(Minghui.org) Hace poco me procesaron después de negarme a abandonar mi fe en Falun Dafa. Cuando, después del juicio, me llevaron de vuelta al centro de detención, varias presas me dijeron que una de las guardias no paraba de preguntar si ya había regresado. Comentaron que la veían muy preocupada por lo que me pudiera pasar. Las reclusas se sorprendieron cuando les conté que un abogado me defendió.

Después, la guardia me hizo preguntas acerca del proceso judicial y sobre lo que le había respondido al juez. Le impresionó lo que le conté y me dijo: "Eres valiente y bondadosa". Me aconsejó que tuviera cuidado a lo cual le respondí que los que persiguen a los practicantes de Dafa serán retribuidos con un gran yeli. Contestó: "Lo entiendo".

Cuando entré por primera vez al centro de detención, el ambiente no era así. Las guardias abusaron de mí en aquel entonces. Aun así las traté con amabilidad y les aclaré la verdad sobre la persecución. Mi bondad y paciencia han transformado su actitud con el pasar del tiempo y muchas renunciaron al partido comunista chino (PCCh) y a sus organizaciones afiliadas. Empecé a hacer los ejercicios sin que me molestaran.

Otra presa me dijo: "Eres tan fuerte a pesar de haber soportado tanto. Mucha gente es corrupta hoy en día y su futuro no se ve muy bien. Tú eres diferente. ¡Eres genial! Serás bendecida".

Le dije: "¡Falun Dafa es genial! Solo un Fa tan grande puede formar personas como yo".