(Minghui.org) El 13 de septiembre de 2019 fue el Festival de la Luna en China, un momento de reunión familiar. A continuación, presentamos el relato de una joven cuyo padre fue secuestrado por la policía en China debido a que su padre practica Falun Dafa, una antigua disciplina de la Escuela Buda que está siendo perseguida por el partido comunista.

Sin Hogar

Hay una pintura llamada Sin Hogar en la Exposición Internacional de Pinturas "El arte de Verdad-Benevolencia-Tolerancia". Esta pintura representa a una niña que acaba de llegar a casa de la escuela y se da cuenta de que sus padres se han ido. Las dos hojas de papel blanco en la puerta son avisos oficiales que indican que la casa ha sido condenada por la oficina 610 (una organización, similar a la gestapo, creada específicamente para atacar a Falun Dafa). El papel rojo en la puerta dice: "Verdad-Benevolencia-Tolerancia". La niña se ha quedado sin hogar de repente.

Pintura al óleo: Sin Hogar

Lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas cuando vi el video de introducción de la exposición. Cuando vi la pintura Sin Hogar, ya no pude controlar mis emociones. Me enterré en mis mantas y lloré a mares, porque pasé por una experiencia similar.

Mi padre empezó a practicar Falun Dafa cuando yo tenía dos años. Me enseñó a meditar. Fue fácil para mí cruzar las piernas una encima de la otra.

Mi padre estudiaba los libros de Dafa conmigo todos los días. Me sentaba en su regazo y leía el libro con él. A veces era travieso y deliberadamente sostenía el libro tan lejos como mis brazos podían estirarse. Cuando la distancia era demasiado grande, mi padre decía: "No puedo ver las palabras". Me reía porque yo podía verlos claramente.

En ese momento, me gustaba mucho leer Hong Yin. Lo leímas rápidamente cada vez. Sin embargo, si leíamos Zhuan Falun, tenía que sentarme durante mucho tiempo, y no podía entenderlo mucho. Pero podía entender los poemas de Hong Yin. Memoricé todos los poemas de Hong Yin. Sentía que los poemas eran muy bonitos y tenían que ver conmigo. Llegué a entender el mundo a través de Dafa y crecí feliz.

A los seis años, un día después de la escuela busqué a mi padre en la fila de padres fuera del aula, como de costumbre, pero no pude encontrarlo. Me resultaba extraño porque el siempre llegaba temprano y me esperaba. Observé ansiosamente a la gente ir y venir. Al final, yo era la única estudiante que quedaba en la escuela. Pensé que probablemente había hecho algo malo y que mi papá ya no me quería.

Tuve que recordar el camino a casa de memoria y caminar sola. En el camino, todavía pensaba: "Le diré a mi padre que he crecido y que puedo volver a casa sola. Así, él estará orgulloso de mí y me alabará".

Cuando llegué a la puerta de nuestro apartamento, llamé a la puerta, pero nadie respondió ni abrió la puerta. Llamé una y otra vez a mi padre y pensé que debía haber hecho algo malo para que se enfadara tanto conmigo. Le dije a la puerta: "Papá, sé que cometí un error, sé que estoy equivocada. Por favor, perdóname. Te lo ruego, por favor, abre la puerta".

No sé cuánto tiempo grité y lloré. Sólo recuerdo haberme echado a llorar y haber gritado desesperadamente a la puerta. Entonces le dije: "Papá, tengo que ir al baño, ¡no puedo aguantarme! Por favor, abre la puerta". Una señora mayor de abajo subió y me dijo que podía usar su baño. Agité la cabeza porque temía que si me iba, mi padre no me vería cuando abriera la puerta.

Cuando ya se hizo muy oscuro, uno de mis parientes vino y me llevó a la casa de mis abuelos maternos. Escuché a mis parientes culpar a mi padre. Me enteré por su conversación que mi padre había sido llevado a prisión.

Estaba asustada y no sabía por qué mi padre me había dejado sola de repente. Me preguntaba si todavía me amaba y cuándo volvería. No podía entender por qué mis parientes hablaban así de mi padre y por qué me miraban de manera diferente. No pude dormir esa noche, llorando una y otra vez en la cama.

Ese día dejó una dolorosa cicatriz en mi memoria. Extrañaba a mi padre y no podía imaginarme lo que estaba pasando. Sentía que nadie me entendía. Desde entonces, me volví callada y tímida. Algunas personas le tienen miedo a los insectos, la oscuridad y los fantasmas, pero yo le tenía miedo a la gente. No me atrevía a hablar con extraños.

