(Minghui.org) Nota del editor: La Sra. Han Chunying, una practicante de Falun Dafa de la ciudad de Changchun, provincia de Jilin, ha sido arrestada y detenida varias veces en los últimos años por negarse a abandonar su creencia. Su madre falleció justo el día antes de que la pusieran en libertad. La anciana murió tras padecer años de acoso y angustia, presenciando cómo la policía secuestraba una y otra vez a su hija.

A continuación la Sra. Han presenta un relato de su sufrimiento.

Los oficiales de la comisaría de Beishan no cesaban de llamarme en febrero de 2018, para pedirme que me personara en la estación de policía. Me negué a ir. Un día vinieron varios agentes y me arrestaron.

Mi anciana madre se encontraba postrada en la cama incapaz de moverse. Vi lágrimas en sus ojos cuando la policía me secuestró delante de ella. No imaginaba que sería la última vez que la vería con vida.

Cuando me liberaron después de permanecer casi dos meses detenida, el 7 de abril de 2018, me indicaron que mi madre había fallecido el día anterior.

Mi hermana me dijo: "Pensaba en ti y se preocupaba por ti todos los días desde que te detuvieron. Si eso no hubiera sucedido, mamá no habría muerto tan pronto".

Arrestos, detención y acoso

Me arrestaron junto a otros cuatro practicantes el 28 de julio de 2017, por hablar a la gente sobre Falun Dafa. La policía nos retuvo en el centro de detención de Weizigou durante cinco días, antes de permitirnos regresar a nuestras casas.

Dos semanas después, la policía irrumpió en mi casa y confiscó todo lo que guardaba alguna relación con Falun Dafa.

Me ataron las manos a una silla y me interrogaron en la comisaría. Estuve retenida durante 15 días en el centro de detención de Weizigou antes de ser puesta en libertad por problemas de salud.

Poco después, la policía me llevaría de nuevo al centro de detención, pero esa vez no me admitieron porque no pasé el examen médico.

Tras arrestarme de nuevo, en febrero de 2018, la policía me llevó ante la fiscalía y me metió en una jaula de metal. Después de que me negué a firmar algunos documentos de renuncia a Falun Dafa, me trasladaron al centro de detención N.º 4, donde permanecí algún tiempo recluida.

Ilustración de la tortura: En una jaula de metal.

Los guardias a menudo abusaban de mí verbalmente debido a mi negativa a cooperar. Cada día me parecía un año debido a la intensa presión y a la amenaza, siempre presente, de que me fueran a torturar en cualquier momento.

Preocupada por mi seguridad, mi familia sobornó a la policía para que me sacara de allí. Me permitieron volver a casa 55 días después.

Pero eso no fue el final.

Alrededor de tres semanas después de que me soltaran, la policía vino a mi casa para acosarme de nuevo. Me encontraba comprando comestibles cuando vi que los vehículos de la policía empezaban a formar una fila en torno a mi edificio de apartamentos. Me alejé del lugar y me escondí. Cuando mi esposo llegó a casa, se enfrentó a la policía aduciendo que comenzaban a acosarme ni bien había sido liberada. Algunas horas después, se marcharon definitivamente.