(Minghui.org) Hace diecinueve años, un amigo de mi suegra me invitó a asistir a un seminario de Falun Dafa de nueve días. Llevé conmigo a mis dos hijos, que solo tenían uno y dos años. Lloraron todo el camino a casa, lo cual fue una prueba verdadera para mi xinxing. Estaba ocupada cuidando a mi familia y  mi negocio. Un día, conocí a un practicante que me animó a sacar tiempo para leer las enseñanzas. Me dijo: "¡Dafa es bueno! Asegúrate de atesorarlo".

Liberando el resentimiento hacia mi suegra

Mi esposo fue enviado al extranjero en 2008 y mi suegra fue a Hong Kong para cuidar al hijo de un pariente. Me dejaron sola en Taiwán al cuidado de mis dos hijos. También tenía que trabajar. No estaba muy contenta con mi suegra, porque se fue a Hong Kong cuando mis hijos y yo más la necesitábamos. Cada vez que regresaba a Taiwán, me sentía ansiosa. Mi resentimiento me hizo tener poca compasión hacia ella. Mi esposo me dijo que no me estaba comportando como una practicante. También me frustraba mi estado de cultivación. Cada vez que mi suegra volvía para recibir tratamiento médico, me sentía aún más infeliz con el hecho de tener que cuidarla.

Me acordé de lo que el Maestro dijo:

“Aquello que perdemos son, en esencia, cosas no buenas. ¿Qué perdemos? Es precisamente el yeli, el cual es complementario con los diferentes corazones humanos” (Zhuan Falun, Cuarta Lección).

No me iluminada al principio de que en realidad estaba perdiendo yeli. Me resistía a soportar las dificultades y solo estaba preocupada por mí. Cuando pensé en la edad de mi suegra, me di cuenta de que debería haberla tratado mejor. Cuando me iluminé a este principio, los conflictos entre nosotras disminuyeron y nuestra relación fue cada vez mejor.

Mis hijos me ayudan a perfeccionarme

Mi camino de cultivación no ha sido suave. Por ejemplo, mis dos hijos siempre iban contra la corriente, lo que me dificultaba criarlos yo sola. Los conflictos entre nosotros me hicieron comportarme como una madre común. Apuraba a mis hijos a levantarse, cepillarse los dientes, comer, etc. Con el tiempo se pusieron tan ansiosos como yo. El maestro de la escuela me llamaba con frecuencia para hablar sobre sus problemas, y yo siempre los censuraba con mis criterios de lo correcto y lo incorrecto, esperando que se comportaran bien. Unos años más tarde hice arreglos para que estudiaran en la Escuela de Artes Niao Song, una escuela donde los estudiantes viven en el campus.

Cuando mis hijos asistían a la escuela y estaban fuera de casa, eran como un amortiguador a los conflictos. Un día, el autobús escolar llegó cuando discutía con ellos. Cuando se fueron, miré hacia adentro. Una vez que comencé a hacer un esfuerzo por moderarme y examinarme con calma, sentí que me ponía menos agresiva y más tolerante con los demás.

A mi hijo menor le preocupaba que sin un entrenamiento previo le sería difícil bailar bien. Yo me preocupaba también por si podría acostumbrarse al nuevo entorno. Un día, su maestra dijo: “Tu hijo tiene un apodo: 'banda elástica'. Su flexibilidad le permite estirar su cuerpo más fácilmente que otros. Cada vez lo hace mejor". Estaba muy feliz por el progreso de mi hijo. Mi hijo recibió el premio de oro en la división masculina junior en 2017.

Con mis hijos en la escuela, tenía más tiempo para los proyectos de Dafa y comencé a aclarar la verdad en Hong Kong. Una vez conocí a una mamá y su hijo hablando con la gente sobre la persecución mientras estaban de vacaciones. Conmovida por su diligencia, quería traer a mis hijos también a Hong Kong para ayudar a salvar personas.

Después de hablar con mis hijos varias veces, sobre mi experiencia allí, finalmente entendieron y aceptaron venir conmigo. Sin embargo, un día antes de nuestra partida, mi hijo menor perdió el traje que le prestó su amigo para competir en los EE. UU. Irritado por mi regaño, respondió con enojo: "¡No puedo imaginar cómo sería mi vida si yo fuera tan ansioso como tú!”. No pude preservar mi xinxing aunque sabía que tenía que haberlo hecho. La impertinencia de mi hijo de verdad reveló mi excitación. No entendía por qué mi hijo era tan descuidado.

