(Minghui.org) Una vez fui retenida en un centro de detención local del condado porque quebranté la ley. Afortunadamente, allí conocí a los practicantes de Falun Dafa, y me ayudaron a comenzar a practicar. Desde entonces he experimentado muchos milagros.

Mediante la cultivación en Falun Dafa, mis estándares morales han mejorado, y también me sentí motivada a regresar a casa, donde no había estado en 19 años.

Obteniendo Dafa

Mientras estaba detenida, noté que los practicantes aprovechaban cada oportunidad para hablarle a la gente acerca de Falun Dafa y de la persecución, además eran muy amables con todo el mundo. Me dieron comida y ropa, a pesar de que todavía no creía lo que me decían.

Un día, me dolía todo el cuerpo. Una practicante que era profesora me dijo: "Tal vez deberías leer los artículos de mi Maestro que copié a mano. Podrías mejorar si tienes una relación predestinada".

Sentí que algo giraba en mi cabeza, manos y pecho después de leer los artículos. Le pregunté a la profesora qué estaba pasando. Ella me abrazó y me dijo con lágrimas: "Lo que está girando es un Falun. Realmente tienes una relación predestinada con Dafa".

Más tarde me habló de la belleza de Dafa. Me sentí cómoda al escucharla y el dolor desapareció sin que me diera cuenta.

Decidí empezar a practicar Falun Dafa.

Accidente de tráfico

Fui liberada del centro de detención 40 días después. Comencé a distribuir materiales informativos de Falun Dafa antes de terminar de leer el libro Zhuan Falun, porque quería ayudar a que más personas supieran acerca de Falun Dafa.

Una noche me atropelló una camioneta cuando caminaba junto a la carretera, llevando una gran bolsa de materiales. Me lanzó lejos cayendo en una zanja. No tuve miedo ni sentí ningún dolor.

Estaba a punto de levantarme, pero no pude encontrar mis zapatos. Me dije en voz alta: "¿Dónde están mis zapatos?".

Después de oír eso, el conductor se acercó corriendo y dijo: "¿Todavía estás viva? Pensé que te había matado".

"Soy una cultivadora de Falun Dafa. Tengo a mi Maestro que me protege",  le contesté. "Si no hubiera practicado, de hecho podrías haberme matado".

Le hablé al conductor sobre Falun Dafa y la persecución, y no le causé ningún problema. No necesitaba ir al hospital y no quería ninguna compensación de él.

Una cámara explota

Fui denunciada a las autoridades y arrestada en noviembre de 2000 por distribuir materiales de Falun Dafa.

La policía me preguntó de dónde había sacado los materiales, pero no les dije nada. Luego me tomaron una foto. Y grité: "¡No me saques fotos!".

En ese momento, la cámara explotó. Los oficiales estaban tan asustados que dejaron de tratar de tomármelas. Finalmente me llevaron a un campo de trabajo forzado durante tres años.

El Fa en mi manta

Cuando estaba en el campo de trabajo, otros practicantes de Falun Dafa me llamaron falsa practicante. Estaba bastante molesta, debido a que aún no había terminado de leer todo Zhuan Falun.

Entonces le pedí ayuda al Maestro. Le dije: "Maestro, no he estudiado el Fa y no sé qué hay en Zhuan Falun. Pero quiero ser una practicante de Falun Dafa. Estoy impaciente por estudiar el Fa".

De repente, aparecieron palabras en mi manta. Las leí cuidadosamente: "Llevando realmente a la gente hacia niveles altos". (Primera Lección, Zhuan Falun) Estaba tan emocionada. Sabía que el Maestro me estaba ayudando. Leí las palabras en mi manta una y otra vez durante unos 20 minutos. Si alguien me llamaba, simplemente los ignoraba hasta que las palabras se desvanecían gradualmente.

Los guardias se sienten enfermos después de golpearme

Cuando una guardia del campo de trabajo registró mi habitación y encontró las conferencias del Maestro, empezaron a golpearme. Entonces grité: "¡Maestro, ayúdame!".

Todos estaban conmocionados y retrocedieron.

En otra ocasión, estábamos todas reunidas en el comedor cuando un guardia empezó a calumniar a Dafa. Me levanté y dije: "Eso no es verdad. ¡Falun Dafa es bueno!".

Unas ocho guardias se abalanzaron sobre mí y empezaron a golpearme. Volví a gritar: "¡Maestro, ayúdame!". De repente, mi cuerpo flotó en el aire, a unos pocos metros de altura, antes de volver a bajar. Algunas de las reclusas y guardias quedaron conmocionadas. Algunas pocas adictas a las drogas todavía querían golpearme, pero las guardias las detuvieron.

