(Minghui.org) Vivo en Mönchengladbach, Alemania. Mi ocupación es: profesional de la salud natural.

He practicado Falun Dafa desde 2001. Cuando Minghui instó a los practicantes occidentales a escribir artículos de experiencias, al principio no sentí que me lo estuvieran pidiendo a mí, porque ya había presentado tres artículos en las conferencias del Fa al igual que mi esposo también practicante. Además, pensé que no tenía muchas experiencias de cultivación interesantes que contar últimamente. Cambié mi mentalidad solamente después de que mis compañeros practicantes me preguntaran si deseaba escribir un artículo y al leer el artículo del practicante chino titulado: “Nosotros, los chinos, esperamos leer las experiencias de los practicantes occidentales", conmoviéndome mucho.

Me di cuenta de la importancia que tenía y de la responsabilidad que debía asumir para ayudar al Maestro a rectificar el Fa y salvar a los seres conscientes. Así que me dispuse a escribir mis experiencias. Además, mi artículo podía ayudar a otros practicantes, al igual que todos esos artículos de practicantes que me han servido de gran ayuda y soporte en mi cultivación. También me di cuenta de que el proceso de escribir un artículo involucra una intensiva introspección de los apegos que debemos reconocer y eliminar.

Bien, entonces ¿sobre qué escribo? No pasó mucho tiempo hasta que obtuve la respuesta. Durante un intercambio, una practicante habló sobre su miedo, y repentinamente supe que ese sería mi tema central, porque el miedo es quizás uno de mis grandes apegos; había llegado probablemente el momento de tratarlo y finalmente despojarme del apego.

Cuando era niña, mi vida se vio marcada por el miedo. Tenía miedo de una madre dominante y también de otros adultos. Trataba de no cometer ningún error para no ser castigada. Desarrollé una preferencia a quedarme sola. Ya en la adolescencia, me di cuenta que mi timidez me iba a hacer la vida difícil. Como me sentía incapaz de cambiar esta situación, el miedo ha permanecido profundamente enraizado en mí.

Mi miedo eventualmente me llevó a sentirme preocupada y pesimista todo el tiempo. Tenía poca alegría de vivir y a menudo me deprimía. Cuando era joven, también enfermé físicamente. Sufría reacciones alérgicas a ciertos alimentos y eventualmente desarrollé un tipo de asma alérgica. Mi vida resultaba muy ardua, lo cual me atemorizó aún más.

Con la esperanza de mejorar mi condición psíquica y mental, comencé a tomar toda clase de suplementos alimenticios y remedios naturales. También estudié cosas como el esoterismo, invirtiendo mucho dinero en la literatura esotérica y asistiendo a cursos, pero esto solo me ayudó un poco.

En el verano de 2001, leí un corto reporte en una revista sobre la Persecución que sufre Falun Dafa en China. No podía entender cómo una práctica de qigong pacífica podía ser tan brutalmente perseguida. En ese tiempo, practicaba yoga. Me impresionó la fuerza y la honestidad de aquellos practicantes que se aferraban a su fe a pesar de padecer la persecución más severa. Sin ninguna duda quería saber dónde obtuvieron tal poder estas personas, porque había llegado a un punto bajo en mi vida que sentía todo lo contrario, absolutamente impotente y débil.

Inmediatamente me surgió el deseo de conocer Falun Dafa. Al mismo tiempo, estaba algo desalentada porque pensaba que Falun Dafa solo existía en China. Poco después, cuando atravesaba un pasaje peatonal de mi ciudad natal, de repente , vi una pancarta con la inscripción "Falun Dafa". Apenas podía creerlo e inmediatamente fui al punto de información de la práctica, donde un practicante me contó algunos de los antecedentes de la persecución.

Le pregunté si podía aprender los ejercicios en algún lugar de Alemania. Me sorprendí mucho cuando descubrí que había una pareja en nuestra ciudad que practicaba. Luego me puse en contacto con ellos y me invitaron, querían que conociera Falun Dafa.

