(Minghui.org) Me gustaría compartir un incidente que me sucedió que atestigua el poder de algo que el Maestro dijo: “… mirar dentro es una herramienta mágica” (Enseñando el Fa en el Fahui Internacional de Washington DC 2009).

Mi familia se mudó al primer piso de un nuevo edificio en 2013. Debido a que el agua seguía acumulándose en nuestro jardín delantero siempre que llovía, pensé en elevar el nivel del suelo y traje a casa un camión lleno de tierra. Como el camión no podía llegar hasta nuestro jardín, tuve que descargarlo en el jardín de nuestro vecino, y después moverlo al nuestro.

A la mitad de estar haciendo esto, una compañera practicante llamó, pidiéndome que fuera a su casa a finalizar algunas cosas concernientes a los libros de Dafa que le había dado. Sin pensarlo le dije rápidamente: “Estoy demasiado ocupado ahora. Hagámoslo mañana”. Después volví al trabajo de mi jardín.

En cuestión de minutos no podía ver nada a través del ojo derecho. El primer pensamiento que me vino a la mente fue “Necesito mi vista para leer los libros de Dafa y no puedo ser el blanco de esta persecución. No lo reconoceré”. Pero entonces un punto negro apareció mientras miraba por el ojo izquierdo, e iba creciendo.

Recordé que el Maestro nos dijo en las lecciones del Fa de Guangzhou que deberíamos pedir ayuda al Maestro, así que grité: “¡Maestro, por favor ayúdame!”. Justo después, el punto negro desapareció y la vista de mi ojo izquierdo fue restablecida completamente. Sabía que el Maestro estaba a mi lado cuidándome y agradecí al Maestro en mi corazón.

Debido a que aún estaba ciego en mi ojo derecho, pensé en ir a casa y que mi mujer enviara pensamientos rectos para mí. Pero sabía que no debería dejar el montículo de tierra en el jardín de mi vecino demasiado tiempo. Así que continué trabajando en mover la tierra.

Pasó más de una hora y casi había acabado cuando la compañera practicante que me había llamado antes vino. Estaba muy contento, pensando que ella podría ayudar a enviar pensamientos rectos para mí.

Esta practicante era una amiga cercana a quien yo veía como verdaderamente avanzada en su cultivación y muy dispuesta a ayudar a otros. Así que le dije: “Has venido exactamente en el momento oportuno. Me acabo de quedar ciego en el ojo derecho. ¿Puedes enviar pensamientos rectos para mí?”.

Para mi sorpresa dijo: “Estoy demasiado ocupada ahora. Quizá en algún otro momento, en un par de días”. Esto desencadenó mis apegos y emociones humanas tales como el enfado, la impaciencia, y el resentimiento. Le contesté: “¿Por qué no te vas entonces? De todos modos, no necesito tu ayuda”.

Mi mujer, que estaba cerca, se quedó sorprendida por mi reacción y me recordó: “¿Eres siquiera un practicante? Mejor que mires hacia dentro”.

Sus palabras me despertaron, y pensé en la enseñanza del Maestro: “… mirar dentro es una herramienta mágica” (Enseñando el Fa en el Fahui Internacional de Washington DC 2009).

También recordé el poema del Maestro “Quién tiene razón, quién no”, de Hong Yin III: “El que tiene razón es él, el que está equivocado soy yo”.

Inmediatamente uní mis manos en el gesto de Heshi, sonreí a la otra practicante y dije: “Lo siento. Estoy equivocado. No he mirado hacia dentro, sino que he buscado ayuda externa para una solución. Cuando te vi, desarrollé el sentimiento de fanatismo y dependencia. No me di cuenta, ya que era casi mediodía, de que tenías que recoger a tu hijo al colegio y cocinar para tu familia. Estaba solo pensando en mí y no fui considerado contigo. Por favor, perdóname.

Tan pronto como dije eso, la vista del ojo derecho regresó completamente.

Estaba tan bendecido y emocionado por descubrir una vez más que mirar dentro es realmente una herramienta mágica. Fui testigo una vez más del poder y la belleza de Dafa.

Después de ordenar las cosas por las que la practicante había venido, me senté y continué mirando dentro de mí. Me di cuenta de que nada de lo que había ocurrido ese día había sido por accidente. Había muchos asuntos en mi cultivación. Primero, lo que dije en el teléfono sobre estar ocupado fue lo mismo que lo que me dijo ella después. Fue un espejo que el Maestro puso para mí. Pero no me iluminé a ello e incluso solté la parte malvada de mi naturaleza. Viendo mi falta de iluminación, el Maestro arregló que las palabras de mi mujer me despertaran. Afortunadamente, lo hicieron. ¡Qué peligroso podría haber sido!

Cuando las viejas fuerzas vieron mi egoísmo, provocaron una prueba mayor. Debido a que supliqué ayuda al Maestro, mi ojo izquierdo se recuperó al momento, pero no el derecho. Si hubiera recordado la enseñanza del Maestro sobre: “Lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona” (Zhuan Falun) y hubiera sido capaz de mirar dentro, todo lo que vino después no hubiera sido necesario.

Como las viejas fuerzas me vieron caer con su arreglo, me condujeron a mirar fuera por una solución, como pedir a mi mujer y más tarde a la compañera practicante que enviasen pensamientos rectos para mí. Por supuesto, enviar pensamientos rectos podría ser de ayuda si no tuviera apegos. Debería haber recordado la enseñanza del Maestro:

Definitivamente tienes que mantener el corazón recto, nadie puede hacer el xiulian por otro, solo cuando tú mismo haces el xiulian genuinamente, podrás elevar tú mismo el nivel”(Zhuan Falun).

El hecho de que pidiera a otros que enviaran pensamientos rectos para mí parecía ser de una mente recta, cuando en realidad encubría un miedo profundamente escondido, esto es, el miedo de perder mi vista permanentemente. Aprovechándose de mi miedo, las viejas fuerzas me condujeron a desviarme hacia su camino arreglado y recurrir al lado malvado de mi naturaleza. Afortunadamente, el Maestro y Dafa rectificaron mi mente y la situación, y me salvaron de las viejas fuerzas.

Ahora me he iluminado realmente a la importancia y poder de mirar dentro. El Maestro nos ha otorgado esta herramienta mágica, por lo que debemos atesorarla y emplearla realmente en nuestra cultivación. Si creemos completamente en el Maestro y en Dafa, lo hacemos lo mejor posible en las tres cosas, y aplicamos la herramienta mágica de mirar dentro, no habrá ninguna tribulación o prueba que no podamos conquistar.