(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en mayo de 2005, una serie de milagros me condujeron hasta mi nueva vida. Sé que detrás de estos milagros se encontraba la infinita misericordia del Maestro Li, el fundador de Falun Dafa. No existen palabras que puedan expresar la infinita gratitud que siento hacia mi Maestro.

Un punto de inflexión

Comencé mi carrera profesional en el mundo del diseño en 1983 y después de años de trabajo duro y honesto, fundé mi propia compañía y una familia feliz. Sin embargo, 1997 fue un punto de inflexión, y todo comenzó a ir mal.

Ese año compré unos apartamentos para transformarlos en mis oficinas, y una nueva casa. Algunos días después de mudarnos a la nueva residencia, me caí de la cama y no podía levantarme. Tenía que invertir algo de tiempo cada vez que intentaba ponerme de pie. Esto me sucedió durante varios días seguidos. Visité a un médico, pero no pudo ayudarme con mi problema. Ahora me doy cuenta de que me había intoxicado con el formaldehído, debido a que durante mucho tiempo había permanecido expuesto mientras pintaban los nuevos edificios. También desarrollé problemas de corazón, piernas y espalda.

Empecé a recurrir a las prácticas religiosas. También viajé al sudeste asiático donde le pedí a un monje que me practicara determinado tipo de ritual. Después de eso me dolía mucho la cabeza. Ningún tratamiento conseguía aliviarme. Finalmente, encontré a un monje taoísta que me ayudó a ahuyentar los espíritus malignos y aliviar temporalmente el dolor.

Después de mudarme a mí nueva oficina, un buen amigo me visitó y me presentó Falun Dafa. Me dio un ejemplar de este precioso libro llamado Zhuan Falun. Tan pronto como lo obtuve, no pude esperar y comencé a leerlo. Aunque sabía que el libro era verdadero y recto, aun así no podía evitar cuestionarlo. Incluso emití algunos comentarios irrespetuosos.

Poco después de nacer nuestra hija, me mudé al extranjero y me olvidé por completo de Falun Dafa.

Tribulaciones interminables

Cuando estaba en el extranjero mientras trabajaba en mi jardín me lesioné la espalda. Después de regresar a China, mi cuello y pecho comenzaron a dolerme y mi salud realmente comenzó a deteriorarse. Mientras buscaba tratamiento médico, seguí haciendo lo que fuera necesario para conseguir dinero y reputación, lo cual deterioró mi salud aún más.

Pasaron varios años, durante los que me llevaron varias veces a la sala de emergencias porque sufría ataques cardíacos. También sufría fuertes dolores de cabeza, y el dolor de una hernia lumbar me impedía enderezar la espalda, también tenía espolones óseos en las rodillas. Más tarde me diagnosticaron atrofia cerebral.

Frecuentemente el dolor de mis huesos era tan intenso que me impedía dormir por las noches. A veces tenía tanto frío que padecía espasmos y necesitaba un calentador para normalizar mi temperatura corporal.

Al llegar a esta situación tan desesperada comencé otra vez a leer Zhuan Falun y me sentí mucho mejor. Podía percibir cómo la energía circulaba rápidamente dentro de mí, esto era porque el Maestro estaba limpiando mi cuerpo. Sin embargo, obstinadamente continué buscando curarme a través del tratamiento médico.

También practicaba algunos de los ejercicios de Falun Dafa cuando sentía dolor. Aunque sabía que Dafa era bueno, no podía dejar de lado mi apego al budismo y al taoísmo y seguía tomando medicamentos. Ahora me doy cuenta de que estaba perdiendo el tiempo.

Un día mientras recibía mi terapia de masaje, mi terapeuta sospechó que tenía tuberculosis ósea. Rápidamente fui a un hospital para hacerme las pruebas ¡Realmente era tuberculosis ósea! Durante meses me administraron inyecciones para tratar la enfermedad, hasta que el médico finalmente declaró que no había esperanza y que necesitaba pensar en mi funeral.

Me obsesioné con todo tipo de tratamientos y me sentía dispuesto a hacer cualquier cosa para mejorar mi salud. Durante este tiempo vi las limitaciones de la medicina moderna y el decaimiento de la ética médica china.

Una nueva vida

Una noche de mayo de 2005 me sentí muy mal y me llevaron al hospital. Las radiografías mostraron que mi columna estaba tan infectada que había agujeros por todas partes. Al día siguiente me trasladaron a un hospital más grande, pero me dijeron que no había nada que hacer. Los tratamientos me debilitaron aún más. En ese momento no podía comer sin ayuda, y ni siquiera podía dormir. Cuando me acostaba me sentía tan mareado que comenzaba a vomitar.

