(Minghui.org) Mi hija tiene un año. Ella me trajo felicidad sin límites. Todo esto es dado por Falun Dafa y el Maestro. Estoy agradecida a Dafa. Falun Dafa es realmente mágico.

Este año, tengo 37 años. Era infértil luego de muchos años de matrimonio. Mi esposo y yo tuvimos muchos chequeos y los resultados indicaban que éramos normales. Intentamos ver expertos de medicina occidental y china, y también probamos remedios caseros, pero los resultados no fueron buenos. Al ver a otras personas teniendo hijos, estábamos verdes de envidia.

En una desesperada desilusión, tuve que conocer a Dafa. Con una mente dudosa, comencé a leer Zhuan Falun. La magia ocurrió en menos de dos meses. Una noche tuve un sueño, en el cual, una voz clara me dijo que estaba embarazada. La mañana siguiente, no lo tomé seriamente. Usé un test descartable la mañana posterior y el resultado fue negativo. Pero otro test mostró un resultado positivo en la misma semana. Lloraba de la emoción. No había tenido un resultado positivo después de muchos años de buscar con curas médicas. Acababa de empezar a conocer a Dafa, y Shifu me dio una gran bendición. Esto fue realmente mágico.

En los siguientes días, creía fuertemente que el Maestro estaría cuidándome. Todo el tiempo, la doctora me sugería que debería hacerme este o aquel chequeo, me rehusé. Una tarde posterior, cuando estaba embarazada de siete meses, mi bolsa se rompió. Mi familia se preocupó mucho y me enviaron al hospital. Puse Zhuan Falun en mi bolso y fuimos al hospital con mi esposo. La doctora parecía en pánico. Debido a mi edad y el hecho de que este era mi primer embarazo, porque el bebé era prematuro y se esperaba que fuera de nalgas, y porque el cordón umbilical estaba alrededor del cuello del bebé, la médica habló con mi esposo y sugirió que nos preparemos para lo peor. La médica dijo que la probabilidad de salvar tanto a la madre como al bebé era muy pequeña. Yo era la única con tranquilidad. Creí firmemente que mi bebé y yo estaríamos bien.

A las 8 de esa noche, una enfermera comenzó a colocarme una intravenosa para suprimir las contracciones uterinas y me preparó para una cesárea a la mañana siguiente. Creí firmemente que Shifu estaba a mi lado y que tendría un parto normal. Estaba segura en ese momento: estaría sana y salva.

A las 9 p. m. empecé a tener contracciones. Cuanto más tiempo estaba colocada la vía intravenosa, más cerca estaban mis contracciones. La enfermera usó una dosis más alta, pero aún no era útil. La enfermera abrió la válvula IV por completo y la botella entera se vació en unos diez minutos. No hubo efecto. La enfermera abrió otra botella, pero no sirvió de nada. Mis contracciones fueron cada vez más rápidas, pero no sentí ningún dolor y mi corazón se sintió cálido.

A las 7 de la mañana siguiente, la médica me dijo que no comiera nada y que esperara la cesárea. Cuando la doctora se fue, le pedí a mi esposo que fuera a casa a buscar leche.

Al amanecer, la doctora le habló a mi esposo por segunda vez y sugirió una cesárea. Ella le dijo que sería peligroso sin cirugía. Sabía que estaría bien. Justo después de que terminé de beber la leche, mi cuerpo se sonrojó. La enfermera se acercó lentamente y dijo: “No será tan rápido. Este es su primer hijo. Su cesárea está programada de inmediato”. Luego me revisó y se apresuró a buscar un carrito para llevarme a la sala de partos.

Cuando entré en la sala de partos, la jefa de ginecología habló con mi esposo. Ella dijo que tenía que tener una cesárea. De lo contrario, tendría que vivir con mi decisión yo misma. Le dije: “Por favor date prisa y prepárate”, porque estaba a punto de dar a luz al bebé. Después de esta breve conversación, ella se acercó y me revisó. Entonces, la partera asistente estaba apurada. Sin el mameluco, ella pidió ayuda a otros.

A las 8:24 a. m., nació mi hija pequeña. Fue un parto sin problemas. Mi bebé y yo estábamos a salvo. Desde el momento en que ingresé a la sala de partos hasta el nacimiento de mi bebé, tomó menos de una hora. Pasaron menos de once horas desde que mis contracciones comenzaron e ingresé a la sala de partos, incluso con medicamentos para suprimir las contracciones. Otras madres suelen estar muy cansadas después de dar a luz. Estaba muy enérgica y hablé con las enfermeras con deleite después.

Todos los doctores y enfermeras en la sala de partos sabían que había sucedido un milagro. A pesar de mi edad, un parto prematuro, un parto de nalgas y el cordón umbilical alrededor del cuello del bebé, fue un parto sin problemas. Mi familia y yo sabemos que este milagro se debe a las bendiciones de Dafa y Shifu.

Un mes después, mi esposo fue al hospital para obtener un certificado de nacimiento. La doctora dijo que el parto fue increíble. Debido al bajo peso de mi hija al nacer y su llegada prematura, solo pesaba 2,1 kg; a mi familia le preocupaba mucho. Les dije con confianza que no había necesidad de preocuparse, que los niños de los practicantes de Dafa están a salvo. Hay un Maestro, y está Dafa. Todo está seguro.

Mi hija tiene un año ahora. Es dulce e inteligente. No es diferente de otros bebés nacidos a término. Todo esto fue dado por Shifu y Dafa.

Mientras creas en Dafa y en Shifu, creo firmemente que un milagro también te puede pasar.

(Artículo publicado originalmente en octubre de 2007)