(Minghui.org) En nuestro equipo hay un practicante que es muy diligente. Ha traducido los artículos destacados todos los días durante años, sin dejar de hacerlo ni un solo día. Pero también comete muchos pequeños errores en sus traducciones. Soy responsable de la revisión y publicación de todos los artículos traducidos cada dos semanas. Al principio, mientras corregía sus artículos, me sentía incómodo en mi interior, porque tenía que hacer correcciones en casi todas las frases, y la revisión de sus artículos llevaba más tiempo que la lectura de las traducciones de otros practicantes.

Después de pensar en cómo podría ayudarle a mejorar sus habilidades con la traducción, activé la función de seguimiento de edición mientras corregía sus artículos. Cuando terminé las correcciones le envié el artículo corregido, con la esperanza de que lo utilizara para mejorar sus habilidades de traducción. Pero a menudo repetía los mismos errores una y otra vez. Comencé a sentirme aún más incómodo, y a desarrollar malos pensamientos hacia él, y sentí que era terco y descuidado.

Pero, por otro lado, tenía miedo de mostrar mi insatisfacción porque él había traducido la mayoría de los artículos para nuestro sitio web de Minghui. Así que me encontraba en una situación en la que me sentía ansioso y tenía miedo de expresarlo.

Sentí que algo andaba mal con mi estado de cultivación, así que comencé a mirar hacia mi interior. Descubrí que mis sentimientos de inquietud se debían a mi deseo egoísta de no querer trabajar duro. Lo mismo sucedía con mí miedo a expresar mis críticas abiertamente con este practicante tenía la misma raíz: temía que perdiera la motivación y tradujera menos artículos, y entonces yo tendría que hacer más.

Así que me di cuenta de que mi esfuerzo por ayudarlo a mejorar sus habilidades de traducción era impuro: mi deseo de ser más eficiente en el trabajo de Dafa se mezclaba con mis intereses egoístas y miedos.

También me di cuenta de que estaba siendo bastante impaciente ya que esperaba ver resultados después de hacer el esfuerzo por ayudarlo. Cuando no veía los avances, me sentí incómodo. No pude seguir haciendo lo que se suponía que debía hacer, de la mejor manera posible, sin esperar nada a cambio.

Así que empecé a eliminar mis malos pensamientos hacia él. Traté de ver la situación desde un ángulo diferente, sin pensar solamente en lo que no hacía bien, sino apreciando lo que hacía bien. Con su ayuda en la traducción diligente de los artículos destacados día tras día, pudimos aumentar el número de artículos publicados, incluidos todos los artículos de cabecera sin perder ni uno solo durante mucho tiempo. A través de sus acciones nos enseñó, a otros compañeros de nuestro equipo de traducción y a mí, a ser más diligentes porque nos mostró lo que es posible.

Reconozco el poder de una buena coordinación. Cada uno de nosotros tiene algunas carencias pero también algunas cualidades. Cuando logramos dejar de mirar negativamente las deficiencias de los demás, e intentamos compensarlas en su lugar, entonces juntos podemos hacer mucho más que cada uno de nosotros individualmente.

Por ejemplo, este practicante puede traducir artículos todos los días, pero si alguien no corrige sus artículos diariamente, la calidad de los artículos publicados será insuficiente. Otros practicantes prestan mucha atención a la calidad, pero no tienen suficiente diligencia para traducir artículos diariamente. Sin el primer practicante, habría muchos menos artículos traducidos y algunos artículos importantes no se publicarían a tiempo. Pero juntos, estos practicantes fueron capaces de publicar muchos artículos de alta calidad de manera oportuna. Este es el poder de una buena coordinación.

Después de purificar mis pensamientos, comencé a apreciar más y más lo que este y otros practicantes están haciendo y ya no albergo malos pensamientos acerca de este practicante.

Empecé a revisar sus traducciones sin pensar demasiado. Solo traté de hacer bien mi parte del trabajo y aprecié el artículo completo como resultado de nuestra cooperación. Cuando en repetidas ocasiones vi algunos errores, escribí un correo electrónico al respecto y le pedí cortésmente que prestara atención. A veces resultó que teníamos diferentes interpretaciones sobre la manera correcta de traducir una palabra o frase.

Después de un tiempo, sin pensarlo, sus traducciones mejoraron mucho, así que ahora no necesito dedicar tanto tiempo a corregirlas.

Esta experiencia también me ayudó a corregir mis pensamientos negativos sobre otros practicantes en diferentes actividades.

Gracias Maestro, gracias compañeros practicantes.

(Artículo de intercambio de experiencias seleccionado en Fahui de Minghui 2018, abreviado)