(Minghui.org) Me uní al ejército a la edad de 15 años, así que la cultura del partido comunista chino (PCCh) me moldeó. Como consecuencia, adquirí un temperamento agresivo y rechazaba las opiniones de los demás. Aunque era terco e intolerante, me jactaba de que eso se equiparaba a ser determinado y decidido. Obtuve muchos reconocimientos y fui ascendido de soldado raso a jefe de división, convirtiéndome así en el miembro más joven de la dirección de nivel medio. Solía estar orgulloso de mis logros y pensaba que no había sido una decepción para mis padres y supervisores.

Mi esposa no quiso mantener y cuidar de mis padres, lo cual contradecía gravemente mi idea de una esposa ideal, por lo que mi primer matrimonio acabó en divorcio. Después de eso, me sentía fatigado mental y físicamente a diario, tanto por el trabajo como por cuidar de mi madre enferma, que tenía más de 80 años.

Cuando sentí que había perdido toda esperanza, mi esposa actual entró en mi vida. Sentí como si el destino estuviera jugando conmigo cuando me enteré de que era maestra y enseñaba la misma materia que mi exesposa. Sin embargo, después de conocerla, me di cuenta de que era completamente diferente. Tenía buen corazón y no despreciaba ni mis bajos ingresos ni la pesada carga familiar. Para mi grata sorpresa, compartió el trabajo de cuidar a mi madre y pacientemente me consolaba cuando me encontraba de mal humor.

Cuando mi madre falleció y sentí un sufrimiento casi insoportable, me hizo compañía día y noche, soportando mi mal humor y mi temperamento imprevisible. Su calor derritió mi frío corazón, y mi miedo al matrimonio se disipó. Poco después nos casamos.

Mientras disfrutábamos de la felicidad de los recién casados, un día me encontré con algunos libros de Falun Dafa mientras limpiaba la casa. Quedé sorprendido y temeroso de las posibles consecuencias, preocupado porque el PCCh ha oprimido brutalmente a Falun Dafa desde 1999. Cuando se lo comenté a mi esposa, se mantuvo tranquila y empezó a hablarme sobre su práctica de Dafa y los grandes beneficios espirituales y de salud que había obtenido.

Aunque sentía que era cierto lo que me decía y conocía la belleza de Dafa, la cual se manifestaba en su conducta, temía al régimen del PCCh, especialmente porque ambos éramos empleados del gobierno. Hice un enorme escándalo e incluso la amenacé diciendo: "Si insistes en practicar, tendremos que divorciarnos".

Me sorprendió su calma, siempre firme, y el hecho de que cumpliera con sus responsabilidades diarias como una buena esposa. Con su cuidado meticuloso, mi artritis se alivió mucho, y mis pesadillas y migrañas desaparecieron. Mi salud y mi espíritu mejoraban día a día. Un día un taxista me confundió con alguien de 30 años, a pesar de que tenía 45 años.

Sabía en mi corazón que esta transformación tan positiva no habría sido posible sin mi esposa. Decidí no oponerme a su práctica de Dafa. Los sucesivos acontecimientos me convencieron y me hicieron cambiar de opinión definitivamente.

Actuaba con celeridad, impaciente por naturaleza, y me obsesionaba con la limpieza y que todo quedara impecable. Llevé calcetines blancos durante toda mi vida. Toda la ropa que llevaba tenía que ser lavada de inmediato. Tenía que llevar a cabo cualquier plan que se me ocurriera sin un solo segundo de retraso. Esa mentalidad me provocó 2 aneurismas.

La segunda vez que sufrí un aneurisma, todos los miembros de mi familia estaban preocupados por mí y temían las consecuencias y complicaciones habituales. Sin embargo, resultó que me encontraba bien y que mi salud seguía mejorando. Continué fortaleciéndome día a día sin ningún tipo de complicaciones. Mi esposa me dijo que era una bendición porque yo conocía Dafa, abandoné el PCCh y empecé a recitar diariamente: "Falun Dafa es bueno".

Ahora me siento relajado y tranquilo. He dejado de lado los apegos a la fama y a la ganancia personal en gran medida. De hecho, renuncié a la oportunidad de ser ascendido. Me siento agradecido con Falun Dafa, que trajo felicidad a mi familia.

A los que malinterpretan a Falun Dafa como yo lo hacía en el pasado, quiero decirles: "¡No se dejen engañar por la propaganda de los medios de comunicación! Por favor, aprecien a los practicantes en sus vidas. Es sabio escuchar los diferentes ángulos de la historia antes de hacer sus propios juicios. Sean unas personas que defienden Verdad, Benevolencia, Tolerancia y elijan un futuro brillante para ustedes y sus seres queridos".