(Minghui.org) Crecí en una familia pobre en una zona rural de la provincia de Hubei. Soñé con una vida feliz desde que era joven. En ese momento, las niñas de nuestra área generalmente no tenían la oportunidad de ir a la escuela. Gracias a mi esfuerzo personal y al apoyo de mis padres, fui a la escuela y me gradué de la secundaria con excelentes resultados académicos. Fui admitida a una universidad sin reconomiento oficial después de aprobar el examen de ingreso a la universidad.

Conseguí un trabajo después de graduarme y fui transferida a Beijing unos años después. De un pueblo remoto a la capital, finalmente formé parte de la sociedad principal. Estaba segura de mí y era feliz. Pensé que fueron mis propios esfuerzos los que llevaron a los cambios en mi vida.

Perder después de ganar

Era joven y anhelaba un futuro brillante. Apreciaba lo que tenía y deseaba tener un futuro mejor a través del trabajo arduo. Trabajé muy duro y a menudo hice horas extras. Recibí muchos premios por mi trabajo y fui seleccionada como trabajadora modelo.

También, continué mi educación a través de estudiar por mi cuenta durante y después de las horas de trabajo. Participé en un examen de autoestudio de educación superior y obtuve mi licenciatura. Escuché constantes elogios por mi buen trabajo, mis estudios exitosos y por mi plena vida social. Estaba llena de confianza para un futuro brillante. Era joven y hermosa. Siempre estaba sonriendo.

Muchos jóvenes me perseguían. Pensé que, en mi situación en la vida, sería fácil para mí encontrar un buen marido. Era ingenua y pensaba que controlaba mi propio destino. Fui muy selectiva y finalmente me casé con un hombre que prometió amarme toda la vida.

Mientras me sentía tan bien conmigo misma, la mala suerte vino en silencio. Desde los 27 años, a menudo estaba enferma y tenía fiebre. Al principio pensé que era solo un resfriado y que no era grave. No pedí baja por enfermedad, ni fui al médico. Una vez, cuando tuve fiebre y tos por más de un mes, fui al hospital.

Un médico me dijo que había una mancha en mi pulmón y que debía ser hospitalizada. Después de dos semanas de tratamiento con penicilina en el hospital, la sombra permaneció en mi pulmón. Cuando el doctor vio que no tenía fiebre, me dieron de alta del hospital. Sin embargo, desde entonces, he tenido fiebre repetidamente.

En el invierno de 1994, el médico sospechó que tenía cáncer de pulmón y me hospitalizó para una cirugía. ¡Estaba muy asustada! Ese año tenía poco más de 30 años. Todavía estaba en el hospital el día antes del Año Nuevo Chino. Había pocos pacientes en el hospital. El médico me dijo que me fuera a casa para Año Nuevo y programó mi cirugía para después de las vacaciones.

Pero ¿adónde podría ir? Mis padres estaban lejos en Hubei. No les había hablado sobre mi enfermedad. Mi marido me había dejado sola en el hospital y había vuelto a casa de sus padres para el Año Nuevo. En Nochevieja, no tenía adónde ir. Me quedé sola en el dormitorio de mi unidad de trabajo y lloré. Me sentí tan miserable que en un momento pensé que preferiría morir. Si no hubiera pensado en mis padres, me habría suicidado.

El examen prequirúrgico se realizó después del Año Nuevo. Afortunadamente, el diagnóstico cambió de cáncer a tuberculosis endobronquial (endógena). No había necesidad de cirugía. Me quedé en la unidad de casos de tuberculosis durante tres meses. La mancha de mi pulmón cambió. El doctor dijo que mi lóbulo inferior derecho no funcionaba, y que tenía fibrosis.

Mientras estaba en el hospital para tratamiento, contraje una nueva enfermedad -hepatitis B crónica. Tuve neurastenia grave, insomnio y gastritis. Excepto mis manos y pies, todo mi cuerpo estaba enfermo. Tomé grandes cantidades de medicamentos e inyecciones, tanto de origen chino como de occidental, pero nada funcionó.

Creía en la ciencia. Pero, después de seis años de (someterme en) tratamiento médico mis enfermedades no se curaron. Estaba desesperada y sentí que estaba al borde de la muerte. Tuve insomnio. El médico me dijo: "Ya no puedes trabajar. Prepárate para la jubilación anticipada por enfermedad".

¿Qué podía hacer? Hacía ejercicio físico todos los días, probaba varias escuelas de qigong y oraba a los seres divinos y a Buda. Por mucho que traté de ponerme bien, todavía tenía la enfermedad. Mi marido se divorció. Mi unidad de trabajo sufrió una reestructuración y yo estaba en la lista para ser despedida.

Todo lo que había logrado después de tanto tiempo de trabajo duro se había esfumado. Mi sueño de un futuro brillante desapareció. Estaba desesperada.

El Maestro fundador de Falun Gong me rescato del infierno

En marzo de 1995, una enfermera que me administraba frecuentemente mis medicamentos me presentó a Falun Gong. Cuando oí que era una práctica de la escuela Buda y que es tanto para la salud como para el mejoramiento espiritual, quise aprenderla de inmediato. Fui a un sitio local de la practica esa misma noche.

