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Las fricciones con mi esposo me ayudaron a ver mis apegos

Ago. 30, 2018 |   Por una joven practicante en China

(Minghui.org) Soy una joven practicante de Falun Dafa. Me casé en 2016, sin embargo, mi marido no es un practicante.

En un sueño se me mostró que mi esposo y yo nos casamos en una vida anterior y que él y su familia estaban profundamente en deuda conmigo. Así que pensé que probablemente estaba aquí para pagar su deuda. Mientras tanto, él debe haber sabido que yo aprendería Falun Dafa en esta vida y esperaba que lo tratara igual que en la vida anterior y que lo despertaría sin importar cuán perdido estuviera en este mundo.

Mi marido me había tratado bien desde que nos conocimos y era muy cariñoso conmigo. Nos gustaba comer las mismas cosas, teníamos los mismos intereses y puntos de vista.

Pero todo cambió después de que nos casamos. Comenzamos a pelearnos constantemente por cosas como las comidas o el uso del baño. Las discusiones giraban en torno a asuntos triviales y cotidianos. A veces hasta nos peleábamos si uno no usaba una palabra correctamente.

Mi marido es varios años mayor que yo. Siempre pensé que un hombre cambiaría después de casarse, especialmente si tenía más de treinta años. Debía ser más responsable y estar más dispuesto a soportar las cargas. Pero mi marido no cambió nada. Jugaba a la pelota, iba a los bares y jugaba con el teléfono celular después del trabajo, tal como antes.

Un hombre debe mantener a su familia. Él debía ser más devoto que antes de casarse. Debía visitar a sus padres con frecuencia y ayudarles a mantener su casa. Los visitaba pero nunca los ayudó. Mi suegra lo malcriaba y no lo dejaba trabajar, por lo que esto tampoco lo favoreció. Ella le cocinaba los mejores platos todos los días.

Se quedaba con sus padres cuando yo estaba fuera de la ciudad por negocios. Mi suegra no quería despertarlo por la mañana, para que pudiera dormir más. Por lo tanto, no desayunaba y corría a la oficina todos los días. Odiaba su comportamiento y me molestaba de solo pensarlo. Cada vez que era perezoso en casa o parecía no querer progresar, me enfadaba y lo regañaba.

El ingreso de su familia era promedio, pero sus padres siempre competían con mi familia, que era más rica. A menudo trataban de demostrar que estaban bien. Pero en realidad, tenían miedo de que los mirara con desprecio.

Mi suegra compró un abrigo de visón por 6.000 yuanes. Nos lo mostró cuando mi esposo y yo fuimos a su casa a cenar. Quería que la felicitara. No me impresionó su abrigo y tal vez ella lo sintió porque nunca más volvió a usarlo frente a mí. Luego, le dijo a mi madre que el abrigo costaba 12.000 yuanes.

La desprecié desde el fondo de mi corazón cuando oí que había exagerado el valor de su abrigo de piel. Sentí que estaba siendo hipócrita. Sus apegos a presumir, la envidia, el interés propio y la fama eran cosas sucias para mí. Me había convertido en practicante antes de ser adolescente y me había cultivado durante muchos años. Me sentí indignada porque no estaba diciendo la verdad.

Tras varios meses de conflictos con mi suegra, descubrí que la cultura del partido comunista chino (PCCh) había influido mucho en mí. Siempre quise que otros siguieran mis ideas de la misma manera que el partido comunista quería "controlar el cielo, la tierra, la gente y las mentes de la gente".

El hecho de que mi suegra mostrara comportamientos que yo no podía tolerar reflejaba que todavía tenía muchos apegos, incluyendo una mentalidad competitiva, fama, apego a presumir, ser distante y despreciar a los demás. Sabía que fue mi propio comportamiento lo que hizo que mi suegra se concentrara en guardar las apariencias.

