(Minghui.org) Soy un profesor universitario. Me gustaría compartir algunas de mis historias de cultivación esperando que más gente pueda comprender la magnificencia de Falun Dafa.

Renacer

A pesar de que cuando era niño era muy amable e inocente, cambié cuando crecí. Perseguí fama y dinero y peleé por ello. Mi vida era estresante y terminé teniendo problemas de estómago, enfermedad del corazón y baja presión sanguínea.

Llegó un punto que mis problemas de estómago se estaban volviendo de mal en peor. El médico me dijo que tomara medicinas para prevenir cáncer de estómago porque mi padre había muerto de eso. Mi madre solía oír una voz que le decía “tu hijo morirá a los 36 como tu marido”. Me sentía impotente y no podía hacer nada al respecto.

En mayo de 1996 de alguna manera adquirí cuatro libros de Falun Dafa. Zhuan Falun fue uno de ellos. Comencé a leerlo entorno al mediodía e inmediatamente sentí su energía. Sentí que mi cuerpo y mi mente estaban siendo purificados. No podía aguantar las lágrimas mientras leía. Fueron contestadas muchas preguntas que me habían dejado perplejo durante tiempo.

Cuando terminé el libro a las 9:00 p. m. esa noche, sentí que había renacido completamente. En ese mismo momento tomé la decisión de cultivar Falun Dafa. Desde ese día todas mis dolencias comenzaron a desaparecer. En ese tiempo tenía 36 años.

Permaneciendo firme

Durante los siguientes tres años logré un entendimiento más profundo de los principios del Fa y experimenté algunas cosas que el Maestro mencionó en el libro. Llegué a ser más firme en mi cultivación.

En mayo de 1999 de repente no me sentía bien. Tuve fiebre y tos. Incluso a pesar de que no podía comer bien y estaba débil no tomé ninguna medicina. En lugar de eso continué estudiando el Fa, creyendo en Dafa y en el Maestro. Vi que las palabras en el libro crecían más y más grandes volando hacia mi cabeza. Mis síntomas desaparecieron en tres días. Sabía que el Maestro había eliminado mi yeli (karma) y le agradecí sinceramente.

Sin embargo mis síntomas volvieron el día siguiente y eran peores. Con mi limitado entendimiento no podía saber por qué me estaba pasando esto, pero sabía que no era una enfermedad y que estaría bien bajo la protección del Maestro. Así que no quise ir al hospital a pesar de que mi familia y amigos me insistieron.

Finalmente acepté ir al hospital cuando empeoré porque no quería empañar la reputación de Dafa si algo malo me pasaba. Cuando los rayos-X mostraron que mis pulmones estaban negros, los médicos dijeron que no había esperanza para mí y me rechazaron. Pero mi familia no quiso renunciar a mí y les suplicaron hasta que finalmente me admitieron.

El doctor encargado me dio medicina para bajarme la fiebre. Pero yo sabía que no estaba enfermo así que le pedí al Maestro que me ayudara con la tos y la fiebre. Esto funcionó, dejé de toser y mi temperatura volvió a ser normal.

Algunos días después perdí la vista repentinamente. Permanecí calmado y no me preocupé porque creía en el Maestro. Mi vista volvió poco después. Durante los primeros días en el hospital estudié el Fa cada día en mi habitación. Después hice los ejercicios en el exterior a pesar de mi condición. Cuando mantenía arriba los brazos en el segundo ejercicio los sentía tan pesado que todo mi cuerpo temblaba, pero los mantuve arriba hasta el final.

Me recuperé milagrosamente en 20 días. Cuando dejé el hospital los médicos todavía no habían encontrado la causa de mi “enfermedad”.

Tomándome a la ligera la fama y el beneficio personal

Usaba el estándar de Verdad-Benevolencia-Tolerancia para guiar mi comportamiento después de que comencé a practicar Falun Dafa y traté de tomar la fama y la ganancia personal ligeramente. Como la economía prosperó, incluso los profesores de mi universidad peleaban unos contra otros por incrementos salariales, ascensos y asignaciones de vivienda.

Cuando pensaba en usar tácticas de la gente común para resolver conflictos las enseñanzas del Maestro en Zhuan Falun aparecieron en mi mente e inmediatamente sabía qué hacer. Seguir las enseñanzas del Maestro me hacía sentir bien.

