(Minghui.org) En 2016, accidentalmente pisé y me picó un avispón gigante en el balcón de mí casa. Como practicante de Falun Dafa, en ese momento no pensé mucho en ello. Sin embargo, más tarde desarrollé una infección en la piel de la planta del pie. La lesión era del tamaño de un guisante y supuraba constantemente un líquido claro. En realidad no afectó mi capacidad para estudiar el Fa, hacer los ejercicios, o salir a aclarar la verdad (sobre Falun Dafa) o hacer las tareas domésticas, por lo que seguí ignorándolo. Pero la infección continuó durante dos años y la secreción de líquido no se detuvo.

Un compañero practicante me dijo: "Tu nivel de azúcar en la sangre está por encima de 20, realmente necesitas ir a ver a un médico". Me sonreí: "Ni siquiera sé cuál es mi nivel de azúcar en sangre, ¿cómo es que tú lo sabes?". De nuevo no pensé mucho en ello, pero seguía habiendo un enorme agujero en mi pie que aún no había sanado.

En octubre de 2017, una amiga alquiló una pequeña granja con dos acres de tierra a pocos kilómetros de nuestro pueblo. Ella me pidió que cuidara de su propiedad y la ayudara a alimentar su ganado. Le daba de comer a los pollos y cuidaba de la huerta durante el día, pero cuando todo estaba hecho, cerraba el lugar y volvía a casa.

Un día, en torno a abril de 2018, me sentí incomoda y se me ocurrió la idea de que debía ir y quedarme en la granja. Mi esposo y yo siempre hemos sido el blanco del acoso de los funcionarios locales del partido (por practicar Falun Dafa), así que pensé que quedarnos en la granja nos proporcionaría al menos un ambiente tranquilo y seguro en el que cultivarnos y llevar a cabo actividades de aclaración de la verdad. Por lo que hicimos la mudanza temporal.

Una noche, el fashen del Maestro entró en la casa mientras yo leía el Fa. El Maestro estaba allí y detrás de él había unos cuantos guardianes divinos del Fa que estaban limpiando el lugar para mí. Con cautela, le pregunté: "¿Es usted el Maestro Li Hongzhi? Maestro, ¿eres tú?". Pregunté unas tres veces, pero el Maestro solo me sonrió.

Al día siguiente, mi pie se hinchó, se puso morado como el color de una berenjena con acumulación de pus. En cuestión de días, la lesión en la planta del pie llegó a tener aproximadamente unos 4 centímetros de diámetro y se extendió al hueso. Cada día salía mucho pus sanguinolento, así que tuve que absorberlo constantemente con papel de seda. La parte superior de mi pie estaba hinchada y negra y se sentía tan dura como el metal.

Un día, mi hijo vino a visitarme después del trabajo y me sorprendió limpiándome la herida. Lloró e insistió en llevarme al hospital, pero me negué firmemente. Me aferré a las palabras del Maestro:

“¿No lo he dicho en ese entonces de persecución? Dije que un corazón inamovible puede restringir diez mil cambios”.(Enseñando el Fa en el Fahui de San Francisco)

Pensé que no tenía sentido él llorara. No me conmovería porque era una practicante de Dafa. Tomó una foto en su teléfono celular y dijo que buscaría consejo en otro lugar. El consejo que recibió fue: "El hospital no tiene la capacidad de ayudarla con su pie". Al buscar en Internet el consejo que recibió fue el mismo.

Los compañeros practicantes que durante algún tiempo no pudieron encontrarme en casa, finalmente me localizaron en la granja. Ellos se horrorizaron cuando vieron mi pie, así que todos decidimos estudiar el Fa juntos y buscar dentro de nosotros nuestros deficiencias.

No mucho después, algunas personas se reunieron frente a la puerta de la granja. Parecían estar midiendo alrededor de una gran tubería de drenaje. Les hablé de Falun Dafa y me enteré de que iban a construir una compuerta de inundación. Unos días más tarde, los trabajadores llegaron y establecieron su estación justo afuera de nuestra puerta - yo sabía que ese era el arreglo del Maestro. Hice tiempo para hablarles de Dafa y de la persecución. Con el tiempo, todos en el lugar, desde el jefe principal hasta el segundo jefe, pasando por los obreros y los ingenieros, lograron comprender la verdad sobre Dafa y todos nos hicimos amigos.

Lo que siguió fue lo más asombroso. El agujero en la planta de mí pie se estaba cerrando desde adentro y la piel se estaba curando, como si fuera una red remendada. En pocos días sanó por completo. Unos días más tarde, la parte superior de mi pie, en el área correspondiente al agujero en la planta del pie, se hinchó hasta convertirse en una gran ampolla. Se rompió después de unos días y dos huesos y un poco de tendón se asomaban. Podía sentir los huesos, pero no se movían cuando intentaba moverlos.

Por la noche, mi pie estaba insoportablemente dolorido, lo que me hacía apretar los dientes sobre la manta, llorar y rodar en la cama. Las palabras del Maestro vinieron a mi mente en ese momento:

“Digo que los dolores corporales son los más fáciles de aguantar, apretando un poco los dientes ya se superan. Pero durante las intrigas y contiendas entre una persona y otra, ese corazón es lo más difícil de controlar”. (Cuarta Lección, Zhuan Falun)

Le rogué al Maestro que me diera fuerzas y también grité: "¡Me siento muy cómoda!". Al mismo tiempo, muchos seres malvados vinieron a interferir. Levantaron mi techo y luego lo dejaron caer. También podía oírlos rebotar en mi techo. Me ocupé de la situación según las enseñanzas del Maestro:

“¿No lo he dicho en ese entonces de persecución? Dije que un corazón inamovible puede restringir diez mil cambios”. (Enseñando el Fa en el Fahui de San Francisco)

Durante ese tiempo, me mantuve despierta por la noche pensando que si me quedaba dormida haría más fácil que los seres malignos me invadieran. A veces, cuando sentía que estaba a punto de adormecerme, me despejaba la cabeza y me concentraba en escuchar las conferencias del Maestro. Eso duró unos días.