En el lugar de la práctica pusieron la grabación de la conferencia del Maestro Li en Jinan. Fue asombroso. Después de escuchar la conferencia, la desesperación que había sentido en mi corazón durante tantos años desapareció. Mi mente estaba vacía y me sentía muy cómoda. Llegué a comprender que las dificultades que había sufrido eran el resultado de mi propio yeli (karma) y que el verdadero propósito de la vida es regresar a la verdad.

Al día siguiente, fui al sitio de práctica para aprender los ejercicios de Falun Gong. Sentí una energía cálida rodeando todo mi cuerpo y un aire fresco salía de los lugares enfermos de mi cuerpo. De regreso a casa, pensé que nunca me había sentido tan relajada. ¡Fue tan maravilloso!

Dos días después, en el lugar de la práctica, un compañero me prestó el libro Zhuan Falun para que lo leyera. En ese momento el libro era escaso. Lo leí con lágrimas de una sola tirada, ¡porque era realmente bueno! Me di cuenta de que definitivamente era lo que estaba buscando. ¡Quería practicar Falun Dafa! Pensé que, aunque tuviera una gran cantidad de yeli (karma) y no pudiera llegar a la perfección, debía practicarlo. Yo solo quería purificarme en Dafa.

Unos días después, tuve un sueño vívido: Estaba en un valle profundo y silencioso, y había un fantasma no muy lejos. Estaba terriblemente asustada y lloré en mi corazón: "¡Maestro, sálvame!". Inmediatamente sentí un par de manos grandes tirando de mí atravesando las capas de niebla, elevándome hacia arriba, y después de mucho tiempo, finalmente alcancé tierra firme en un área llena de luz.

Cuando desperté, realmente sentí que el Maestro Li me había sacado del infierno y que yo había renacido.

Recuperándome a través de la práctica de Falun Gong

Después de comenzar a practicar Falun Gong, me sentí feliz desde lo más profundo de mi corazón. La sonrisa volvió a mi cara. Mi cuerpo experimentó tremendos cambios. Podía comer y dormir normalmente. Estaba tan ligera sin enfermedad, como se describía en Zhuan Falun. Antes de practicar Falun Gong, no podía comer bien y me sentía hinchada y con náuseas, y tenía insomnio crónico. Las pastillas para dormir no me hacían ningún efecto. Estaba tan débil que me cansaba, nada más subiendo las escaleras hasta el segundo piso de mi edificio.

Después de recuperarme milagrosamente de mis enfermedades, solicité volver al trabajo. El supervisor me cuidó y me dejó trabajar media jornada al principio. Apreciaba esta oportunidad y quería volver a trabajar a tiempo completo lo antes posible.

Pronto, después de un corto plazo de practicar Falun Gong, retomé el trabajo a tiempo completo. Recuerdo que el primer día después de reanudar mi trabajo, el supervisor dijo delante de todos mis compañeros: "¡Bienvenida!". Mis compañeros me aplaudieron y me conmovieron hasta las lágrimas. Les dije: "¡Gracias! Pensé que nunca podría volver. ¡Estoy muy feliz de poder trabajar de nuevo!".

Como practicante de Falun Dafa, me comporté de acuerdo con los principios de Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Trabajé duro y siempre pensé en los demás primero. Estaba muy contenta todos los días. De esta manera, trabajé arduo hasta que me retiré. Desde que volví a trabajar, nunca estuve con licencia médica, no he necesitado ir al hospital, y tampoco he tenido que tomar ningún medicamento.

Una vez, vi el resumen oficial de trabajo de mi unidad de trabajo. Yo había hecho más horas extras en un año de toda la unidad. Trabajé 30 días más que los días laborables programados en un año. Muchas de mis compañeras tenían hijos y me pedían que tomara su turno cuando sus hijos estaban enfermos. Estaba feliz de ayudar. Todas mis compañeras vieron los cambios milagrosos en mí después de practicar Falun Gong. Todos saben que Falun Dafa es bueno. Muchos aprendieron Falun Gong por mí.

Conocí a una médica que una vez sufrió cirrosis. Me dijo que también se recuperó practicando Falun Gong. Hablé con ella sobre mi problema hepático y la fibrosis pulmonar. Dijo que, según la medicina moderna, estas dos enfermedades son enfermedades terminales, y el desarrollo de una hepatitis crónica conduciría a la cirrosis y al cáncer de hígado. Los pacientes con fibrosis pulmonar generalmente sobreviven no más de diez años. Han pasado más de dos décadas y estoy completamente sana.

En algún momento después de recuperarme, alguien me aconsejó que me volviera a casar, aunque no tenía la intención de hacerlo. Al estudiar Dafa, sé que debo dejar que todo suceda de forma natural y que no debo perseguir nada. Sin embargo, debido a una relación predestinada, me casé con mi esposo actual.

Es un hombre de buen corazón, responsable y exitoso. Después de nuestro matrimonio, cuidé a los ancianos y a los niños de su familia. Me guío de acuerdo con los estándares de un practicante y trato a nuestra familia amablemente. Vivimos en armonía. Cualquier conflicto puede ser resuelto rápidamente. Han pasado veinte años y nuestra familia es armoniosa y feliz.

(Presentado para la "Celebración del Día Mundial de Falun Dafa" 2018 en el sitio web de Minghui)