(Minghui.org) Soy una joven practicante de Falun Dafa que comenzó a cultivarse en 2012. Experimenté numerosos altibajos. En algunos momentos he logrado ser más diligente que en otros, pero nunca he dejado de estudiar el Fa, ni un solo día.

La vida antes de practicar Dafa

Me había convertido al budismo antes de comenzar a practicar Dafa. Era una budista moderna que estudiaba budismo para volverme virtuosa. Sin embargo, aún me hallaba contaminada por este ponzoñoso mundo terrenal. Leí libros sobre el confucionismo, budismo, taoísmo, cristianismo y otros. Ahora entiendo que me encontraba descendiendo por un camino que me conducía al mayor de los desastres.

Después de graduarme y entrar a formar parte de la sociedad, constantemente competía con otros por fama y beneficios personales. Me entregaba a mis deseos sin ningún tipo de restricción.

Cuando me vi obligada a someterme a una importante operación de cirugía, soñé que casi acababa entrando al infierno. En ese momento, el rey del infierno me rechazó diciendo que mi vida aún no había terminado.

Alquilé una habitación compartida con otra profesora de la universidad. Ella me explicó la verdad de Falun Dafa y los actos despreciables cometidos por el partido comunista chino (PCCh).

No me interesó mucho aquello, pero en cuanto comenzó a hablar de los principios del Fa me quedé absorta. Sentía que resultaba raro encontrar a alguien con quien poder discutir temas metafísicos. Todo lo que me decía tenía mucha lógica.

El camino de la cultivación es difícil

Entonces, me dejó leer un capítulo llamado: "Pérdida y ganancia" de un libro de Dafa. Después, cuando me mostré interesada en aprender más, me indicó que el libro se llamaba: Zhuan Falun. Lo tomé prestado.

Después de terminar de leer el libro, todas las respuestas que tan dolorosamente había buscado todos estos años parecieron ser contestadas. Esto es lo que había estado buscando, así que decidí practicar Falun Dafa.

La docente me presentó a una practicante mayor que era muy diligente. La anciana me mostró otras conferencias del Maestro Li Hongzhi (el fundador de Falun Dafa). Me tomó alrededor de un mes leer casi el 90 por ciento de las conferencias del Maestro.

Empecé a salir a aclarar la verdad sobre Falun Dafa y la persecución que sufre a manos del régimen comunista. Cuando traté de hablar con mis excompañeros de clase, no me escucharon. Me sentí muy decepcionada.

Esa noche, tuve un sueño. Soñé con "El Viaje al Oeste". A lo largo del trayecto, había vientos arenosos, rocas sueltas y un sacerdote con sus tres discípulos que hacían avances con mucha dificultad. Después de despertarme, comprendí que el camino de la cultivación es muy difícil.

Con la ayuda de los practicantes veteranos de Dafa, y debido a que se cultivaban diligentemente, conseguí mantener un estado de cultivación muy positivo. Me levantaba a las 5:00 a. m. cada mañana para memorizar las enseñanzas.

Hablando a la gente de Falun Dafa

Preparábamos diferentes materiales informativos de Falun Dafa, incluyendo folletos y pequeñas revistas.

Cada vez que tomaba un taxi desde el trabajo, hablaba siempre con el conductor del taxi. A raíz de esto, muchos taxistas llegaron a comprender la verdad sobre Falun Dafa, y a renunciar al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones juveniles.

Durante aquellos días, realmente me sentía constantemente inmersa en la luz del Fo. A menudo soñaba que volaba, atravesaba montañas y picos, volaba a través de las nubes, recorriendo a toda velocidad el universo o adentrándome en el mundo microscópico, observaba muchas escenas espléndidas por el camino.

Posteriormente, empezamos a aclarar la verdad a través de los teléfonos móviles. Una practicante conducía el automóvil mientras yo hacía las llamadas. Obtuvimos muy buenos resultados.

Le contaba a las personas por qué necesitaban renunciar al PCCh y cómo ha destruido los valores morales de la sociedad, con el objetivo de destruir a la humanidad. También les decía por qué Falun Dafa trata de despertar la conciencia de las personas.

Muchos se mostraban muy agradecidos y querían transmitir el mensaje a sus familiares y amigos. Algunos incluso preguntaron cómo podían ponerse en contacto conmigo.

Hubo una persona que no parecía tener una actitud amistosa, a priori, cuando atendió mi llamada pero cuando empecé a aclararle la verdad, escuchó muy atentamente. Al final dijo: "He recibido muchas llamadas de este tipo, y en el pasado colgaba, pero hoy cuando usted llamó, me interesó tanto que no podía dejar de escucharla".

Sé que todas estas personas predestinadas contribuyen animándome para que persevere en mi camino de cultivación y para que continúe con mis actividades de aclaración de la verdad.