La casa de mi abuelo estaba ocupada, con gente yendo y viniendo todos los días. Me hacían preguntas o me decían algunas palabras. Sin embargo, en estas situaciones me sentía amenazada y herida, ya sea que me miraran con simpatía o con desprecio. Sabía que Dafa era bueno, que el Maestro Li Hongzhi era bueno, que mi padre era una buena persona y que estaba mal meterlo en la cárcel. Pero el miedo me impedía expresar mis pensamientos.

Mi padre finalmente volvió a casa. Me alegré mucho de que finalmente regresara, pero había muchos miembros de la familia alrededor, y tenía miedo de acercarme a él. Miré por la ventana y me quedé atrás. Vino, me sostuvo en sus brazos y me puso en su regazo. Ese momento hizo que mis sentimientos sombríos y solitarios desaparecieran instantáneamente. Pero desde entonces, me preocupaba que mi padre volviera a estar en peligro.

Me preocupaba cuando llegaba tarde a recogerme. Normalmente era porque tenía una reunión u otra cosa con la que lidiar. Cada vez que llegaba tarde, mi ansiedad y preocupación se convertían en ira. Lloraba y le preguntaba por qué me estaba haciendo esto. Siempre me pedía disculpas y me explicaba pacientemente por qué llegaba tarde.

Mi padre me escribió una carta cuando fue encarcelado ilegalmente. Me dijo que me extrañaba mucho y me pidió que fuera una buena chica. Me prometió llevarme a los columpios cerca del río cuando volviera a casa. Traje esta carta conmigo todos los días a la escuela y la leí innumerables veces.

En esa época yo era retraída y pasaba la mayor parte del tiempo contemplando por mi cuenta, lo que ahogaba el mundo exterior. Mis compañeros de clase me veían perdida en la carta todo el tiempo y se volvieron curiosos. Una vez, no pude evitar sonreír cuando leí el párrafo sobre el columpio. Algunos de mis compañeros lo vieron y agarraron la carta.

Cuando me preguntaron por mi padre, les dije que estaba en prisión. Me preguntaron si mi padre era una mala persona, cómo había ido a parar a la cárcel y qué había pasado. Me quedé paralizada, recuperé la carta y dejé de hablar con ellos. Mi infancia me convirtió en un erizo, sensible y con miedo a ser herida.

Por el contrario, mi padre era optimista y su positividad me llegaba cuando él estaba en casa. Estaba animada, alegre, despreocupada, optimista y feliz con él a mi alrededor. Sin embargo, cuando mi padre estaba ausente, me sentía aislada del mundo. Me volvía negativa, melancólica y extrema. Pasé mi infancia polarizada de esta manera.

Una niña perdida

Mi madre, que vivía fuera de China, me llevó a vivir con ella cuando estaba en sexto grado, y no vi a mi padre durante cinco años. Durante esos cinco años, mi madre no me permitió tener ninguna conexión con Dafa. Un día, se enteró por el historial de navegación de su computadora que yo la había usado para leer Zhuan Falun. Me regañó toda una tarde. Me asusté tanto cuando vi su cara enfadada que no me atreví a intentar leer el libro de nuevo.

A estas alturas, sólo quedaba el lado retraído de mi doble personalidad. Rara vez hablaba con alguien y hablaba con mi madre si necesitaba algo de alguien más. Cuando alguien me hablaba, volvía la cabeza hacia un lado y me negaba a responder. Innumerables veces, me paré en el camino y miré los vehículos, pensando si debía terminar mi deprimente vida. Innumerables veces lloré en la cama.

Era rara, egoísta, egocéntrica y llena de autocompasión. La depresión y la soledad me dominaban, y no sentía ninguna felicidad. Sin embargo, siempre que sentía que era el fin del mundo, las palabras del Maestro Li venían a mí: "... el suicido es un pecado" (Exponiendo el Fa en Sidney). Cuando no veía ninguna esperanza, los poemas de Hong Yin me venían a la mente y me conectaban con Dafa.

Durante este período de tiempo, mi madre solicitó la inmigración para nuestra familia, pero mi padre no pudo conseguir un pasaporte porque estaba en una lista negra. Además, debido a que mi madre escribió en el formulario de solicitud de inmigración que mi padre había estado una vez encarcelado, la solicitud no fue aprobada por mucho tiempo.

Para que pudiéramos inmigrar, mi madre presionó a mi padre para que se divorciara de ella, pero mi padre no estuvo de acuerdo. Me di cuenta de que mi padre quería darme una familia completa a pesar de que mi madre siempre había sido malhumorada, grosera e irracional.