Todas las personas implicadas tuvieron problemas después de golpearme. Algunas tenían dolores de estómago, mientras que otras vomitaban. Un guardia que era el jefe del equipo me dijo que fuera a su oficina. Cuando llegué allí, vi a una guardia que aún vomitaba.

La epidemia de SARS ocurrió en 2003, y nos obligaron a todos a tomar medicamentos y a ponernos inyecciones. Cuando sugerí a otros practicantes que no tomaran la medicina, los guardias se enojaron y ordenaron a las reclusas que nos golpearan.

Una de las guardias más tarde contrajo fiebre y tuvo miedo de que pudiera tener SARS. Me preguntó si el SARS era el poder mágico de mi Maestro. Le dije que mi Maestro vino aquí para salvar a la gente, y le expliqué el principio de que el bien es recompensado y hacer el mal conlleva un castigo.

Ella prestó mucha atención y dijo: "Te escucharé".

En noviembre de 2003 me liberaron del campo de trabajo. No sabía adónde ir y pensé en regresar a mi casa, donde no había estado en 19 años.

Un matrimonio infeliz

Soy de la provincia de Hubei. Y me obligaron a casarme con un hombre de la provincia de Henan cuando tenía 15 años. Después de casarnos, me di cuenta de que esta familia no estaba bien, pero no tenía la capacidad de irme.

La familia de mi marido era de cuatro hermanos. El mayor y el segundo más joven solían abusar severamente de sus esposas, quienes terminaron suicidándose bebiendo veneno.

Mi marido también era maleducado. Cuando me golpeaba, solía tomar lo que estaba cerca, como una piedra, un ladrillo, un pedazo de madera, una barra de hierro, o incluso un cuchillo y se dirigía hacia mí.

Después de que nuestro hijo y dos hijas nacieron, pensé que podrían traer felicidad a la familia, pero mi esposo era igual que antes de grosero y violento.

Perdí toda esperanza y lo denuncié a la policía. Hablaron con él, pero no les hizo caso. Los funcionarios de la corte local del condado vinieron a hablar con él, pero eso tampoco funcionó. Al final, los funcionarios de la corte sugirieron que me divorciara, ya que él no cambiaría.

Lloré amargamente. Sin otra alternativa, decidí huir de casa. Dejé a mis hijos atrás y no había vuelto a casa desde entonces.

Después de ser liberada del campo de trabajo, me pregunté: "¿Adónde debo ir?". Yo estaba determinada a cultivarme en Dafa, así que debería escuchar al Maestro, y pensé en ello usando los principios del Fa. Entonces decidí volver a casa.

Tratando los conflictos familiares con el estándar del Fa

Me puse en contacto con los practicantes locales de Dafa después de llegar a casa y les pedí consejo sobre cómo manejar los conflictos familiares. Ellos compartieron sus conocimientos conmigo, lo que me ayudó mucho. También estudié más el Fa y me dije que haría las cosas de acuerdo con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Siguiendo mi cultivación estoy haciendo tres cosas al enfrentar el comportamiento violento de mi esposo:  mirar hacia adentro cada vez que pasa algo, no dejar que su comportamiento me afecte, y no odiarlo. Sabía que tenía que ser amable y compasiva con él

Necesitaba enviar pensamientos rectos para eliminar el mal detrás de él; el tercero es pedir la ayuda del Maestro cuando las cosas se salían de control.

Un día, mi marido empezó a golpearme con una cadena. Inmediatamente pedí la ayuda del Maestro. Su brazo cayó de inmediato y empezó a aullar. El dolor apareció en su rostro, y dijo que su brazo estaba herido.

En otra ocasión empezó a golpearme con un ladrillo y de nuevo pedí la ayuda del Maestro. El ladrillo cayó al suelo y dijo que le dolían mucho las manos.

Le dije: "Tus manos estarán bien si dejas de golpear a la gente. Hay un viejo proverbio que dice que las buenas obras son recompensadas y las malas castigadas. No es una broma".

Mi marido no me ha pegado desde entonces. Ahora me tiene un poco de miedo y ha dejado de interferir conmigo cuando hago trabajos para Dafa.

Aunque mi esposo no ha comprendido bien la belleza de Dafa, ha cambiado mucho. Mi familia es más feliz que antes, como una verdadera familia.