Mi esposa no podía dejar de llorar pensando que tendría que cuidar a los niños sola. Una mañana mientras permanecía sentado en una silla de ruedas en el hospital, mirando por la ventana. Al ver a la gente enredada en sus disputas con rostros mezquinos, por un instante sentí que en el mundo no había nada por lo que valiera la pena quedarse. Decidí abandonar los tratamientos y esperar a que llegara mi muerte.

Esa noche mi estado de ánimo era más tranquilo por lo que decidí darme una ducha antes de morir. Después me sentí relajado y sin pensar mucho hice algunos movimientos de los ejercicios de Falun Dafa. Pude notar una sensación cálida y, de repente, me sentí mucho mejor. Por lo que continué haciendo algunos movimientos más, y después hice otros más. Me sentía tan bien, que después de todo decidí que quería vivir. Empaqué mis cosas y mis medicamentos y me senté en la cama esperando el amanecer.

No podía esperar, por lo que llamé a mi esposa para decirle que quería volver a casa. Cuando mi esposa vino a buscarme, tiré la bolsa llena de medicamentos a la basura y me subí al auto. Tan pronto como lo hice, me sentí hambriento. Le pedí que me llevara a desayunar, después de no haber comido nada durante más de diez de días, tomé un gran tazón de avena y me fui feliz a casa. Ese día fue el 18 de mayo de 2005, el día en que comenzó mi nueva vida.

Desde ese día hice los ejercicios de Falun Dafa siempre que pude. Todas las mañanas tenía diarrea y por la noche sudaba tanto que necesitaba una docena de mudas de ropa. Mi sudor olía terrible. Tres días después dejé de marearme cuando me acostaba. Una semana después me reincorporé al trabajo. En dos semanas, pude trabajar al aire libre y supervisar los proyectos de construcción.

Un día, vi una roca de casi noventa kilos junto a la puerta y quise desplazarla, pero no pude encontrar a nadie que me ayudara. Me agaché, la sostuve con ambos brazos y la empujé a un lado. De repente recordé que solo dos semanas antes había permanecido en una camilla moribundo. No podía agradecérselo debidamente a Falun Dafa y estaba absolutamente asombrado por el poder de Dafa.

Desde ese día me convertí en un firme practicante. Aprendí todos los ejercicios y a través de la práctica me volví totalmente saludable. ¡Me encontré tan lleno de felicidad!

Mi esposa tuvo el tercer ojo una vez abierto cuando tenía 17 años pero posteriormente se le cerró. Después que me convertí en practicante de Falun Dafa, ella pudo volver a ver con su tercer ojo. El proceso de la apertura fue exactamente como lo describe el Maestro en Zhuan Falun. Cuando me sentía mareado durante los ejercicios, ella vio muchos seres divinos de alto nivel sobre mi cabeza, uno encima del otro. Cuando leía Zhuan Falun, ella veía un buda en cada carácter. Mientras leía el libro en la cama junto a ella, me dijo que la luz que emanaba del libro era tan brillante que no podía dormir. Cuando hablé con mis amigos sobre Falun Dafa, también vio a muchos otros seres escuchándome sentados a su lado.

Un día coincidí con un amigo que también practicaba Falun Dafa. Durante nuestra práctica me di cuenta de que cuando hacía los ejercicios, mis movimientos eran demasiado rápidos e incorrectos. Sin embargo ¡Aún, haciendo así los ejercicios fui capaz de curar mi enfermedad terminal en dos semanas!

Al día siguiente puse la música de los ejercicios y, antes de que comenzara, mi esposa parecía asombrada. Dijo que un grupo de doncellas celestiales emergieron de la música, esparciendo flores y un grupo de soldados celestiales me rodearon, protegiéndome.

El tercer ojo de mi hija de 7 años se abrió poco después de que comencé a practicar. Podía ver seres celestiales y budas. Cuando hacía los ejercicios, jugaba a perseguir los Falun voladores.

Han pasado 12 años desde que me convertí en un verdadero practicante. Ahora juego baloncesto amateur, practico las artes escénicas y doy conferencias. Las personas que me conocieron antes vieron cómo recuperé rápidamente mi salud a través de Falun Dafa y muchos, gradualmente, comenzaron a practicar.

Aunque mi tercer ojo no está abierto, mis experiencias y los milagros de los que mi esposa e hija han sido testigos, me ayudaron a convertirme en un practicante más sólido. A medida que se acerca el Día Mundial de Falun Dafa, agradezco al Maestro por su salvación e infinita misericordia.

(Presentación para "Celebrar en Día Mundial de Falun Dafa" 2018 en el sitio web Minghui)