(Minghui.org) En los 19 años de incesante persecución, los practicantes de Falun Gong han sufrido torturas físicas y mentales abominables, principalmente en los centros penitenciarios. La aplicación de la política de “mano dura” no solo se dirige a destrozar a los practicantes físicamente, sino también psicológicamente.

En diciembre de 2017, murieron 2 practicantes, en un intervalo de tiempo menor a 10 días, en la cárcel para mujeres de Longquan, de la ciudad de Chengdu. El 19 de diciembre, falleció la Sra. Hu Xia, y el 28 de diciembre, la Sra. Yan Hongmei. La prisión incinera sus restos rápidamente, sin el consentimiento de sus familiares.
La mayoría de las practicantes recién llegadas a las cárceles son encerradas en confinamiento solitario, para mantenerlas aisladas del resto. A las practicantes no solo no se les permite satisfacer sus necesidades físicas diarias sino que, con frecuencia, las torturan.
A las practicantes que se niegan a renunciar a su fe, tras pasar cierto tiempo incomunicadas, se las transfiere a celdas donde las torturas continúan en secreto. Encierran a una sola practicante en cada celda, junto a 10 o 12 presas criminales.
Durante el día, cuando todas las presas se marchan a trabajar, permanece en la celda. Varias funcionarias entonces llegan, le insultan y le propinan palizas. Aunque una practicante se vea obligada a trabajar durante todo el día, no puede descansar al regresar a su celda, sino que debe permanecer de pie, sin moverse, hasta altas horas de la madrugada.

Casos de practicantes sometidas a régimen de “mano dura”
1. La Sra. Liu Xiaolin era maestra en una escuela primaria de la ciudad de Luzhou. En 2015, fue sentenciada a 5 años por demandar a Jiang Zemin y al régimen, por instigar la persecución. En 2016, fue conducida a la cárcel de Longquan. Desde su ingreso en prisión, se vio obligada a permanecer de pie sin moverse durante todo el día. La situación se prolongó varios días. Luego, ampliaron el tiempo hasta la medianoche. Le propinaban brutales palizas, no le suministraban suficiente comida y la obligaban a permanecer de pie soportando fuertes vientos y temperaturas gélidas.
En junio de 2017, A la Sra. Liu le aplicaron “mano dura” en su celda. Debía permanecer en pie, inmóvil, desde las 5 a.m. hasta la medianoche. Le daban poca comida todos los días, y a veces nada. Hambrienta y agotada, las autoridades la forzaron a firmar una declaración para renunciar a su creencia.
Tras pasar 3 meses sometida al régimen de “mano dura”, lucía demacrada y desfigurada. La convirtieron en una persona mentalmente incoherente y depresiva, que dejó de hablar.
2. En el verano de 2016, la Sra. Zhong Shuirong de Chengdu fue encerrada en prisión. Bajo el régimen de “mano dura”, se le denegó que se duchara o se aseara. Un día, dos prisioneras instigadas por las guardias le echaron un cubo de agua sucia y, empapada de cabeza a pies, la encerraron en el patio en un ventoso día de invierno.
Los guardias le confiscaron sus artículos de primera necesidad, y toda su ropa, solo le permitieron quedarse con lo que llevaba puesto. Cualquiera que le prestara algo sería castigado. No disponía de papel higiénico, ni de compresas higiénicas para la menstruación. Solo le permitían asearse con el agua del inodoro.
Continuando con la política de “mano dura”, la Sra. Zhong, tenía que realizar tareas de limpieza durante todo el día y tampoco le permitían hablar con nadie. Los guardias instigaban a las presas criminales, para que la agredieran sexualmente. En una ocasión, varias reclusas la golpearon con saña y le dieron tirones del cabello, mientras otras le bajaban los pantalones e intentaban introducirle un cepillo de dientes en la vagina. Esa vez, se resistió con fuerza y consiguió evitar la agresión.
3. La Sra. Wang Manqun, del condado de Xuyong, tiene 70 años. Estuvo sometida a “mano dura” durante 3 meses, en su celda. Tenía que trabajar durante el día y sentarse sin moverse hasta la medianoche, sin descansar. En los días de invierno, a todas las prisioneras, excepto a las practicantes de Falun Gong, se les suministraba ropa de invierno, abrigos y ropa de cama. Las guardias tiraron la mayor parte de su ropa, así que le quedó nada para abrigarse durante el invierno.
Las practicantes de Falun Gong no pueden comprar comida, ropa o ropa de cama en la tienda de la prisión, aunque tengan el dinero. A la Sra. Wang solo le daban una botella de agua para todo el día. Pasaba sus días helada, hambrienta y deshidratada.
La tortura le pasó factura. Sus extremidades se hincharon, vomitaba continuamente y empezó a mostrar claros síntomas de leucemia. Finalmente, perdió el conocimiento y fue llevada de urgencia al hospital de la prisión.

