(Minghui.org)He detectado recientemente una manifestación del ego: “Cómo queremos que la gente nos perciba”. Ya que perjudica mi cultivación y mi trabajo de aclaración de la verdad, sé que tengo que abandonar este apego.

Como profesional, me esmero en mantener una buena reputación de docente. Como hijo, lucho por mostrar el comportamiento de un buen hijo. Como marido, intento dar la imagen de un cabeza de familia respetable. Como padre, quiero preservar la imagen propia de un buen padre.

Cuando estoy con practicantes que piensan que me he cultivado bien, hago todo lo posible por mostrarme así. He notado que los practicantes que coordinan también intentan aparentar el ideal de lo que un coordinador debería ser. Cualquier practicante, por ejemplo, aquellos que se encargan de la parte técnica de los proyectos o que tienen el tianmu abierto también se esfuerzan por ofrecer una imagen.

Cada practicante se ve obligado a desempeñar distintos papeles en la sociedad. Esos roles son necesarios e indispensables. Pero si nos esforzamos por mantener y proteger estas imágenes, quizás descubramos que detrás se esconde el sentimentalismo, el beneficio personal o el miedo a que nuestra reputación resulte dañada. Esto demuestra que todavía nos aferramos al ego.

Si destapamos e identificamos este tipo de cosas, estaremos en camino a abandonar el ego. Solo cuando nos deshagamos del “yo”, que es un producto de nuestras nociones humanas, podremos volver a nuestro ser original y nuestra apariencia externa será el fiel reflejo de nuestro verdadero ser.