Mi madre comenzó a hacerme la misma pregunta repetidamente: "¿A quién elegirás? ¿Elegirás a tu padre o a tu madre?" Le dije: "No lo sé. No hay manera de elegir, y no hay respuesta a esta pregunta". Sin embargo, cada vez que me preguntaba, tenía que pensar durante mucho tiempo. Finalmente, le dije: "Elijo a mi papá".

Ella ignoró las objeciones de mi padre y las mías y solicitó el divorcio. La corte le dio a mi madre la custodia, y mi solicitud de inmigración fue aprobada muy pronto.

Le dije: "Rompiste nuestra familia y me dejaste con la mitad del amor de otros niños. Quiero una familia completa". Desde entonces, envidié a todos los niños que tenían dos padres.

Recordé todas las cosas malas que mi madre le había hecho a mi padre. Ella se ponía furiosa cada vez que lo veía practicar Falun Dafa. Una vez, ella le cortó la mano con un cuchillo, haciéndole sangrar mucho. Ella también vertió orina de un orinal sobre la cabeza de mi padre porque él había salido a un grupo de estudio del Fa por la noche. Una vez, mi padre y yo cerramos con llave la puerta de una habitación para leer los libros de Dafa y hacer los ejercicios. Cuando mi madre escuchó la música, gritó, golpeó la puerta y finalmente entró, regañando a mi padre.

Dejé Dafa y me perdí en la vida cotidiana durante el tiempo que estuve con mi madre. Un día, de camino a la escuela secundaria, de repente vi varias estatuas enormes de Buda tan altas como el cielo. La vista era inconfundible. Estaba conmocionada. Después de caminar un largo trecho, las estatuas seguían allí.

Me di cuenta del milagro de Dafa y de la compasión del Maestro. Después de la escuela, fui a la biblioteca cerca de mi escuela y leí Zhuan Falun en la computadora. Cuando leí el capítulo "Llevando realmente a la gente hacia niveles altos" (Primera Lección, Zhuan Falun), me salieron lágrimas de los ojos. Cuando empecé a leer a Zhuan Falun y a asimilarme de nuevo a Dafa cambié poco a poco para mejor.

Ahora soy adulta, y la gente me dice que soy vivaz, alegre y conversadora. Dicen que apenas podrían adivinar que yo haya sido tan retraída y malhumorada en el pasado. Esto se debe a que Dafa me convirtió en una nueva persona. He estado alineando mis pensamientos y comportamientos con los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

De regreso con mi padre

Decidí dejar a mi madre porque la vida con ella era dolorosa y oscura. Sin embargo, me obligó a vivir con ella y no me dejó visitar a mi padre. Tuve que recurrir a otros medios. Todos los días me tiraba contra la pared con frustración. Lloraba cada noche para obligarla a comprar un billete de avión para que yo visitara a mi padre en China. En ese momento, no era compasiva y no entendía que debía ser amable con la gente que me causaba dolor.

En los cinco años que pasé con mi madre, no supe cómo relacionarme con la gente y llevarme bien con ellos, incluso si eran parientes cercanos. Estaba completamente aislada de la sociedad. Así que, cuando volví a vivir con mi padre, era arrogante y dominante y tenía mal genio. Cuando era infeliz, tiraba cosas, echaba agua sobre mis compañeros y los pateaba.

Me quedaba después de hora en la noche, y mis compañeros de escuela tenían miedo de mi temperamento. En casa, mis parientes pensaban que era una mala chica y que algunas de las cosas que hacía eran imperdonables.

Pero mi padre era diferente. Sin importar cuán mal me comportara, él no me criticaba ni me acusaba de ninguna manera. Me llevaba a estudiar Zhuan Falun con él. Todas las noches me quedaba despierta hasta tarde para estudiar con él después de llegar a casa de la escuela. Después de que terminábamos de leer, él leía artículos de Minghui.org para compartir experiencias al lado de mi cama, y yo escuchaba hasta que me quedaba dormida.

Mi padre me guió con bondad y compasión y, poco a poco, fui cambiando.

También me hizo ver Shen Yun (los DVDs del espectáculo estaban disponibles en China en ese momento). Dijo que se purificaba cada vez que lo veía. Yo no me lo creía. Solía escuchar canciones pop, y me costaba mucho ver el espectáculo clásico. Después de ver un rato, cambiaba el televisor a un programa de variedades. No podía sentir la magia de la que hablaba mi padre.