Entonces, comencé a practicar Falun Dafa con entusiasmo. Hacía los ejercicios con regularidad y también leía el libro Zhuan Falun. Luego de un tiempo, descubrí que me había vuelto mucho más fuerte. Incluso después de un largo día de trabajo, ya no me sentía cansada. Después, mi asma incluso desapareció, y las alergias se fueron debilitando hasta que desaparecieron. Me sentía mucho mejor mentalmente. Mi miedo no desapareció, pero gané en valentía y esto me hacía relacionarme más abiertamente cuando hablaba con la gente.

También encontré muchas pruebas y obstáculos. Cuando comenzaba a hablar a la gente de la persecución a Falun Dafa en China, recuerdo que tomé parte en una vigilia que se celebró en Colonia. Me sentía cohibida, paralizada y hasta dudaba de si debía repartir folletos o no. Con el tiempo, me volví alguien más valiente y empecé a abordar a las personas. Después los obstáculos cambiaron, comencé a informar a los políticos sobre las violaciones de los derechos humanos en China y a dar conferencias en escuelas. Siempre tenía mucho miedo, pero en cuanto daba el paso, sentía la ayuda del Maestro y de Falun Dafa. Era como un milagro.

Pero todavía no conseguía eliminar mi apego al miedo.

El Maestro enseñó:

“Todos ustedes ya son conscientes de la ley de la generación mutua e inhibición recíproca. Si no tienen miedo, el factor que les haría tener miedo se volverá no existente. Esto no debe ser una acción forzada, pero se logra por medio de renunciarlo calmada y verdaderamente” (Eliminen sus últimos apegos, Escrituras esenciales para mayor avance (II)).

Entendí que el miedo es un sentimiento que siempre atrae aquellas situaciones que hacen surgir mis apegos. Era un círculo vicioso que tenía que romper.

Una y otra vez, traté de limpiar mi campo con pensamientos rectos. Aunque me sentía aliviada después de hacerlo, aquello no representaba un gran avance. Entendí que debía mirar hacia dentro hasta llegar a ver lo que se ocultaba detrás de mi miedo. Descubrí que no se trataba de miedo a la gente, más bien era miedo a la injuria, crítica, castigo, y a "perder la cara". En lo más profundo se encontraba enraizado mi ego, intentando evitar que lo hirieran. En realidad, estaba protegiéndolo con gran dedicación.

Este ego, este ser egoísta, no era mi verdadero ser. Mi yo real, es desinteresado y altruista. Así que comencé a enviar pensamientos rectos contra este egoísmo que se hallaba unido a mí. Al principio encontré muchas dificultades para concentrarme, pero poco a poco todo mi cuerpo, especialmente mi cabeza, se inundó de calor. Después de aquello, me sentí muy aliviada y mi mente estaba clara.

Poco tiempo después colaboré en la venta de entradas de Shen Yun en un centro comercial. Aunque he estado ayudando en este proyecto durante años, siempre tengo que lidiar con el miedo. “Nunca he trabajado vendiendo. ¿Cómo voy a convencer a la gente para que compre entradas? ¿Lo estoy haciendo lo suficientemente bien?”. Tales pensamientos me atormentaban y me desgastaban. Cuando acababa me sentía completamente exhausta.

Hace poco, decidí enviar pensamientos rectos durante más  tiempo, me concentré en deshacerme del miedo y las preocupaciones, y en pensar solamente en las personas que necesitan ver el show y ser salvadas, sin pensar en mi. Esto me ayudó mucho, me tranquilizó y me sentí mucho más relajada en mi interior.

Siento que el Maestro me ayuda a transitar mi camino. El apego al miedo se ha debilitado y ahora estoy segura de que podré eliminarlo de raíz.

Gracias Venerable Maestro, por permitirme recorrer este gran camino de cultivación. Gracias, compañeros practicantes de todo el mundo.