Cuando sentí que ya no podía soportar el dolor, escuché a mucha gente gritando fuera: "¡Rápido, no pierdas el tiempo tienes que salvar a la gente!". Abrí los ojos y vi al Maestro parado frente a mí. El Maestro me sonrió, miró hacia la ventana y luego se fue. Miré hacia la ventana y vi que nuestro patio estaba repleto de masas de gente que se extendían fuera del alcance de la vista y luego me desperté. Esa misma noche, otro practicante también tuvo un sueño sobre algo grande que estaba sucediendo en nuestra área y que conmocionó al mundo. Tomé eso como un recordatorio del Maestro de que no debo perder tiempo en salvar a la gente.

Un milagro me esperaba a la mañana siguiente. De mi pie sobresalían los dos huesos y el trozo de tendón que saqué fácil y limpiamente con un par de pinzas. Después, sentí claramente la transformación de todo mi cuerpo. Sentí un gran alivio en mi corazón y estaba muy feliz. No tenía palabras para describir mi inmensa gratitud al Maestro. Mi cuerpo se había transformado por completo y se había vuelto tan ligero. Mi pie sanó rápidamente y se recuperó sin signos de lesión, excepto por un dedo pequeño ligeramente acortado.

Fue a la hora del almuerzo cuando se me cayó la gruesa costra de capas de piel en la parte superior del pie. Tenía la forma del pie e hizo un sonido de tintineo cuando lo toqué. Los trabajadores que estaban fuera de mi puerta vieron la cáscara mudada y el hijo del jefe me preguntó: "¿No te duele el pie? ¿No tienes miedo? Míralo, es como una hoja de metal. Tengo miedo solo de mirarlo. Sabía que tenías problemas con el pie, pero nunca pensé que fuera tan malo y aun así saliste a hablar con la gente". Le dije: "Estoy bien porque nuestro Maestro nos cuida. Por favor, no olvides que ‘Falun Dafa es bueno' y 'Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno' y recibirás bendiciones a cambio". También le ayudé a renunciar a su membresía de los jóvenes pioneros (del partido comunista chino).

Me preguntó con curiosidad: "Creo que los humanos no somos la única vida sensible en este universo, hay otras formas de vida sensibles". Respondí a su pregunta con lo que he aprendido y entendido de las enseñanzas del Maestro.

Cuando el jefe se enteró de lo que me había pasado en el pie y comprendió la bondad de Dafa, dijo a sus trabajadores: "No me importa que no llevéis el casco protector en el trabajo, pero tenéis que llevar el amuleto de Dafa". Desde entonces, todos los trabajadores que han colaborado en la obra han renunciado al partido comunista chino y todo el equipo ha sido bendecido.

Cuando llegó la temporada de inundaciones, rompió los diques construidos en otros lugares. Pero el dique construido en nuestro sitio no sufrió daños a pesar de que era el más vulnerable, ya que está situado en la parte baja del río aguas abajo. Esto se debió a que el jefe guió a sus trabajadores y también nos pidió que nos uniéramos a ellos para recitar: "¡Falun Dafa es bueno!”, “¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!".

Una noche, mientras estudiaba el Fa, un ser de las viejas fuerzas se sentó a mi lado y me dijo: "Estás destinada a morir en el voto que hiciste conmigo". Han pasado unos años y ¿cómo es que sigues viva?". Cerré mi libro de Dafa y dije: "Solo hice ese voto contigo porque era la única manera en la que me permitías venir al mundo humano. Pero ya hice un voto con el Maestro Li Hongzhi mucho antes y ese es el único voto que cumpliré. Rechazo y anulo completamente cualquier voto que haya hecho contigo. Lo que mi Maestro me enseña es a cultivar tanto el espíritu como el cuerpo físico y se me necesita aquí para la urgente misión de salvar a los seres conscientes, así que no voy a hacer lo que tú quieres que haga. Solo haré lo que mi Maestro me diga". El ser suspiró y me dejó a solas.

Pero cuando terminé de enviar pensamientos rectos a medianoche y estaba a punto de ir a dormir, el ser maligno vino de nuevo. Me dijo: "Me estoy quedando sin medios para tratar contigo. Si no mueres, me sentaré sobre ti". Se abalanzó con fuerza sobre mi vientre, haciendo a que mis extremidades se elevaran. Me di la vuelta pero me obligó a retroceder con un puñetazo. Me senté y dije: "No tiene sentido sentarse sobre mí, estoy decidida a volver a mi hogar celestial con mi Maestro". Se fue exasperado. Me senté para enviar pensamientos rectos y limpiar todo el mal que estaba interfiriendo conmigo y haciéndome daño.

Durante el Año Nuevo 2019, dos compañeros practicantes vinieron a visitarme al enterarse de que no estaba bien. Dijeron que tampoco se sentían bien. Les dije que ignoraran cualquier síntoma que pudieran tener porque el hecho de que ocurrieran es parte de un proceso de mejoramiento en su cultivación. Ellos me dijeron: "Ahora que te hemos visto, nos sentimos aliviados. Sabemos que superarás cualquier tribulación que tengas". Le respondí: "Todo puede ser superado si escuchas realmente al Maestro".

¡Gracias, Maestro, por tu misericordia hacia nosotros! Gracias, compañeros practicantes, por vuestro apoyo incondicional!