(Minghui.org) Conocí Falun Dafa a resultas de una lesión sufrida en un accidente de trabajo en 2013. Resultó ser una bendición camuflada, la cual aprecio profundamente. Me encontraba trabajando a tiempo completo, así que intentaba aprovechar cada momento libre que tenía para estudiar las enseñanzas de Dafa y hacer los ejercicios. Antes de darme cuenta, todas mis enfermedades crónicas habían desaparecido. Fue el Maestro Li (el fundador) quién me concedió la alegría de tener una mente y un cuerpo saludables.

Un problema con el pescado

En una ocasión, fui a comprar un poco de pescado y el pescadero me escogió algunos. "¡Estos acaban de ser pescados así que todavía estarán frescos!". Los metió en una bolsa para mí. Al llegar a casa los solté y me dispuse a atender otras cosas. Más tarde, cuando llegó el momento en que mi marido quiso limpiarlo, descubrió que el pescado se había echado a perder. Se enojó conmigo por haber comprado pescado podrido. Le dije: "No te enojes, los llevaré de vuelta para que me los cambien".

Salí de casa con el pescado pensando que debería cambiármelos ya que el pescadero se había comportado de forma deshonesta al afirmar que el pescado era fresco. En el camino, de repente, recordé que como practicante de Dafa, Shifu siempre nos ha enseñado a ser buenas personas y a ser considerados con los demás, así que, ¿por qué estaba intentando devolver el pescado malo? Se me ocurrió que, si el pescadero se quedaba con este pescado en malas condiciones, casi con toda seguridad tendría o bien que vendérselo de nuevo a otra persona o afrontar la pérdida. Con esos pensamientos en mente, me di la vuelta alegremente y me dirigí a casa.

Desconcertado por mi rápido regreso, mi esposo exclamó: "¡Qué rápido!". Le expliqué que ni siquiera había llegado al mercado. En aquel momento mi esposo llevaba solo unos días practicando Dafa. Le describí: "Ahora somos cultivadores de Dafa, no podemos ignorar que debemos cultivar nuestro temperamento en este asunto". Mi esposo respondió: "Tienes mejor cualidad de iluminación que yo. Estaba equivocado. No debería haberme enojado". Los dos sonreímos, ¿no es genial que ambos seamos cultivadores de Dafa?

Aceite echado a perder

Vivo en un pueblo pequeño y trabajo en una planta de procesamiento de soja. En julio pasado, compramos unos cientos de kilogramos de semillas de colza, de las cuales obtuvimos cerca de 45 litros de aceite al prensarlas en el pueblo. Conservamos el aceite en un gran recipiente de barro, le pusimos una tapa de vidrio y lo guardamos en la cocina en la parte trasera de la casa. Cuando fui a buscar un poco de aceite, encontré que la tapa del frasco estaba ligeramente abierta. Pensé que mi esposo no la había cerrado correctamente. Cuando estaba vertiendo el aceite, vi algo negro que parecía un trapo flotando en el aceite. Lo saqué y descubrí con horror que era un ratón muerto. Me resultó desagradable y, además, el aceite había dejado de ser apto para el consumo. Se me ocurrió darle otros uso y utilizarlo como fertilizante.

Cuando me enteré de que algunos agricultores alimentaban con aceite a sus vacas, le pregunté a un vecino si sabía de alguien que quisiera comprar aceite para sus vacas. Se entristeció y me sugirió que vendiera el aceite en la calle como si fuera bueno o que se lo vendiera a mi jefe para que lo usara para freír soja. Me horroricé: "No, no puedo hacer eso. Soy una practicante de Falun Dafa y mi Maestro nos enseña a anteponer a los demás, en todo lo que hacemos. ¿Cómo puedo vender a otros algo que yo misma no me comería? ¿No estaría causándole daño a los demás?

Al final, no encontré a nadie que me comprara el aceite para sus vacas, así que usé los 45 litros de aceite como fertilizante. Todos mis colegas se quedaron muy impresionados al comprobar que decidí afrontar la pérdida en lugar de infligir daño a los demás. Uno se conmovió de verdad: "Falun Dafa es maravilloso. Este es un acto que solo los practicantes de Falun Dafa son capaces de hacer", indicó.

Mi anciano padre se cura de la psoriasis

En la segunda mitad de 2016, mi padre desarrolló una afección de la piel que le provocaba comezón en todo el cuerpo. La medicación no lo aliviaba, hasta el punto que empeoró muy rápidamente. Al arrasarse frecuentemente, su piel sangraba constantemente y se cubrió de manchas rojas que le proporcionaban un gran dolor. El hospital diagnosticó la afección como psoriasis y nos dijo que no existía ninguna cura. Le recetaron muchos remedios y lociones medicinales para que se las aplicara en la piel, pero nada funcionó.

Mi padre tenía más de noventa años y no podía cuidarse solo. Tengo siete hermanos, pero la mayoría trabajan lejos de nuestra ciudad natal. Solo mis dos hermanos mayores y mis dos hermanas menores vivían cerca, pero tenían que cuidar de sus hijos y temían contagiarse. Mi esposo y yo nos ofrecimos voluntarios, cuidamos a mi padre, lo bañamos, limpiamos su casa y lavamos su ropa. A veces me molestaba que ninguno de mis hermanos compartiera esta tediosa tarea. Sin embargo, todas mis quejas desaparecieron en el momento en que las palabras del Maestro me vinieron a la mente.

El Maestro dijo:

“Por supuesto, ya que hacemos el xiulian en la sociedad de la gente común, respetar a nuestros padres y educar a nuestros hijos son todos deberes; en todos los ambientes hay que ser bueno y benevolente con los demás, y más aún con tus parientes" (Sexta Lección, Zhuan Falun ).

Tomé muy en serio las enseñanzas de Dafa e hice tiempo en mis días ocupados para visitar y cuidar a mi padre, y enseñarle a recitar: "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno". Le dije a mi padre: "Solo Falun Dafa. puede curar tu enfermedad, concéntrate en recitar sinceramente que Falun Dafa es bueno y simplemente ignora el dolor". Mi padre respondió: "Claro, así lo haré".

Aunque le resultó un poco difícil al principio, no le llevó mucho tiempo dominarlo. Lo observé cuando lo visité, y le pregunté si había estado recitando las frases. Contestó: "Por supuesto que lo he hecho, lo he estado haciendo todos los días y, a veces, incluso lo digo en voz alta".

Después de un tiempo, mi padre me dijo que ya no le picaba la piel. Se quitó la ropa para que lo viera. Todas las manchas rojas habían desaparecido y su piel lucía suave como si nada hubiera pasado. Comenté: "Usted está curado. Sé que ha estado esperando esto. Obtuvo lo que deseaba porque ha sido sincero al recitar: 'Falun Dafa es bueno’”. Mi padre estaba muy agradecido. Otros en la familia cambiaron de opinión sobre Falun Dafa, después de haber presenciado el milagro de mi padre.

Mi padre falleció el pasado mes de mayo. Se fue muy tranquilo como si hubiera caído en un sueño profundo.

Espero que todos busquen y conozcan la verdad sobre Falun Dafa y no  se dejen engañar por las mentiras del partido comunista chino.