(Minghui.org) Dos vecinas del condado de Li han sido recientemente llevadas a juicio por creer en Falun Dafa, una disciplina espiritual que es perseguida en China, en la actualidad. Tras dos comparecencias, les impusieron sendas penas de un año de prisión. Ambas han presentado recurso de apelación.

El 30 de julio de 2017, la policía arrestó a las Sras. Zhang Xiaojian y Wu Xinhua. Autorizaron dicho arresto cuando llevaban detenidas tres semanas. Estas mujeres sufrían de enfermedades graves que ningún hospital conseguía curar. Su sufrimiento era insoportable. Cuando empezaron a practicar Falun Dafa, sus enfermedades se curaron y descubrieron que verdad, benevolencia y tolerancia son los estándares del comportamiento humano. Hoy en día, son decenas de millones las personas que practican Falun Dafa y que a través de observar estos principios purifican sus mentes y obtienen una nueva visión de la vida.

A pesar de que las autoridades intentaron convencer a los abogados para que no tomaran aquellos casos, la primera audiencia tuvo lugar en el tribunal del condado de Gaoyang, el 15 de noviembre. Entraron a la sala esposadas y permanecieron así durante el juicio. Solo permitieron que dos familiares de cada acusada asistieran al juicio.

El fiscal interrumpió, varias veces, las intervenciones de los abogados. El juez se mostró reacio a pararlo. La sesión terminó justo después de que el fiscal insultara a los abogados defensores y abandonara la sala.

La segunda audiencia se celebró el 14 de diciembre. La actuación, tanto del juez como del fiscal, no cambió mucho. De hecho, el fiscal dio comienzo a la sesión insultando abiertamente a los abogados defensores.

El juez le pidió al fiscal que no mencionara información irrelevante y que controlara su temperamento. Este tipo de comportamiento inadecuado continuó. El fiscal golpeó, en repetidas ocasiones, la mesa con el puño cerrado exigiendo que los abogados fueran desalojados de la sala.

Acto seguido, el fiscal calumnió a Falun Dafa y a su fundador. Cuando los defensores solicitaron que citara la legislación en la que se basaba sus declaraciones, golpeó la mesa con su puño y dijo que no necesitaba ninguna ley.

Los abogados indicaron que la prueba mostrada por la fiscalía era defectuosa, porque los dos testigos tenían la misma firma. El fiscal reconoció abiertamente que la evidencia no valía y añadió: “Aún así, debe bastar para que sean condenadas”. Luego, amenazó a las practicantes, diciéndoles que recibirían condenas más largas por haber contratado a abogados que las declararan inocentes.

El juez no emitió ningún veredicto durante el juicio.

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