(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa, también conocido como Falun Gong en 1998. A medida que mi comprensión de Dafa mejoró, empecé a darme cuenta de que estaba predestinada a ser practicante durante este período de tiempo.

Nací con asma y también tenía tuberculosis de las glándulas linfáticas. Como me sentía inferior debido a mi mala salud, no asistí regularmente a la escuela. Cuando me casé, mi marido no se preocupaba por mí. El día que solicitamos nuestro certificado de matrimonio, me dejó sola y me dijo que fuera a casa de su cuñada a comer algo. En aquel momento yo era una chica joven. Así que cuando fui a la casa de su cuñada, me dio vergüenza decirles que no había comido nada. Entonces les mentí y les dije que ya había comido. Así, que terminé viéndolos comer.

Después de casarme, no le caí bien a mi suegra. Dejó que mi cuñada la influenciara y me criticaban todos los días. Mi enfado hacía que mis ojos se llenaran de lágrimas casi todo el tiempo. Sin embargo, nunca le dije a nadie por qué estaba sufriendo. Y en ningún momento hablé mal de mi cuñada, por mucho que la odiara. Fingía que todo estaba bien y sonreía. No les dejé saber de mis quejas. Por lo tanto, en el pueblo tenía la reputación de poseer dos buenas cualidades: ser muy limpia y ordenada y ser muy tolerante.

Cambiando mi entorno a través de actos de bondad y responsabilidad

Mi suegra se estaba haciendo anciana y se volvió senil por lo que en 2005, sus cinco hijos e hijas se turnaron para cuidarla. Dejé atrás el odio que sentía por ella y la cuidé bien. Mi suegra empezó a ser amable conmigo. Le gustaba comer los platos que yo preparaba. Si comía demasiado, le dolía el estómago y a menudo no podía llegar al baño. Pero nunca me enfadé y limpié el desastre.

Cuando mi suegra era joven, intimidaba a los demás así que acumuló mucho yeli (karma). Como consecuencia de mayor, sufrió mucho. No podía acostarse ni sentarse y le dolían todas las articulaciones. Viéndola sufrir tanto, me mostré muy compasiva con ella. A menudo derramaba lágrimas mientras la alimentaba.

Debido a su condición, mi suegra tenía unas ampollas muy severas. Cuando una de estas ampollas se rompió, su carne quedó expuesta y los huesos eran visibles. No podía soportar ver eso. Escuché que las cenizas de cierto tipo pelusa de la gramínea, mezcladas con aceite de sésamo, podrían ayudar a curar sus heridas.

Le pedí a la mayor de mis cuñadas que viniera conmigo a buscar ese tipo de hierbas. Pero se negó. Así que monté en mi bicicleta y fui sola a la montaña. Era un frío invierno. Este tipo de pelusa especial es muy difícil de encontrar, ya que es muy fácil de ser arrastrada por el viento. Sin embargo, encontré algunas debajo de las hojas de batata. Regresé a casa y preparé el ungüento según la receta y lo puse sobre sus heridas. ¡La receta realmente funcionó! Más tarde, mi cuñada menor compró medicamentos para mi suegra en el hospital. Así que dejamos de usar ese remedio.

En su último año de vida, mi suegra tenía la enfermedad de Alzheimer. No podía reconocer a nadie excepto a mí y a su hija menor. A menudo me decía: "Estás muy delgada. ¡Tú haces todo en la casa! Deja de hacer las tareas domésticas. ¡Deja que lo haga tu marido!".

Unos días antes de que mi suegra falleciera, le tocó a mi cuñada el turno de cuidarla. Así que mi cuñada debería haber sido la responsable de los preparativos del funeral. Sin embargo, no se presentó como de costumbre. A su muerte, nuestros familiares vinieron de visita desde otras ciudades. Así que tuvimos que preparar todo lo necesario para la comida y el alojamiento. Aunque no tenía muchos estudios, era muy buena en las tareas domésticas. De repente nos visitaron seis o siete personas. Todos tenían gustos diferentes. Pero lo preparé todo muy bien y les hice sentir lo mismo que cuando mi suegra todavía estaba en casa.

Tres años más tarde, mi marido de repente exclamó: "¡La mayor ventaja de ti es tu bondad!".

De repente me di cuenta de por qué mi cuñada dejó de ocuparse de las cosas relacionadas con mi suegra en los días previos y posteriores a su fallecimiento. El ambiente estaba lleno de pruebas y tribulaciones destinadas a un practicante.

Insistí en hacer los ejercicios de Falun Dafa todas las mañanas. Cuando había mucho trabajo durante la temporada de cosecha, teníamos que empezar a trabajar alrededor de las 4:00 de la mañana. Así que me tenía que levantar a las 2:00 a. m. para hacer los ejercicios. En invierno, para no perturbar el sueño de mi marido, me fui a otra habitación a practicar. Por lo que añadía más leña para mantener un ambiente cálido para mi marido.

