(Minghui.org) He estado mirando hacia adentro y eliminando mis apegos durante los muchos años de mi cultivación, sin embargo, todavía había uno que siempre se me escapaba.

Este apego había dominado mis pensamientos y estaba tan bien escondido que se había convertido en una parte natural en mí. Este era el apego a la arrogancia y al sentido de superioridad.

Éste se manifestó de las siguientes maneras:

1. Piensa muy bien de sí mismo, mientras ve a las demás personas como vulgares y estúpidas.

2. Se muestra desagradable y mira las deficiencias de los demás sin ver sus puntos fuertes.

3. Pensar que alguien debe ser severamente castigado si me molesta, porque son triviales y estoy absolutamente en lo correcto.

4. En casa, lo que digo es lo correcto, porque mi marido es incompetente y no puede hacer nada bien. Soy mucho mejor en todos los sentidos.

5. En el trabajo, creía que mi supervisor era incapaz de ser un buen jefe y que debía haber sobornado a alguien para ocupar ese puesto. Cuando a mis compañeros de trabajo les fue bien, lo consideré como suerte en lugar de su esfuerzo.

6. Cuando ocupé un puesto directivo, sentía que era muy buena supervisando a los demás. Si no dirigí bien fue porque los miembros de mi equipo no eran lo suficientemente buenos. Solo querían que les pagaran por ser perezosos.

7. Conducida por la idea de que yo era todopoderosa y fuerte, cuando clarifiqué la verdad, pensé que era elocuente y lo sabía todo. Si la persona con la que hablaba se negaba a estar de acuerdo conmigo, era porque estaba demasiado engañada por la propaganda y más allá de la salvación.

8. Creía que era una buena practicante porque era capaz de mirar hacia adentro y había encontrado muchos apegos. Cuando miré a otros practicantes, no parecían tener una buena cualidad de iluminación y eran incapaces de encontrar sus apegos. Cuando fracasé en progresar diligentemente, me dije que a veces todo el mundo se relaja.

9. No podía soportar que se aprovecharan de mí, ya que era mucho más capaz que esos perdedores. Cuando me aprovechaba de los demás, me llenaba de alegría y quería demostrar que era mejor que los demás y que tenía mucha virtud.

10. Cuando la gente se negó a escuchar los hechos de la persecución, pensé que eran ingratos por no haber respondido a mi amable acción de salvarlos. Pensé que deberían estar totalmente agradecidos en lugar de estar tan confundidos y no ver la bondad que hay en mí. Yo era una persona sabia que podía comprender Falun Dafa y ellos nunca serían lo mismo que yo.

Pensé que estaba allí para que los demás me admiraran y agradecieran,  para que  pudieran escucharme sin cuestionar mi autoridad. Debería haber sido feliz cuando otros expusieron mis apegos. En cambio, guardaba resentimiento contra los que me "ofendían" y me hacían sentir mal.

No traté a los seres conscientes ni a los demás practicantes con la actitud correcta. Siempre fui egocéntrica y me sentí superior; quería tener control sobre los demás para satisfacer mi sentido de superioridad. Esta arrogancia hizo que me enfadara cuando me enfrenté a personas que eran "rudas y mandonas", porque desafiaban mi autoridad. Al enfrentarme a estos desafíos, no podía ver que estaba siendo arrogante -estaba demasiado ocupada culpando a mis apegos a la vanidad, a las emociones, a la lucha y a la ganancia personal.

Nunca se me ocurrió que no tenía sentido estar enfadada por un poco de vanidad y orgullo personal. Tampoco me molesté en darle sentido al hecho de que hice una gran escena cuando alguien fue grosero conmigo, incluso cuando no había nada en juego. Cuando los chicos me desobedecían en casa, la vanidad y el orgullo personal ni siquiera eran un problema, pero aun así me enfadé mucho. La única explicación era que mi arrogancia era intocable.

A algunas personas les gusta luchar, y probablemente no todo se trata de vanidad y ganancia personal. Cuando las figuras políticas de peso pesado del partido comunista chino luchan también es por el poder, y a veces apuestan sus vidas en ello. No son tan estúpidos como para renunciar a sus vidas simplemente por ganancia y vanidad; de hecho, quieren poder y estatus, el deseo proviene de su fuerte arrogancia. Creen firmemente que son las personas más magníficas, gloriosas y correctas. No tienen ninguna duda de que están por encima de todos los demás y que deben demostrar esta creencia con sus vidas.

Las viejas fuerzas y el malvado espectro comunista llevaron la arrogancia al extremo, creyendo que estaban ayudando con la rectificación del Fa. Debemos eliminar el apego a la arrogancia ahora que lo hemos detectado. Si no lo hacemos, la interferencia demoníaca podría provenir de nuestras propias mentes.