(Minghui.org) Una mujer de la ciudad de Chaoyang fue puesta bajo custodia policial el 16 de marzo de 2015 por no renunciar a su fe en Falun Dafa, un sistema para el auto perfeccionamiento, perseguido en China. La sentenciaron a prisión por tres años después de un juicio ilegal.

La Sra. Li Yan sufrió torturas indescriptibles mientras estuvo encarcelada y según su esposo estuvo cerca de la muerte cuando fue liberada. Lo siguiente es su relato de lo que le sucedió.

Encarcelada y torturada en el arresto

Estaba en una aldea contándole a la gente por qué la persecución a Falun Dafa era incorrecta, cuando la policía me arrestó y encarceló en el centro de detención de la ciudad de Chaoyang la noche del 16 de marzo de 2015. Todas las personas en el centro de detención eran forzadas a realizar cantidades excesivas de trabajo y castigadas por no terminar la tarea asignada.

Una practicante de Falun Dafa fue puesta en mi celda. Hacía frío y le presté una prenda de ropa abrigadora. Por esa acción bondadosa, me pusieron en una sala de manejo estricto, porque los guardias no permitían que nadie ayudara a una practicante de Falun Dafa.

Me negué a memorizar las reglas de detención así que los guardias me quitaron la ropa de abrigo y me dejaron sentada en el suelo helado durante un mes. La comida era incomible y me provocaba un fuerte dolor de estómago.

Torturada en prisión

En diciembre de 2015, después de un juicio falso me sentenciaron a tres años en prisión e ingresé en la cárcel de mujeres de la provincia de Liaoning en mayo de 2016. Me pusieron en una celda específicamente usada para torturar a los practicantes de Falun Dafa y forzarlos a renunciar a su fe.

Maneras de quebrantar a un practicante

Tenía que trabajar todos los días de 7:00 a. m. a 7:00 p. m. para manufacturar una cantidad irrazonable de ropa. Era sin parar y nadie tenía permitido hablar. Las detenidas a menudo tenían que saltarse las comidas para cumplir la cuota; éramos castigadas si levantábamos la cabeza, porque se consideraba que eso era no trabajar duro.

Todas estaban mental y físicamente agotadas por el exceso de trabajo, y de golpes y gritos constantes. Con frecuencia la comida estaba cruda y era incomible.

Después de las 7:00 p. m. los guardias trataban de obligarme a renunciar a mi fe. Tenía que pararme o ponerme en cuclillas mientras se turnaban para golpearme. Me daban poca agua y difícilmente un descanso para ir al baño hasta las 10:00 p. m.

Durante los días libres, tenía que permanecer quieta parada o en cuclillas de 7:00 a. m. a 10:00 p. m. A dos reclusas se les ordenó vigilarme y me culparon por perder su descanso. No me permitían comprar alimentos y mi dolor de estómago empeoró.

La capitana usaba una picana eléctrica para obligarme a escribir declaraciones para renunciar a Falun Dafa. En el verano no me dejaba bañarme, lavarme ni lavar la ropa. Yo olía terrible y fui humillada por otras detenidas.

Después de seis meses de tormento, se me produjo una perforación en el estómago; en diciembre de 2016 me llevaron de prisa a una sala de emergencias.

Obligada a pagar los gastos médicos

Se suponía que la prisión debía pagar mis gastos médicos, pero las autoridades me obligaron a pagarlos, lo que me costó más de 15.000 yuanes (~ USD 2.206). Tuve que regresar y trabajar en la prisión tres semanas después de la cirugía antes de que mi herida sanara. Tenía que sujetar fuertemente la incisión mientras hacía el mismo trabajo que otras detenidas.

Tras la cirugía solo podía ingerir alimentos líquidos, pero la prisión no me los ofrecía. Tuve que pasar hambre después de regresar a la prisión. Era víctima de la cirugía y no tuve el ambiente adecuado para recuperarme. Pronto regresó mi dolor de estómago y mi cabello se puso gris; me dolía terriblemente el brazo y no podía dormir por la noche.

Cuando me liberaron en marzo de 2018, mi salud física estaba en su peor momento. Apenas podía caminar o comer.