(Minghui.org) El partido comunista chino ha perseguido a Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, durante los últimos 19 años. Innumerables practicantes de Falun Gong, personas que siguen los principios de "Verdad, Benevolencia, Tolerancia" han sido encarcelados en centros de detención, centros de rehabilitación de drogas, campos de trabajo forzado, prisiones y otras instalaciones.

Además de intentar "transformar" a los practicantes, también son sometidos a trabajo esclavo. En los campos de trabajo forzado, los practicantes no solo están obligados a efectuar trabajos físicos, sino que también sufren tortura mental y física.

" Transformar" a través del agotamiento físico

La ley del PCCh con respecto a la administración de prisiones, promete un "sistema laboral de 8 horas" y días festivos. Esto es ampliamente publicitado en la propaganda del PCCh. Sin embargo, las autoridades penitenciarias se atienen a normas internas, que se ocultan al pueblo.

Los practicantes de Falun Gong son tratados peor que cualquier otro recluso. A menudo trabajan de 10 a 19 horas al día. A cada uno se le asigna una cuota de producción, y se lo castiga si no la cumple.

Se ha comprobado que cuando uno es privado de descanso y sueño por un período prolongado de tiempo, el ritmo biológico puede dañarse, y la resistencia mental y física alcanzará su límite. Esto puede resultar en una enfermedad grave o un incidente fatal.

Las autoridades de las prisiones sobrecargan el trabajo a los practicantes de Falun Gong para desgastar su voluntad. Una vez agotados, pueden ser manipulados para que renuncien a su fe. Esto se hace bajo el método llamado "Eliminación Física".

Tercer campo de trabajo forzado en la provincia de Henan

El tercer campo de trabajo forzado en la provincia de Henan compró practicantes de Falun Gong a un precio de 800 yuanes por persona a otros campos de trabajo forzado. Estos practicantes eran forzados a trabajar las 24 horas del día y torturados por cualquier infracción que pudieran cometer. El campo de trabajo está contratado y bien pagado por la compañía 'Henan Rebecca Hair Products'.

Dada su contribución a la represión contra Falun Gong, este campo de trabajo recibió un reconocimiento especial por parte del comité central de asuntos políticos y legales del PCCh, de la oficina 610 y de la oficina de reeducación laboral. El campo fue reconocido como una "entidad avanzada de la nación". El día de la ceremonia de entrega de premios, tres practicantes del campo cayeron inconscientes debido al agotamiento.

El director del campo de trabajo Qu Shuangcai, fue reconocido ante su jefe por su dedicación a perseguir a los practicantes de Falun Gong. Más tarde fue asignado al campo de trabajo forzado de mujeres de Zhenzhou Shibalihe, y firmó un contrato con Rebecca Hair Products, Inc. para fabricar "camisas de fuerza".

En cuanto llegó, torturó hasta la muerte a tres practicantes femeninas de Falun Gong.

Expuestos a toxinas

En China, algunos jefes de empresas poco éticas producen y venden secretamente productos prohibidos o tóxicos a cambio de recibir enormes ganancias. Para evitar la inspección por parte de las fuerzas de seguridad, estas compañías hacen negocios con campos de trabajos forzados y prisiones. Estos lugares están controlados por el sistema del PCCh y no requieren ninguna vigilancia. Como las autoridades se niegan a inspeccionarlos, estos lugares se convierten en instalaciones de producción clandestinas.

Atraídos por este tipo de negocio lucrativo, las prisiones y los campos de trabajo forzado no se oponen a ignorar o identificar cualquier producto que sea dañino y hacen que los practicantes de Falun Gong los utilicen en la producción de los productos terminados.

A los practicantes no se les proporcionan medidas de protección, como mascarillas y guantes. Como resultado, muchos han perdido la vida, y las autoridades de las prisiones y campos de trabajo forzado han ignorado estas atrocidades.

Los productos terminados se venden a nivel nacional e internacional, sin mencionar explícitamente la toxicidad de los materiales empleados en su elaboración. Como consecuencia numerosos consumidores se han visto afectados sin saberlo.

Motivado por las enormes ganancias, el campo de trabajo forzado de la ciudad de Jiamusi, en la provincia de Heilongjiang, firmó un contrato con una empresa de este tipo para fabricar fundas para teléfonos celulares y alfombrillas para asientos de automóviles utilizando materiales tóxicos, que terminan siendo perjudiciales para los consumidores.

El almacén del campo de trabajo estaba lleno de gases venenosos, oliendo tan mal que ni siquiera los guardias que supervisaban todo, podían soportarlo. Pidieron que la oficina de supervisión de calidad y tecnología hiciera una prueba. Los resultados mostraron que los componentes cancerígenos y las toxinas de las materias primas excedían con creces el límite permitido. Después de la inspección, los guardias de la prisión prefieren permanecer afuera en el frío helado del invierno, que entrar en el almacén. Sin embargo, continuaron forzando a los reclusos a trabajar horas extras para terminar los contratos a tiempo.