4. La Sra. Lu Guangxin, de 74 años, es un practicante de la ciudad de Ya'an. Le impusieron “mano dura” varias veces durante el último año por negarse a calumniar a Falun Gong por escrito. Cuando llegó a la prisión, las internas le propinaron una paliza descomunal. Acabó cubierta de moretones y cicatrices. Le dolió el pecho durante meses. Se veía forzada a pasar los días enteros de pie. Además, le robaban la comida que compraba.

En septiembre de 2017, le aplicaron, nuevamente, “mano dura”, así que tenía que permanecer todo el día de pie en su celda. La guardia le dijo que solo podría sentarse cuando escribiera dos frases, una difamando a la práctica y otra a su maestro. Finalmente accedió bajo una presión física y mental insoportable. Después de eso, dejó de hablar y tuvo que soportar la tremenda culpa de haberse traicionado a sí misma.

Varias torturas usadas al aplicar “mano dura”

1. Vejaciones

Algunos presas a quienes se les ordenaba que vejaran a las practicantes de Falun Gong, las abrazaban con fuerza para inmovilizarlas, les abrían la boca, introducían sus dedos y rasgaban violentamente su interior. Esto dañaba gravemente su boca y su garganta, lo cual provocaba que les resultara imposible tragar la comida y el agua.

2. Palizas

Las reclusas criminales que compartían la celda con la Sra. Zhong Qunfang de la ciudad de Leshan, a menudo, la golpeaban cumpliendo las órdenes de las guardias. Desde 2015, sufrió palizas constantes y perdió el conocimiento varias veces. En una ocasión, la trasladaron de urgencia a un hospital para que la resucitaran. Las autoridades de la prisión declararon que sufrió varios ataques al corazón.

Desde febrero de 2016, fue recluida en régimen de aislamiento. Las guardias permitían que las presas la golpearan y torturaran a escondidas. Con frecuencia la alimentaban a la fuerza. Se quedó extremadamente delgada y perdió la mayor parte del cabello.

La Sra. Zhang Yi de la ciudad de Xichang, a menudo, era golpeada por una reclusa. Los golpes que le propinaban eran tan brutales que las demás reclusas denunciaron el hecho. Las autoridades simplemente respondían que, afortunadamente, no le había pasado nada. La guardia que propinaba las palizas no tuvo que rendir cuentas a nadie.

3. Privación de sueño

Las practicantes eran obligadas a permanecer de pie durante la noche, durante meses, después de un duro día de trabajo. Algunas eran forzadas a estar de pie las veinticuatro horas del día.

La Sra. Yang Taizhen, de la ciudad de Luzhou, durante mucho tiempo se vió obligada a permanecer de pie hasta la medianoche y a despertarse a las 5 a.m. del día siguiente. Mientras dormía, la persona de guardia, la despertaba cada 20 minutos para que no descansara.

4. Trabajo extra y sin descanso

Otra forma de quebrar, gradualmente, la salud de los practicantes es dándoles trabajo adicional después de un día de trabajo forzado. La Sra. Guan Xuelin, del Monte Emei, tenía que trabajar en la tienda durante el día y copiar el reglamento de la prisión hasta la medianoche. La obligaban a despertarse a las 5 a.m. y, antes de que todos fueran a trabajar, tenía que sacar la basura y los restos de comida, además de realizar cualquier otra tarea que le asignaran. Esto continuó por largo tiempo porque ella se negaba a reconocer que practicar Falun Gong fuera un delito.

5. Administración de Drogas extrañas y alimentación forzada

Una vez en prisión, las practicantes de Falun Gong son sometidas a una serie de exámenes médicos y se les diagnostica que están enfermas y que deben comenzar a tomar medicamentos. A muchas se les dijo que padecían hipertensión y que debían tomar medicamentos todos los días, y que si se negaran serían tratadas con “mano dura”.

A la Sra. Zhong Qunfang le obligaron a ingerir fármacos que dañaron su sistema nervioso. Como resultado, no podía mantenerse de pie y se volvió mentalmente inestable. También empezó a sufrir de incontinencia hasta perder el control totalmente sobre sus deposiciones.

La Sra. Li Mingxiu era una mujer vital y enérgica antes de ser encarcelada. También empezó a sufrir de incontinencia hasta perder el control totalmente sobre sus deposiciones y se volvió mentalmente inestable.

Después de ser forzada a ingerir extrañas sustancias, el corazón de la Sra. Guan Xuelin empezaba a latir tan rápido que casi no podía respirar.

La Sra. Huang Chaozhen de la ciudad de Luzhou fue obligada a tomar un medicamento para tratar la hipertensión imaginaria, durante 1 año.

La Sra. Lu Guangxin aseguró a las autoridades de la prisión que no sufría de hipertensión, pero aún así los funcionarios la obligaron a tomar drogas.