(Minghui.org) Aclarar la verdad y exponer la persecución que sufren los practicantes de Falun Dafa forma parte de la cultivación. Al principio tenía miedo de hablar abiertamente sobre mi fe, pero con el tiempo empecé a sentirme relajada, aún cuando me insultaban. Le daba mucha importancia al número de llamadas que conseguía hacer. Después, me di cuenta de que si una sola persona aceptaba la verdad y renunciaba al partido comunista chino (PCCh), mi esfuerzo valía la pena. Con el correr del tiempo, noté que mejoraba mucho.

Eliminando el apego al miedo

Cuando empecé a aclarar la verdad por teléfono, sentía una gran presión. Cuando miré dentro, me di cuenta de que tenía apego al miedo. Me preocupaba que mi teléfono estuviera vigilado y que me arrestaran. ¿Era este mi verdadero yo preocupándose? Lo dudo mucho.

Soy una practicante de Falun Dafa, lo que hago es lo más recto y justo del mundo, no hay ninguna razón para tener miedo. ¡No era mi yo!

Envié pensamientos rectos para eliminar todo lo que estaba interfiriéndome. Memoricé “Lunyu”. Con mi esposo, envié pensamientos rectos para eliminar todos los elementos malignos e interferencias de otras dimensiones, y pedimos ayuda a Shifu. Después de eliminar todas las interferencias, sentimos que algunas cosas dentro de nosotros mejoraron. En dos horas, contribuimos a que más de 20 personas abandonaran el PCCh y sus organizaciones juveniles.

A veces, solo lográbamos que unas pocas personas nos escucharan y aceptaran la verdad sobre Dafa. Pero esto también estaba bien, porque siempre aprendíamos y, así, mejorábamos constantemente.

A principios de este año, cuando salí a hacer llamadas telefónicas para contar los verdaderos hechos de Dafa, noté que me siguieron en dos ocasiones, y empecé a preocuparme de nuevo. Después de aquello, no conseguía ayudar a mucha gente a abandonar el PCCh.

Miramos hacia adentro y nos dimos cuenta de que no habíamos estudiado diligentemente las enseñanzas de Shifu.

Shifu enseñó:

“Las viejas fuerzas no se atreven a oponerse a nuestro esclarecimiento de la verdad o a que salvemos a seres conscientes. La clave es no dejarles que se aprovechen de las lagunas en su estado mental cuando hacen cosas” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Boston, 2002).

Estábamos cumpliendo con nuestro voto sagrado, no era solo estar involucrado en una tarea humana. Además, Shifu nos dijo que no fueron verdaderamente los humanos los que lanzaron la persecución, fueron las viejas fuerzas. Si no estudiábamos bien el Fa, nuestros pensamientos rectos no serían poderosos, y por lo tanto no podríamos eliminar a las viejas fuerzas y las sustancias malignas.

Me di cuenta de que lo que estaba sucediendo era similar a cómo tratamos las enfermedades. La raíz de la enfermedad es, en realidad, el yeli (karma). Los síntomas son un espejo de nuestros problemas. Shifu dijo en Bondades entre el Shifu y los dizi, Hong Yin (II): “Con los dizi repletos de pensamientos rectos, el Shifu posee el poder de llevarlos al Cielo”.

Gradualmente, mi apego al miedo se fue debilitando.

Nada sucede accidentalmente

Cuando se acerca el verano, el calor empeora. Durante julio y agosto, no podíamos permanecer en el coche a menos que encendiéramos el aire acondicionado. Pero, para bajar el costo de la gasolina, a veces decidí mantener las ventanas abiertas.

Una vez, estacionamos a la orilla de un río. Todo parecía ir bien al principio. En menos de 10 minutos, cuatro personas abandonaron el PCCh. Como hacía calor en el coche, mi marido abrió la ventana. Los mosquitos volaron dentro y nos picaron. No podía soportarlo, le di el teléfono a mi esposo y empecé a rascarme.

Cada vez más mosquitos volaban por el coche, lo que me distrajo de hacer mis llamadas telefónicas. De repente me di cuenta de que las viejas fuerzas enviaban a aquellos mosquitos para impedirme aclarar la verdad. Empecé a enviar pensamientos rectos. Decidí que, por mucho que me picaran, solo me concentraría en esclarecer la verdad y persuadir a la gente para que abandonara el PCCh. Fue algo increíble. Después de que tuve ese pensamiento, los mosquitos dejaron de picarme y se marcharon, y la gente al otro lado de la línea telefónica me escuchaba con mucha atención.

En otra ocasión, cuando traté de encontrarme con mi esposo en cierto lugar, no pude encontrarlo. Resultó que había malinterpretado sus indicaciones y que, en realidad, me estaba esperando más adelante. Discutimos durante más de media hora. Entonces comprendí que algo andaba mal. Somos practicantes de Falun Dafa; nada sucede accidentalmente. ¿De qué me hubiera valido ganar aquella discusión? La diferencia entre un practicante y un no practicante es que los practicantes necesitan mirar hacia adentro.

Shifu explicó en Quién tiene razón, quién no, Hong Yin III:

Cultivador practicante Busca tú mismo los errores

Elimina todo tipo de corazones humanos

No te quedes atrás en grandes pruebas, pequeñas pruebas, no pienses en caer.

El que tiene la razón es él El que está equivocado soy yo

¿Por qué contienden?

Nos dimos cuenta de que debíamos aprovechar, sin falta, esta oportunidad para eliminar nuestros apegos. Decidimos dejar de discutir y recitamos “Lunyu” juntos.

Cuando no estudiábamos bien el Fa, pocas personas querían escucharnos, y aún menos abandonar el PCCh. Cuando esto sucedía, a menudo pensaba: "Bueno, hoy no he estudiado bien el Fa, tal vez debería parar y continuar en otro momento".

Compartimos esta situación con otros practicantes y nos dimos cuenta de que este pensamiento estaba equivocado. Si no estudiábamos bien el Fa, podíamos recuperarlo más tarde. Pero, si perdíamos el tiempo para entrar en contacto con la gente y hablarles del Fa, la oportunidad se perdería para siempre. Cuando nos encontremos con algún problema, podemos recitar “Lunyu” y enviar pensamientos rectos.

Mientras nos animemos y apoyemos los unos a los otros, no nos sintamos afectados por las interferencias sean cuales sean, no nos distraigamos, no nos enfoquemos solo en los resultados y nos concentremos exclusivamente en lo que se supone que tenemos que hacer, casi con toda seguridad, lograremos mejores resultados.