(Minghui.org) Soy una mujer del campo que ha practicado Falun Dafa por más de diez años. Muchas veces salgo con otros practicantes a aclarar la verdad sobre Falun Dafa a la gente.

Me gustaría compartir algunas historias mágicas mientras ayudaba a la gente.

Una mujer evita el peligro recitando “Falun Dafa es bueno”

Una noche tres o cuatro años atrás, llevé a mi hijo al médico de un pequeño hospital local. Allí me crucé con una mujer que tenía un turno de emergencia porque hacía tiempo que no podía orinar.

Lloraba fuerte del dolor, y yo sabía que estaba en peligro. Al principio, el médico a cargo no quería hacer nada para ayudarla, y simplemente le decía a la señora que fuera a un hospital más grande a buscar ayuda.

Yo le dije: “Debería hacer algo lo antes posible sin importar si el paciente es hombre o mujer. Lo puedo ayudar a poner el medicamento para reducir la inflamación”.

El médico sintió un poco de vergüenza y dijo: “Falun Dafa te ha hecho una buena persona”.

Ayudé a reducir la inflación y le pedí a la mujer que recite sinceramente: “Falun Dafa es bueno”. Un rato después dijo que se sentía un poco mejor.

Después de proceder con el cateterismo uretral, se recuperó.

Ella, su esposo, y dos sobrinos luego aceptaron renunciar al partido comunista chino y sus organizaciones.

Paciente con cálculos renales se recupera

Estaba tomando un autobús para hablar con la gente sobre la persecución, y conocí a una mujer que estaba llorando del dolor debido a sus cálculos renales. La tomé con fuerza de los brazos y le dije que repita “Falun Dafa es bueno” y “Verdad-Benevolencia-Tolerancia”.

Siguió mi consejo, y unos cinco minutos después dejó de sentir dolor. Camino a casa, la encontré de nuevo.

Me dijo que sus cálculos renales desaparecieron sorprendentemente mientras seguía repitiendo sinceramente los nueve ideogramas chinos. Un hombre sentado escuchó su historia y estaba listo para renunciar al PCCh.

Recibiendo una ovación de pie

Una vez, mientras estaba con otra practicante, aclaré la verdad a ocho conductores. Después que entendieron lo que les quería decir, estaban todos conmovidos, y aplaudieron con entusiasmo.

¡Sabía que era Shifu alentándome!