(Minghui.org) Cuando estaba aclarando la verdad, tuve tres experiencias que me conmovieron mucho y me hicieron poner más atención a las necesidades de los demás.

Primero, otro practicante y yo salimos a contarle a la gente la verdad de Falun Dafa. Nos encontramos con una mujer quien había perdido parte de una mano. Ella le dijo a su madre: “En el pasado, solía pedirles y me daban dinero”. Ella estaba en lo correcto. La habíamos encontrado varias veces antes y siempre nos pedía dinero, algunas veces la ayudamos. En esta ocasión, revisé mi bolsillo y solo encontré cinco yuanes. Le dije: “Aquí hay cinco yuanes para ti”.

Su tía, quien estaba junto a mí, se adelantó y me abrazó fuertemente. Ella dijo: “Eres muy bueno, pero no des dinero a quien quiera que te lo pida, guárdalo para ti. También ten cuidado, ellos (refiriéndose a la gente que persigue a los discípulos de Dafa) quieren arrestarte, ¡tienes que tener cuidado!”

Viendo las lágrimas en sus ojos le dije: “También debes recordar que Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno”.

Nunca me había sucedido algo así mientras hablaba con la gente y me conmovió. Todos los seres están esperando ser salvados.

Luego fui a un mercado a comprar verduras. En un puesto solo quedaban dos akusay. Tomé uno y pregunté el precio. Una mujer llegó justo en ese momento y levantó el que quedaba y se quedó mirando la que yo había tomado. Entendí que la mía se veía más tierna y grande que la de ella, así que le dije. “¿Quieres esta? Tenla”. Ella la tomó, pagó y se fue”.

La vendedora dijo: “¿Cómo puedes ser tan bueno?”

“Te compré verduras ayer. Yo practico Falun Dafa y te dije que recordaras que ‘Falun Dafa es bueno; Verdad-Benevolencia-Tolerancia es buena’ y también te dije que te protegieras renunciando al PCCh”.

Ella dijo: “Me afilié al PCCh”, le pedí que renunciara, y dijo que eso era lo que quería. Sonrió y dijo que su nombre era Zhang.

Por último, una tarde estaba caminando por una calle cerca de un río y me encontré a tres compañeros practicantes. Dos de ellos me saludaron y señalaron a un hombre que vendía jengibre. Ellos dijeron. “Ese hombre no está dispuesto a renunciar a la liga juvenil”. Vi a dos hombres recogiendo el jengibre, uno de ellos era el tercer practicante.

Le dije: “Él podría estar enfocado en su negocio y no entendió lo que le dijiste”.

El practicante respondió: “No, él dijo que no quiere renunciar a su afiliación a la liga juvenil”.

Me pregunté por qué el hombre era tan terco y decidí hablar con él. Miré y vi que no tenía ningún cliente. “¿Cuánto cuesta una libra de jengibre?” pregunté. “Quiero comprar media libra”.

Él me dio el precio. Ahora que ya estoy en contacto con él, le dije: “Te recomendaron renunciar a la liga juvenil, ¿por qué no lo has hecho?”

El respondió: “Ellos demoraron un montón para elegir solo una o dos piezas de jengibre, eran muy exigentes”.

Le pregunté donde vivía y cuál era su nombre. Después de que me dijo, le pregunté: “¿Vas a renunciar a los jóvenes pioneros a los que te habías unido?”

Él dijo: “Sí, lo haré ahora”.

El Maestro dijo:

“Cultivadores, ustedes saben que tienen que pensar en los otros sin importar lo que ellos estén haciendo, y más aún ustedes deben pensar en Dafa” (Exponiendo el Fa en el Fahui Internacional de Nueva York, 2004)

Un discípulo de Dafa que quiere explicar los hechos debe, sobre todo, comportarse bien y ser considerado con los demás primero. Cuando los demás ven que tú eres considerado, ellos escucharán lo que tú les digas.

No estoy hablando aquí acerca de lo bien que yo lo hice. Antes de convertirme en cultivador, yo era una persona muy egoísta, me beneficié mucho de Dafa, así que hago todo de acuerdo a Dafa. Cuando hago pequeñas cosas bien, los resultados resultan no ser tan pequeños.