Debido a esto, muchas personas sufrían hemorragias nasales, arritmias cardiacas, dificultades respiratorias, enrojecimiento de los ojos y toda forma de secuelas físicas.

Los practicantes de Falun Gong que se negaron a realizar este tipo de trabajo fueron golpeados por los guardias. Muchos sufrieron perforaciones en sus oídos, y algunos perdieron la vista.

Fallecimiento del practicante Sr. Wan Guifu

Al comienzo de la persecución, los practicantes de Falun Gong arrestados, permanecían detenidos en la misma celda, ya que a las autoridades les resultaba más fácil tratar con ellos. A medida que la persecución continuó, los practicantes fueron recluidos en celdas junto a reclusos criminales. Así humillaban a los practicantes y utilizaban delincuentes comunes para vigilarlos. Cuando un practicante se negaba a realizar trabajos forzados, las autoridades de la prisión pedían a los reclusos que lo torturaran.

El Sr. Wan Guifu, practicante de Falun Gong, de 57 años de edad, fue detenido ilegalmente y recluido en el centro de detención Nº 1 de la ciudad de Lanzhou, provincia de Gansu, a finales de abril de 2001. Se vio obligado a abrir semillas de girasol con los dientes y los dedos todos los días. Esto resultó en labios lesionados y pérdida de las uñas. Como acabó siendo incapaz de terminar el trabajo asignado, el guardia Lu Jun del cuarto escuadrón ordenó a los reclusos criminales de la celda número 9 que lo golpearan con crueldad.

Debido a la golpiza, el estómago del Sr. Wan acabó gravemente lesionado. Por lo que fue llevado al hospital de reeducación laboral de Lanzhou Dashaping, el 22 de diciembre de 2001, donde murió tres días después.

Un recluso del centro de detención de Dashaping afirmó que la tasa anual de mortalidad de los reclusos en este centro de detención es escandalosa. Sin embargo, no se puede obtener la cifra exacta debido al bloqueo de la información.

Entorno brutal y hostil

Las prisiones del PCCh, los campos de trabajo forzado y los centros de detención son un infierno viviente. Fuera de los muros de la prisión, el PCCh promueve estos lugares como "vientos de primavera con lluvia suave", o "gestión humanizada". Pero, en realidad, estar allí no es solamente sufrir la pérdida de libertad. Esto se debe a la intimidación y el acoso que sufren por parte de reclusos criminales, a la "transformación" a través de la tortura por parte de los guardias de la prisión, y al lavado de cerebro durante el "confinamiento estricto" por parte de los reclusos, entre otros.

Las duras condiciones de vida y de trabajo pueden fácilmente destruir el espíritu de una persona y hacerla enloquecer. Los practicantes que están sometidos a trabajos forzados están obligados a generar grandes beneficios para los guardias de la prisión. Nuestra investigación reveló que las condiciones de vida y de trabajo de los prisioneros de los campos de trabajo son extremadamente horribles.

Las comidas para los practicantes y los reclusos son de muy mala calidad. Se les da arroz podrido que tiene moho, causando graves consecuencias para la salud. Muchos reclusos contraen malnutrición y enfermedades infecciosas, tales como tuberculosis, hepatitis y sarna. Pero aun así son obligados a trabajar.

Un taller de fabricación de guantes en el campo de trabajo forzado de Zhongba, del segundo escuadrón de la provincia de Guizhou, fabrica la capa interior para guantes utilizando ropa desechada que se recoge en hospitales, centros de basura y funerarias. Están sucias y son peligrosas, llenas de manchas de sangre, suciedad y moho.

El aire del taller es venenoso. Los techos, las paredes, las camas y el suelo están cubiertos de moscas. Sin embargo los reclusos del campo son obligados a trabajar en esas condiciones, sin ninguna protección.

Las manos y los pies de docenas de reclusos del segundo escuadrón se llenaron de pus. Un gran agujero apareció en los pies de algunos reclusos, exponiendo los huesos. Aún así, se vieron obligados a fabricar los guantes.

Practicantes obligados a producir artículos

Los productos que se fabrican con trabajos forzados producen más ganancias que los que se producen con mano de obra fuera de los muros de la prisión. Todas estas ganancias llenan los bolsillos de la prisión, de los guardias y funcionarios de los campos de trabajo.

Se ha informado que los reclusos, incluidos los practicantes, pueden percibir una pequeña cantidad de dinero, pero es solo una fracción de lo que, en realidad, se debería pagar por el trabajo realizado. Usar a los encarcelados para trabajo forzado va en contra del derecho internacional y es una violación de los derechos humanos.

Las internas recluidas en el segundo escuadrón del campo de trabajo forzado No.1 de mujeres de la provincia de Shandong producen ruedas de pesca -algo que parece y funciona como un molino de agua, pero que está equipado con cestas para capturar y transportar peces.

