(Minghui.org) Soy una persona sana a mis 77 años. Sin embargo, antes de practicar Falun Dafa, mi salud era muy mala. Visitaba el hospital varias veces al año. Debido a mi estado tampoco me ascendían en mi trabajo. Ni siquiera podía enderezar mi espalda. Tuve que retirarme del trabajo, anticipadamente, a la edad de 49 años.

Mi tormentosa enfermedad me mantenía en un estado  pesimista. Tenía mal genio, y a menudo golpeaba a mi esposa y a mi hijo. Mi hijo me consideraba como si fuera un extraño. Mi esposa siempre estaba cargada de trabajo, y sufría de muchas enfermedades. Me sentía desesperado por no poder ayudar a mi derrotada familia.

Mi esposa obtuvo un ejemplar de Zhuan Falun en mayo de 1998. Terminó de leer el libro en día y medio. Desde aquel momento dejó de presentar ningún síntoma de enfermedad. Si no lo hubiera presenciado con mis propios ojos, no lo hubiera creído.

Su recuperación asombró a nuestra familia, así que tanto la esposa como la sobrina de mi sobrino vinieron a nuestra casa para aprender Dafa y los ejercicios. Todos recobraron la salud en pocos días.

Dafa se propagó rápidamente por todo nuestro pueblo. Muchas personas, regularmente de entre 30 y 40 años, venían a nuestra casa para aprender Falun Dafa.

Me hice cargo de todas las tareas domésticas para que mi esposa pudiera estudiar el Fa y enseñar a otros. Todos los días limpiaba la casa y hervía agua para que la gente bebiera. También instalé algunas bombillas para que estudiaran con más luz.

El Maestro me cuidaba a pesar de las tareas tan triviales que hacía. Mi salud mejoró gradualmente, al igual que mi energía. Mientras transportaba un gran saco de trigo hasta el tejado para dejarlo allí y que se secara, sentí un dolor repentino en la espalda. Más tarde, noté que los hueso de mi espalda se habían colocado y podía pararme derecho. Estando emocionado y sin palabras, empecé a estudiar Falun Dafa y a practicar los ejercicios.

En otra ocasión me encontraba trabajando en un lugar alto cuando resbalé y me caí. Aunque mi cadera chocó con una  superficie enladrillada no enrojeció ni se inflamó. Aunque solo quedé un poco dolorido, no lograba incorporarme y solo conseguía gatear. Mi esposa se hallaba ocupada en el campo en plena temporada de recolección. Así que me quedé en casa y persistí en el estudio del Fa. Sin ningún tratamiento, pude empezar a caminar lentamente apoyándome en la pared. Medio mes después todo había vuelto a la normalidad.

Durante los 20 años de cultivación, mi esposa y yo hemos estudiado el Fa juntos. Estamos sanos y cooperamos uno con el otro para hacer bien todo aquello que el Maestro ha pedido a los practicantes que hagan.