(Minghui.org) Crecí en un hogar feliz. Mis padres son gente honesta y bondadosa. He estado escuchando las conferencias del Maestro Li (fundador de Falun Dafa) con mi madre desde que era una niña, y entendí que los practicantes deben seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Mi madre me recordaba a menudo que estudiara el Fa y me cultivara bien. Cuando tenía siete años, se ausentó de casa por 45 días para ayudar a otro practicante. Cuando volvió, me preguntó si tenía miedo de dormir sola. Le dije que el Maestro estaba conmigo, así que no tenía miedo.

Le conté las cosas increíbles que pasaron mientras no estaba. A veces, cuando tenía miedo, deseaba que la habitación fuera más luminosa. La habitación se iluminaba y veía muchos Falun girando sobre la pared.

Cada vez que deseaba que mi madre volviera a casa y jugara conmigo, veía al Maestro en la azotea de la casa. El Maestro tenía el pelo rizado azul y se sentaba en una flor de loto. Emitía luz y me sonreía hasta que llegaba el amanecer. Desde entonces, no he tenido miedo de estar sola.

Puedo sentir que el Maestro ha estado conmigo en cada paso de mi vida. Cuando experimentaba dificultades, Él me ayudaba a resolverlas. Cuando estaba de mal humor y mis pensamientos se volvían extremos, una voz en mi mente me reconfortaba y me guiaba para corregirme. ¡Sabía que el Maestro me estaba enseñando a ser buena!

Agradezco al Maestro por protegerme y señalarme siempre las cosas, y por ayudarme a mantener un corazón bondadoso, para que no me contaminara de la gran tina de tintura de la sociedad. Estoy decidida a estudiar bien el Fa y a ser una verdadera practicante de Dafa.