Mi cuñada (que es maestra) me había visto levantarme temprano durante tres días consecutivos y sintió curiosidad. Me preguntó si todos los días me levantaba tan temprano para hacer los ejercicios. Respondí que sí.

Se quedó muy sorprendida y dijo: "No sabía que eras una persona tan extraordinaria. No importa lo que hagas, siendo alguien tan responsable, siempre serás capaz de triunfar". Yo sabía que ella albergaba algunas dudas sobre Dafa. Pero se conmovió al ver la persistencia de un practicante.

Hasta ahora, todos los familiares de los hermanos de mi marido, tanto adultos como niños han renunciado del partido comunista chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas.

Al hermano mayor de mi marido se le prohibió recibir una buena educación porque su familia estaba clasificada como de "mala clase social". Estaba profundamente resentido con el PCCh. Sin embargo, terminó uniéndose al PCCh ya en sus cuarenta años. Traté de persuadirlo de que se retirara del partido, pero no lo hizo hasta que le hablé por tercera vez; era el más reacio de la familia.

Otro de los que no renunció inmediatamente al PCCh fue el marido de mi cuñada. Cuando traté de persuadirlo la primera vez para que renunciara, me dijo: "Lo que dijiste suena muy bien. ¿Pero realmente funcionará?". Sin embargo, en la siguiente ocasión que le pedí que se retirara, estuvo de acuerdo.

Mi esposo cambió cuando yo cambié

Durante muchos años, salí a poner carteles y pancartas para aclarar la verdad sobre la persecución. Mi marido nunca se opuso hasta que una noche, cuando estaba lista para salir, me detuvo y cerró la puerta. Le pedí que me diera la llave, pero se negó. ¡Hacía poco que había cumplido mis cincuenta y nueve años y sabía que esto era una prueba!

Reflexioné sobre si debía saltar el muro para salir. Conocía a mi marido. Si esta vez, él tuviera éxito en impedirme repartir los materiales de Dafa, entonces no podría volver a hacerlo nunca más. Sin dudarlo, decidí saltar. Primero, lancé mi enorme abrigo con los folletos informativos de Falun Dafa por encima del muro. Luego trepé por el muro. Vi a mi marido en una habitación oscura caminando de un lado a otro. Salté desde el muro, golpeándome el brazo con un ladrillo.

Esa noche, no regresé a casa hasta que distribuí todos los materiales. Sin embargo, a la vuelta me perdí en una zona boscosa. Las malas hierbas eran tan altas como yo, y deambulé por un buen rato. Finalmente pensé: "Yo soy un practicante de Dafa y tengo al Maestro Li (el fundador de Falun Dafa) cuidándome". ¡Entonces rápidamente encontré mi camino!

No sabía qué hora era cuando llegué a casa. La puerta aún estaba cerrada. Cuando me subí a un ladrillo fuera del muro y me preparé para saltar, pensé: "¿Debería un discípulo de Dafa tener que trepar por un muro para entrar en la casa? Eso no está bien". Así que me eché atrás y pensé que no debía escalar el muro. Envié pensamientos rectos para que mi esposo me abriera la puerta. Al poco tiempo, lo hizo.

Más tarde le comenté: "Salgo para aclarar la verdad sobre Falun Dafa y la persecución a la gente. No hice nada malo. No deberías interferir. ¡No te escucharé!". Después de eso, mi entorno familiar mejoró por completo.

Ahora mi marido no interfiere cuando le aclaro a la gente la verdad sobre Dafa. Por la mañana, se levanta temprano y se marcha a trabajar al campo. Para no interrumpirme, se prepara su propio desayuno y, a veces, también me prepara el mío. Le dije que no había necesidad de hacer eso.

Sabía que algún día mi marido se uniría a mí en la práctica de Falun Dafa. A veces, mientras comía, de repente decía: "Es extraño que de repente aparezcan en mi mente cuatro frases con siete palabras".

Le pregunté si fue el Maestro Li quien le dijo algo. Tres veces, anoté las palabras. La esencia era: "Todo en el mundo humano es falso, la gente debería cultivarse sin demora". Ahora mi marido ha empezado a leer los libros de Dafa.

No recibí educación, por lo que a veces no estoy segura de cómo cultivarme bien. Sé que mi marido es como un espejo para mí. Él cambió porque yo cambié.

Todavía tengo muchos apegos humanos. Por ejemplo, antes de comenzar a practicar Dafa, no tenía una buena relación con mi marido, así que me hice dependiente de mi hijo. Todavía soy muy sentimental cuando se trata de él. Todas estas son nociones que se forman después del nacimiento, y son apegos humanos de los que debo tratar de desprenderme a través de mi cultivación. Me siento bendecida de tener a Falun Dafa como guía. Confío en que todos estos apegos no me impedirán cumplir mi misión como practicante de Dafa.

¡Gracias Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!