Cuanto más actuaban así, más intolerable me sentía. De esta manera, se formó un círculo vicioso. No me cultivaba y me había desviado mucho de los requisitos de Falun Dafa. Sabía que como cultivadora debía mirar en mi interior. Pero mi corazón seguía agitado y me resultaba difícil mejorar.

No era fácil tener conflictos con mi marido. Ni siquiera podía levantarme temprano para hacer los ejercicios matinales. Decidí ir a visitar a mis padres y quedarme con mi madre (que también es practicante) por unos días. Pensaba que si me quedaba con otros practicantes de Dafa podría ser más diligente. Esperaba estudiar más el Fa, compartir más, mirar más hacia adentro y verdaderamente elevarme según el Fa.

Entonces tuve otro sueño que me inspiró.

En el sueño, estaba escalando una montaña y a medida que me acercaba a la cima el sendero se hacía más difícil. Una delgada capa de hielo cubría las rocas. No había un lugar nivelado donde pararse o agarrarse. Además, las paredes rocosas eran prácticamente verticales hacia arriba y hacia abajo. Parecía imposible seguir escalando.

Había marcas a los costados de la montaña. Sabía que era para medir el xinxing de un cultivador. Al levantar la cabeza y mirar la pared rocosa, me sentí impotente.

Entonces vi que mi marido también estaba allí. Se arrodilló en el suelo con la espalda tan doblada que parecía un arco, para que yo pudiera pisar. Me paré sobre su espalda, luego sobre su hombro. Con gran dificultad se puso de pie. Luego apretó los dientes y usó todas sus fuerzas para levantarme con las manos para que pudiera llegar a la cima. Pero mi conciencia parecía detenerme. Mis manos no se agarraban y mis piernas no me empujaban hacia arriba. No tenía determinación para seguir escalando. Sin embargo, mi esposo me levantaba una y otra vez, casi agotando toda su energía.

Sentí que él estaba totalmente decidido: "La llevaré a la cima aunque tenga que agotar hasta el último rastro de mis fuerzas. Incluso si el costo es perder mi vida o sacrificar todo lo que tengo, la ayudaré a subir y alcanzar su meta".

Me sorprendió su altruismo, que era totalmente para los demás. De repente mi mente se volvió clara. Me subí a su espalda, corrí hacia delante, y rápidamente llegué a la cima. La alarma entonces sonó y me despertó para hacer los ejercicios matutinos.

No podría describir con palabras humanas lo que sentí en ese momento. La escena del sueño todavía está viva en mi mente. Mi esposo había estado dispuesto a sacrificarse para ayudarme a tener éxito en la cultivación. Yo, en cambio, lo culpaba y odiaba por los conflictos que teníamos en nuestra vida cotidiana. Quería vengarme y evitar tratarlo con bondad.

Incluso pensé que después de completar mi camino de cultivación y marcharme, lo ignoraría para siempre. No me importaba lo bondadosa que había sido con él en mi vida anterior. Todo lo que quería era que él ya no me molestara ni me alcanzara.

Mis pensamientos realmente no estaban en línea con el estándar de un cultivador. Pensé que si mi esposo había venido a pagar mi bondad de una vida anterior, entonces tenía que tratarme bien, y como mi esposo, me cuidaría y me protegería. Eran conceptos totalmente erróneos. Cuando él comenzó a ayudarme exponiendo todos mis apegos profundamente ocultos, juzgué todo con sentimentalismo humano. Me olvidé totalmente de los pensamientos rectos de un cultivador. Solo después de que me dieron una pista en mi sueño me iluminé a que mi pensamiento y comportamiento estaba equivocado.

Ser amable conmigo en el mundo humano no es ser realmente bueno conmigo. Ayudar a que pueda cultivarme y dejar que me deshaga del sentimentalismo humano y de los apegos para poder elevarme es ser verdaderamente bueno conmigo. Este era el arreglo y la forma de devolverme la bondad que tuve con él en mi otra vida.