Un día soñé con una persona que se alejaba mientras meditaba, y me di cuenta de que esa persona era yo. Por ese sueño entendí que los descuidos de mi hijo estaban destinado a revelar la debilidad de mi conciencia principal. Decidí eliminar la interferencia de la soñolencia.

Pensé en usar una cámara para evitar quedarme dormida al hacer los ejercicios y al enviar pensamientos rectos. Después de pensarlo más, decidí resolver el problema a través de la cultivación.

Shifu dijo:

“Entonces, todos entienden claramente cuál es el propósito de que los Dafa dizi envíen pensamientos rectos, el cual es principalmente para eliminar a los seres perversos que controlan la raza humana y obligan a ésta a obrar mal hacia Dafa y perseguir a los Dafa dizi y a la gente del mundo, es para salvar a la raza humana y a los seres conscientes, y se hace para despejar los obstáculos que fueron creados para la rectificación del Fa. Así que es de suma importancia” (Exponiendo y enseñando el Fa en el Fahui del Área Metropolitana de Nueva York 2003).

Después de leer este pasaje del Fa, comencé a poner más énfasis en enviar pensamientos rectos. Quería limpiar mi campo dimensional para poder hacer bien las tres cosas.

Durante nuestra estancia en Hong Kong, mis hijos hicieron los ejercicios y distribuyeron La Gran Época con otros jóvenes practicantes. Muchos turistas chinos se reunieron a nuestro alrededor al ver a los jóvenes practicantes. Una noche después del estudio del Fa, mi hijo menor dijo que le dio una copia de La Gran Época con ambas manos a un anciano. El hombre le habló en cantonés durante largo rato. Aunque no entendía el cantonés, mi hijo seguía pacientemente parado allí y dijo: "Falun Dafa es bueno". Al escuchar que mi hijo incluso le ofreció su copia de Zhuan Falun al hombre, me di cuenta de que era muy recto. Mis viajes a Hong Kong me ayudaron a comprender lo sagrado de salvar a las personas, y de trabajar en equipo y perfeccionarnos.

Clarificando la verdad a mi familia y a los turistas chinos

Las pruebas e interferencias durante mi estancia en Hong Kong involucraban a mi madre. No podía entender por qué yo tenía que ir y venir en lugar de quedarme con ella, ya que estaba enferma. A mi madre le diagnosticaron una enfermedad cardiovascular y le tuvieron que implantar un stent. Regresé a Taiwán antes de lo planeado. Más tarde mi madre fue diagnosticada de cáncer en pulmón. Las dos enfermedades no podían curarse al mismo tiempo. Mi familia se hundió en la penumbra.

Fue hasta que mi madre estuvo hospitalizada, que le hablé sobre la persecución y por qué los practicantes iban a Hong Kong. Finalmente mi esposo y yo la hicimos darse cuenta de la verdad de Dafa y mi deber como practicante. El día en que se programó la cirugía, el médico revisó la condición de mi madre y descubrió que su función cardiovascular era normal. La cirugía fue cancelada.

Preocupado por los temores de mi madre sobre el cáncer de pulmón, el médico dijo: "Puede estar segura de que haré todo lo posible por usted". El médico hablaba con los pacientes con cáncer de una manera alentadora, libre de estrés y lleno de esperanza.

Comparado con el médico, yo hablaba con los turistas chinos de una manera que sonaba como un regaño. Me pregunté: "¿Realmente me importan estas personas? ¿Realmente entiendo sus temores y preocupaciones? Decidí cambiar mi manera de abordarlos. Decidí ser más paciente, de la misma forma en que el médico hablaba con mi madre. Revisaba las palabras que decía y los tableros de exhibición una y otra vez. Para salvar a las personas, los tableros de exhibición tenían que ser concisos y llamativos.

Una vez que rectifiqué mis pensamientos no rectos, los arreglos del Maestro hicieron que los seres conscientes se me acercaran y escucharan. Hice todo lo posible para interactuar bien con los turistas chinos. Mientras les contaba los hechos, algunas veces incluso me conmovieron mis propias palabras. Mi diligencia para salvar personas también afectó a mi familia. Un ejemplo de ello fue mi suegra. Aunque no practicaba Dafa, estaba dispuesta a distribuir La Gran Época durante su estancia en Hong Kong. Cuando expresé mi preocupación de que estuviera de pie por largo rato, dijo que se sentía encantada y que no estaba cansada en absoluto.

Mejoro mi xining mientras clarifico la verdad en Hong Kong

Shifu dijo:

“Un día, Sakya Muni quería darse un baño en el bosque y le pidió a su dizi que limpiase la bañera. Su dizi va hasta la bañera y la encuentra llena de gusanos arrastrándose por todas partes, o sea que para limpiar la bañera tiene que matar a los gusanos” (Zhuan Falun, Séptima Lección).

