(Minghui.org) Como consecuencia de la ola de frío glacial que asoló China este invierno, mucha gente cayó enferma y tuvo que ser hospitalizada. Algunos practicantes también padecieron síntomas de enfermedad. No buscaron ningún tratamiento, pero se sintieron tan débiles que no pudieron ir a trabajar. Algunos de sus familiares, que no practican, les reprochaban: “¿No decías que Falun Dafa te mantenía sano? ¿Por qué pareces enfermo?”.

Los practicantes que desarrollaron los síntomas de enfermedad eran los mismos que no conseguían superar las pruebas en su cultivación. Ahora padecían esta interferencia.

Cuando una de las practicantes dijo: “No importa lo mal que me haya cultivado, las viejas fuerzas no son dignas de interferirme”, sonó como si proviniera de alguien que posee fuertes pensamientos rectos, aunque también podía interpretarse como una justificación por no haberse cultivado diligentemente.

Si no intentamos eliminar proactivamente los apegos hasta alcanzar el estándar del Fa, las viejas fuerzas pueden aprovechar cualquier brecha para provocar interferencias, en forma de pruebas. En ese caso, nuestro “negación de las viejas fuerzas perversas” carecería de la fuerza necesaria.

Podemos negar los arreglos de las viejas fuerzas sin tener que atravesar tribulaciones de enfermedad, ni de ninguna otra clase, si llegamos a comprender este asunto desde los principios de Dafa, y corregirnos rápidamente. La clave reside en si somos capaces de abandonar genuinamente aquellos apegos a los que nos mantenemos aferrados desde hace tanto. Aunque afirmamos con frecuencia que queremos cultivarnos, y desechar nuestros apegos y nociones, no tenemos claro si nos queremos deshacer de ellos realmente.

Cuando algunos practicantes se sienten interferidos, bien sea en forma de enfermedades o de persecución, se cultivan y miran hacia dentro diligentemente. Trabajan duro para mejorarse cuando llegan las tribulaciones. Después vuelven a relajarse. Algunos incluso retoman sus malos hábitos o sus apegos. Hasta se ha convertido en algo habitual. Si no tratamos la cultivación con seriedad, nos estamos engañando. Algunos practicantes logran mejorar de verdad, pero otros acaban abandonando y dejan de cultivarse.

No hay problema si no lo hicimos bien en algún momento, o si experimentamos alguna interferencia temporalmente, en forma de enfermedad. Sin embargo, es fundamental tratar nuestra cultivación con seriedad y aprender de nuestras experiencias. No debemos considerar a la cultivación como una opción.

No importa si nos queda poco o mucho tiempo para cultivarnos, esta es una oportunidad fugaz que solo sucede una vez a lo largo de eones de historia. Deberíamos atesorar cada ocasión que se nos brinde para mejorar y salvar a más gente. Mantengamos un estado de verdadera diligencia y recordemos que cada desafío con el que nos encontramos es una oportunidad para mejorarnos y salvar a gente.