En un proyecto hice la mayor parte del trabajo, desde su diseño hasta su implementación para entregar. Después, la escuela universitaria nominó ese proyecto para estar en una competición provincial. Pero cuando el oficial de la escuela completó el formulario de solicitud, él puso mi nombre en el último lugar de la lista. Colegas que apenas habían hecho nada estaban todos por encima de mí. Cuando vi el formulario no dije ni una palabra y lo entregué. Pero el destinatario sabía que yo había hecho la mayoría del trabajo y me preguntó si los nombres estaban en el orden correcto. Él me dijo que podía tomarlo y volverlo a enviar después. Le dije que no importaba y él me recordó que el orden de los nombres podría repercutir en posteriores beneficios como asignaciones de vivienda, ascensos e incrementos salariales. Yo le insistí pero él todavía dudaba. Finalmente, en efecto, el proyecto ganó el premio.

Cuando fui promovido para ser el director, no me comporté como ninguna figura de autoridad. En lugar de eso seguí siendo como un profesor más. Me comunicaba con los profesores y les preguntaba su opinión antes de tomar alguna decisión. Dirigí los asuntos académicos según las reglas y no acepté ningún soborno. También esperaba de los profesores que hiciesen lo mismo. Toda la escuela universitaria era administrada honestamente y tomó un nuevo aspecto. Muchos profesores decían “hemos elegido a un buen director”.

El poder de la compasión

En julio de 1999, cuando estaba esforzándome para llegar a ser mejor persona, comenzó la persecución. Fui a Beijing unas cuantas veces para apelar por justicia a Falun Dafa.

En mi primer viaje, fui arrestado en Beijing y detenido en una estación de policía. El policía ordenó a mis compañeros de celda que golpearan a los practicantes. Me compadecía de los compañeros de celda y no quería que actuaran incorrectamente, pero no sabía cómo empezar a hablarles. Cuando uno de ellos estaba a punto de golpearme, una frase salió d mi boca “Podrías aprender Falun Dafa”. Él se detuvo y me miró preguntándome “¿Por qué eliges sufrir? Ellos (los policías) tienen formas de lidiar contigo”. Yo le respondí “Esta es mi Fe”. Los otros compañeros de celda cambiaron su actitud hacia nosotros y se volvieron más simpáticos. La compasión de Dafa derritió sus corazones.

Fui detenido en un centro de detención cuando fui nuevamente a Beijing. Como me puse en huelga de hambre como protesta,  me ataron a una puerta durante 36 horas. El dolor de mi espalda era agonizante. Cuando me desataron le dije al oficial de policía que lo hizo “por favor dígale a su director que no lo odio y que trate a los practicantes de Falun Dafa amablemente”.

Él comenzó a llorar y salió de la habitación. Después me trajo una caja de fideos instantáneos y le pidió a otro oficial que me los diera. Comprendí que sabía que los practicantes somos buenas personas. No tuve la oportunidad de verlo de nuevo. Cuando dejé el centro de detención, le pregunté a otro oficial si le podía decir de mi parte que por favor leyera Zhuan Falun.

Chica bendecida

Una vez visité a un pariente que es profesor universitario. Él tiene una hija que estaba en sexto curso en ese tiempo. Sus notas eran tan malas que era casi la última de su clase. Su padre solía discutir con ella y regañarla por las notas. Hablé con ella y le conté sobre Falun Dafa. Me escuchó cuidadosamente y creyó todo lo que le dije.

El día siguiente tenía sus exámenes finales así que la ayudé a repasar matemáticas y resolvimos problemas matemáticos juntos. ¡Ella terminó siendo la segunda en su clase! Su padre estaba tan eufórico que me llamó para darme la noticia. Su actitud hacia Dafa le trajo bendiciones instantáneas.

Durante mis últimos 20 años de cultivación he experimentado tanto que no tengo palabras para expresar mis sentimientos hacia Dafa. Todos tenemos nuestras historias personales y experiencias. Solo espero que más personas puedan aprender la verdad sobre Dafa y reconocer que el régimen chino los está engañando para que puedan tener un futuro brillante.