Igual que el discípulo de Sakya Muni, yo era una persona muy cautelosa por demasiados miedos y preocupaciones. Incluso usé la excusa de no poder dormir en lugares extraños para no ir a Hong Kong.

Sentí que no había necesidad de dejar a mi familia, ya que podía salvar a la gente en Taiwán. Cada vez que tomaba la decisión de ir a Hong Kong, el apego del sentimentalismo empezaba a interferirme. Una mañana encontré a un hombre tirado en la puerta de mi casa. Cuando vino la policía, ellos dijeron: “Sería un problema si estuviera muerto”. Este incidente me hizo darme cuenta de la urgencia para salvar a la gente. Estuve en Hong Kong 388 días en los últimos cinco años hablando con turistas chinos.

Un día me enviaron a un lugar menos atractivo, donde los turistas pasaban con mucha prisa. Yo los seguía para continuar hablándoles. Antes de que abordaran el autobús, Un hombre se dio la vuelta y dijo: “Ahora entiendo por qué los practicantes se mantienen tratando de hablarnos. Has hecho un gran trabajo”. Le conteste: “Por favor renuncia al partido antes de que dejes Hong Kong”. Todos los turistas asintieron y me saludaron.

A veces me sentía frustrada por la indiferencia de los turistas chinos. El pensamiento de querer regresar a Taiwán, revelaba mi apego a la comodidad. Una noche durante el estudio del Fa, la palabra “wuwei” se quedaba en mi mente (sin perseguirla). Esto me hizo darme cuenta de que la razón por la que yo iba a Hong Kong no era una cuestión de perseguir sino salvar a la gente. Esta era también una gran oportunidad de cultivarme. Ya que Falun Dafa cultiva mente y cuerpo, podemos sentir los cambios apenas mejoramos nuestro xinxing. Sabía que estaba dando un gran salto adelante en mi cultivación al sentir la diferencia en mi cuerpo tras regresar a Taiwán.

Traté a los grupos procomunismo como familia

Había conflictos todos los días cuando me quedaba en Hong Kong. A veces pensaba en las palabras del Maestro:

Para salvar a la gente, no temo a la brutalidad” (Por que no quieres, de Hong Yin IV)

Mientras estábamos salvando a la gente en un sitio, personas procomunistas causaban dificultades en el otro lado. Para mi fue una verdadera prueba de xinxing, soportar sus insultos y las cosas terribles que decían sobre Dafa. Ellos transmiten sus calumnias todo el tiempo por altavoces. Si me quejaba con los otros practicantes, ellos lo hacían más intensamente. Llegué a entender que no debería mover mi corazón por ellos. Empecé a contarles los hechos de la manera como lo hacía con los turistas chinos.

La interferencia disminuyó una vez que empecé a tratarlos como personas que pueden ser salvadas. En vez de dejarme ser influida por su conducta, debía hacerlo mejor para clarificarles la verdad. Me di cuenta que si ponía mi atención en su conducta irracional, ellos se pondrían peor. Después de todo ellos eran pobres espíritus engañados por el PCCh. Les dije en voz baja: “Tal vez no sepan por qué Falun Dafa es perseguido por el PCCh. El exlíder chino, Jiang Zemin inició la persecución por su envidia. Nosotros lo practicantes no queremos poder político. En vez de ello solo queremos clarificar la verdad de esta persecución.

Enfrentando mi mayor apego: el miedo

Por miedo de avergonzarme, puse todo tipo de excusas para posponer el escribir esta experiencia. Mientras lo escribía miré hacia adentro y encontré que había estado escondiendo mi apego al miedo, así como evadiendo mis responsabilidades. ¿A que podía temer?

Incluso tenía miedo de organizar una reunión para compartir el Fa. Me ponía ansiosa por el temor de que tendría que hablar. Este apego al miedo creció durante mi estancia en Hong Kong. Realmente allí no traté de eliminarlo. Mi miedo lo impregnaba todo, y siempre surgía e interfería conmigo cuando hablaba con la gente sobre Dafa.

Shifu dijo:

“El miedo es una trampa mortal en el camino de un ser humano hacia la divinidad” (Pasen la prueba mortal, Escrituras esenciales para mayor avance (III)).

Con mis pensamientos rectos, debo pasar esta prueba y alcanzar el estado donde no quedan apegos.

Con los arreglos del Maestro y los recordatorios de tres compañeros practicantes, logré escribir este artículo para compartir.

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¡Gracias Maestro!

¡Gracias compañeros practicantes!