(Minghui.org) La política del partido comunista chino (PCCh) de perseguir a Falun Gong permanece sin cambios, pero más y más gente ha despertado a la verdad; dentro de su alcance ha ayudado y protegido a los discípulos de Dafa.

Me habían dado tres años en un campo de trabajo forzado y soporté persecución física, mental y financiera. En abril de 2009, nuevamente fui ilegalmente arrestado y luego sentenciado a cinco años de prisión, pero esta vez me encontré con algo diferente. A continuación presento mi experiencia personal.

Apoyo en el centro de detención

En el centro de detención, todos los días durante mis once meses allí grité: "¡Falun Dafa es bueno! Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”, y aclaré la verdad a los guardias y a los detenidos. Vestía mi propia ropa -no un uniforme de interno- con palabras de bendición todos los días. Nadie se opuso, incluyendo a los guardias.

En una oportunidad, escribí en la pared de mi celda con cenizas de incienso que eran usadas como repelente de mosquitos. Antes de hacerlo le conté al guardia, y sorprendentemente, no dijo una palabra, tampoco mis compañeros lo objetaron.

Todos los detenidos tenían que realizar trabajos forzados, como recoger los guisantes y clasificarlos. La carga de trabajo asignada a cada celda dependía del número de reclusos. Manifesté: "Soy un practicante de Dafa. No haré el trabajo porque soy inocente".

Mis compañeros de calabozo entendieron y no me pidieron que participe de las tareas, pero siempre los ayudé. Mi negativa a la asignación fue para hacerles saber que no acepté la detención ilegal y los cargos en mi contra.

Para ayudarme a preparar una declaración para defender mi inocencia, los reclusos me prestaron los libros de leyes que tenían. El director del centro de detención incluso me habló antes del juicio ilegal. Dijo: "El PCCh está totalmente equivocado si te sentencian por solo escribir una carta veraz a la gente de tu ciudad natal".

Tratado amablemente estando encarcelado

Once meses después de mi arresto me llevaron a una prisión. Repetidamente grité: "¡Falun Dafa es bueno! ¡Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno!” y me negué a usar el uniforme. Los guardias me enviaron a confinamiento solitario. También me esposaron y me encadenaron por hacer los ejercicios.

Después de un tiempo, me ubicaron en la misma habitación con presos a los que les asignaron monitorear a otros reclusos. Les dije que tenía que hacer los ejercicios dos veces al día y dos horas cada vez. Mientras yo hacía los ejercicios, enviaba pensamientos rectos y estudiaba el Fa, se turnaron para vigilar a los guardias. Los internos de otras celdas me dieron copias de las enseñanzas de Falun Gong que habían dejado otros compañeros practicantes.

Debido a la persecución previa, desarrollé síntomas de anemia, obstrucción gástrica, reflujo por esofagitis y pólipos esofágicos. Los guardias me programaron un examen físico y le pidieron al jefe médico del hospital de la prisión que me realizara un chequeo.

Para que no me esposen ni me encadenen, los guardias me permitieron unirme al equipo de trabajo y me asignaron trabajo liviano.

El director de nuestra oficina 610 local también fue amigable conmigo. Me visitó cuatro veces y en cada oportunidad me dio dinero; dos veces cuando fui encarcelado y dos después de ser liberado. También me ayudó a encontrar algunos trabajos ocasionales.

Cada año mi aldea le dio dinero a la milicia, y me incluyó en su lista para darme también.