(Minghui.org) La primera vez que me encontré con Falun Dafa, fue gracias a la exposición de arte de Falun Dafa que se exhibió en mi lugar de trabajo. La belleza de las pinturas, la claridad y firmeza con la que mostraban una verdad tan aterradora, me llamó poderosamente la atención. Cuando un practicante me comentó la relación entre las pinturas y la práctica de Falun Dafa, supe que tenía que saber de qué se trataba, ya que sentí que era algo que había estado buscando desde hacía mucho tiempo.

En aquel entonces experimentaba problemas de salud. Mi nivel de estrés se incrementaba tan rápidamente como mi salud decaía. Aun así mi actitud siempre había sido la de no visitar a ningún médico, ni tomar medicamentos, a menos que la situación fuera insostenible. Sentí que la meditación podía ayudarme a eliminar aquella tensión, la cual reconocía como la fuente de mi precario estado de salud.

Observé mejoras en mi salud algún tiempo después de comenzar a practicar. Comprendí que no debería dejar pasar la oportunidad de asistir a la práctica grupal. Empecé a sentir lo valiosa que me resultaba cada sesión de estudio del Fa. Rápidamente, me involucré en algunas de las actividades y proyectos de Falun Dafa para demostrar mi agradecimiento por todos los beneficios que veía reflejados en mi cuerpo, mis pensamientos y mis acciones.

Con el estudio del Fa en grupo, mi entendimiento de Zhuan Falun se convirtió en el faro que me orientó en la dirección correcta para mejorar tanto mis valores morales como mi manera de actuar con los demás. Obtuve las respuestas a las preguntas que me había hecho durante toda mi vida. Era como si Falun Dafa siempre hubiera estado allí, esperándome, esperando el momento adecuado para que lo encontrara.

Finalmente, aprendí en profundidad qué significa la práctica de Falun Dafa. Y entendí que el Maestro Li Hongzhi arregló un gran camino para que me cultive.

Rápidamente pude descartar varios apegos, y eso contribuyó a que pudiera ayudar mejor en la salvación de las personas. En situaciones peligrosas, observé cómo el Maestro Li nos protegía y, a veces, también vi escenas majestuosas con mi tercer ojo.

Las palabras no pueden llegar a expresar la gratitud que siento por la infinita benevolencia del Maestro y de los compañeros practicantes con los que transito este camino.

A través de la cultivación, he logrado superar algunos de mis apegos, como los miedos a perder la cara ante mis colegas de profesión y a impedir que las cosas transcurran de forma natural. Estoy tratando de eliminar mis nociones humanas y elevar mi xinxing. Gracias a la práctica, he eliminado mis apegos a la ansiedad, soledad y lujuria.

En la universidad donde imparto clases, hay una colega que nunca sigue las instrucciones que indican nuestros supervisores. Aún así se le asignó la tarea de que coordinara conmigo un evento, que involucraba organizar a todos los profesores y estudiantes del programa educativo al que pertenezco. La mayor parte de la logística recaía en mí. Instantáneamente entendí que esta era una oportunidad muy clara para cultivarme y elevar mi xinxing. Durante el acto, traté cada tribulación que se me presentaba con benevolencia. El evento salió relativamente bien.

Mi compañera comprobó que nuestra cooperación en el evento no se había visto afectada por nuestra falta de empatía, ni por nuestros conflictos anteriores. Comprometerme con que tal evento alcanzara el éxito fue la parte indispensable de mi tarea y lo hice como cultivadora, tanto por mis alumnos como por el éxito del evento en sí. Mi colega comprendió que debía cambiar su actitud y ahora sigue las instrucciones de nuestros superiores. Es decir, su corazón ha cambiado.

Han pasado tantas cosas, que no puedo enumerarlas todas. Muchas de las experiencias que he tenido sucedieron con el objetivo claro de mejorar mi cultivación. Solo quisiera agregar que mi gratitud hacia Falun Dafa y hacia el Maestro Li Hongzhi no tienen límites. Gracias.