Pero a medida que practiqué Dafa más diligentemente, me gustó ver Shen Yun más y más. Una vez, vi todos los espectáculos anteriores de Shen Yun. No podía decir por qué, pero me gustaron. La música, el baile, el bel canto y las historias tradicionales me hicieron sentir en paz, tranquila y segura.

Debido a mi oscura infancia, siempre temí que la puerta se abriera de repente y que la gente mala se apresurara a llevarse a mi padre mientras estudiaba Dafa en casa. También me preocupaba su seguridad cuando no estaba en casa. Siempre tuve pesadillas, soñando con que la policía venía a arrestarnos. Todavía tenía este miedo incluso después de despertarme. Nunca le conté a mi padre sobre mi miedo y sólo le dije que quería volver al extranjero.

La pesadilla regresa

Cuando me mudé al extranjero, un día antes de los exámenes de mitad de semestre en mi tercer año de universidad, mi madre me llamó y me dijo: "Tu padre fue arrestado".

No pude evitar llorar. No sabía dónde estaba detenido ni por qué tipo de tortura estaba pasando. Me preguntaba si lo volvería a ver.

Llamé a mi abuela paterna en China y quise consolarla, pero no pude decir una palabra y lloré por teléfono. Mi abuela suspiraba repetidamente y me decía: "No llores, no llores". Sentí que era el fin del mundo. No pude controlar mis temblores.

Era medianoche y vivía sola en un apartamento alquilado cerca de mi universidad. Corrí a la sala de estar, me senté en el suelo y me eché a llorar.

Cuando era niña, nunca defendí a mi padre cuando fue arrestado. Esta vez, tenía que defenderlo. Llamé a la oficina 610 que fue responsable de su arresto. La respuesta fue amenazante. Me dijeron que no tuviera ninguna conexión con las personas que practican Falun Dafa o podría afectar mi visado de entrada y salida. Traté de razonar con ellos, pero no me escucharon. Les habían lavado el cerebro y siguieron difamando a Dafa. Su forma de pensar era irracional, y era difícil comunicarse con ellos.

Cuando mi padre fue detenido, le dijeron que me arrestarían si regresaba a China. Me advirtió que no volviera.

Más tarde, me enteré de que había sido retenido en un centro de lavado de cerebro y privado de sueño durante muchos días. Intenté ver cuánto tiempo yo podía arreglármelas sin dormir para saber cómo era su sufrimiento. Me sentí terrible después de sólo un día. La tristeza y el dolor en mi corazón estaban más allá de las palabras.

Elevación

Me alegré y volví a ser positiva al estudiar Dafa, porque llegué a comprender que la conclusión final de la autocultivación es feliz y que la persecución es sólo una parte de ese proceso. Al final de cada actuación de Shen Yun, los cultivadores se convierten en seres divinos. La persecución es de corta duración, y no puedo considerarla como una historia triste.

Aunque comprendí que la meta final de la cultivación es llegar a ser divino, no entendía por qué mi padre era tan cruelmente perseguido. Cada vez que hablaba con la gente sobre la persecución, si hablaba de su experiencia, mostraba mi odio hacia los perpetradores.

Pintura al Óleo: Firmeza en la persecución

Este año hubo una Exposición Internacional de Arte "El arte de Verdad-Benevolencia-Tolerancia" en mi ciudad. Como voluntaria, expliqué las obras de arte a los visitantes. Una de las pinturas se llamaba Firmeza en la persecución. La jóven del cuadro había sido colgada de las barras metálicas de una celda de la prisión, y cinco ladrillos habían sido colgados de la cadena alrededor de su cuello.

Les dije a los visitantes: "Esta joven tiene casi la misma edad que yo. Ella ha estado colgada allí por mucho tiempo. La huella de la mano ensangrentada en la barra superior muestra que antes la sostenía, pero la posición en la que se encuentra ahora muestra que ya no puede sostenerla. Fíjese que sus manos están hinchadas.

"Las huellas en su ropa muestran que fue pateada. Aunque ha sido tratada con tanta brutalidad, no tiene odio en sus ojos mientras su mirada se dirige a los hombres que la persiguieron".

"Su expresión muestra pureza, firmeza y compasión por sus perseguidores, sin arrepentimientos".

Después de decir esto, por primera vez sentí la firmeza y la compasión de la jóven en el cuadro. Me di cuenta de que el siguiente paso en mi autocultivación era no odiar a los que nos habían perseguido.

Había leído tales historias de compasión antes en Minghui.org, pero nunca las había conectado conmigo misma. Me sentí hermosa en ese momento y experimenté el poder de la compasión.

El Festival de la Luna ha llegado. Espero una feliz reunión con mi padre en el futuro.