organizaciones afiliadas. Son gente próspera. Poco tiempo después, lo transfirieron a una mejor posición en un centro de detención

También ascendieron a su esposa. Tienen un hijo saludable y hermoso.

Se encontró a muchos practicantes de Falun Gong detenidos ilegalmente en el centro de detención. Les concedió tiempo para que practicaran los ejercicios en sus celdas y agregó huevos en sus desayunos. A medida que los liberaban, les pedía que se mantuvieran a salvo (mientras hablaban a la gente sobre Falun Gong o distribuían volantes) en el futuro.