Hay dos líneas de producción que emplea a más de 50 internas. Las reclusas tienen que procesar de 5.000 a 6.000 ruedas de pesca, trabajando de 15 a 18 horas al día. Las ruedas de pesca llevan la etiqueta "Guangwei Fishing Equipment Company, ciudad de Weihai, provincia de Shandong", que es una filial del Grupo Guangwei de Weihai. Sus productos se exportan a más de 70 países. El campo de trabajo obtiene grandes beneficios debido a la utilización de mano de obra gratuita.

Utilizando para su etiquetado "Shandong Ochenta y tres Fábrica de Calor de Carburo de Silicio", el campo de trabajo forzado Nro. 2 de Shandong usa trabajo forzado, principalmente de practicantes de Falun Gong. Vende al mercado nacional e internacional. Este campo de trabajo incluso promocionó sus productos en Internet.

En enero de 2006 esta fábrica elaboró 700.000 productos de carburo de silicio y 700 toneladas de material resistente al calor, con unos ingresos de seis millones seiscientos mil yuanes y un beneficio de un millón ciento cincuenta mil yuanes.

Las conversaciones y el comportamiento de los practicantes de Falun Gong son monitoreados de cerca, y son forzados a trabajar sin parar, incluso los fines de semana, y solo se les permite tiempo libre para dormir e ir al baño. A pesar que la salud de los practicantes se deteriora, todavía se ven obligados a trabajar.

Lavado de cerebro para transformar a los practicantes

Además de ser utilizados como mano de obra barata o gratuita, los practicantes también son sometidos a sesiones de lavado de cerebro. Los guardias utilizan todo tipo de métodos, incluyendo la tortura, y no se detienen ante nada cuando tratan de transformar a los practicantes. Los guardias son recompensados con ascensos y ganancias monetarias si aumentan la tasa de "transformación".

Los reclusos comunes están acostumbrados a monitorear a los practicantes "transformados", y hacerles escuchar noticias falsas y leer artículos y libros que calumnian a Falun Gong. Estos practicantes también tienen que escribir una promesa semanalmente mientras están en el campo de trabajo. La presión física y mental es incesante y acarrea graves daños a los practicantes.

Los guardias del campo de trabajo forzado de mujeres de Beijing intentan atraer a empresas de todo el país, y reciben una gran comisión por hacerlo. Guardias de diferentes escuadrones compiten por el negocio de todas las maneras posibles.

Por la noche, todos los reclusos del campo deben escuchar las noticias del estado. Deben sentarse con la espalda recta en un taburete pequeño. Muchos practicantes de la tercera edad están demasiado cansados, y  se quedan dormidos durante el noticiero. Entonces, son obligados a permanecer de pie.

China viola las leyes internacionales

Temeroso de la condena de la comunidad intencional, el PCCh hace todo lo posible por mantener en secreto todas estas atrocidades. Por lo tanto, la gente dentro de China no tiene conocimiento de los crímenes cometidos por el PCCh. Cuando los practicantes mueren mientras están encarcelados, las autoridades afirman que el practicante se suicidó, o falleció de diferentes tipos de enfermedades.

El 4 de octubre de 1988, China firmó "la Convención de las Naciones Unidas contra la Tortura", que se define en el Artículo 1, Parte I, como “todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia”.

La tortura es reconocida internacionalmente como un crimen, y no es tolerada por el mundo civilizado, y así lo expresa el derecho internacional.

Desde que el exlíder comunista Jiang Zemin, comenzó a perseguir a Falun Gong, la oficina 610, el sistema de justicia ha estado involucrándose voluntariamente en la persecución y asesinato de practicantes de Falun Gong.

Los métodos de tortura aplicados contra los practicantes incluyen golpizas violentas, descargas eléctricas, alimentación forzada, envenenamiento, exposición de los practicantes a temperaturas extremas, experimentos médicos, calabozos de agua, lecho de muerte, practicantes colgados con las manos atadas detrás de sus espaldas, y sobre todo la atroz y cruel sustracción forzada de órganos de practicantes vivos.

El trabajo forzado está prohibido bajo la "convención del trabajo forzado" de 1930 por parte de la Organización Mundial del Trabajo, de la cual China es miembro desde el 28 de junio de 1919.

Desde que comenzara la persecución contra Falun Gong por parte del PCCh, innumerables practicantes de Falun Gong han sido llevados a campos de trabajo forzado y prisiones donde fueron obligados a realizar trabajo esclavo y han sido torturados. China ha sido reconocida oficialmente como un país que viola las leyes internacionales, sin embargo el mundo no ha exigido responsabilidades a China al respecto, por lo que las violaciones continúan.

(Nota: Los casos mencionados en este artículo son de los informes de Minghui)