(Minghui.org) Practico Falun Dafa desde hace 23 años, y pensaba que había conseguido librarme de muchos apegos. Recientemente, me sucedieron algunas cosas cotidianas que aparentaban tener poca importancia, sin embargo, me ayudaron a identificar varios apegos fuertes.

El Maestro nos enseñó:

"Dices que no tienes grandes errores, estás muy firme en el Fa. Pero tomas esas cosas pequeñas como si no fueran nada. La maldad perversa sabe aprovecharse de las brechas, muchos estudiantes incluso se fueron por pequeñeces, realmente por cosas muy pequeñas. Debido a que el xiulian es muy serio, es wu-lou (sin brechas), y por un largo periodo no te has cultivado, aunque sean pequeñeces, no les has prestado atención por un largo tiempo, entonces esto es un problema, por eso, mucha gente se fue por esto" (Enseñanza del Fa en el Fahui de la Costa Oeste 2015).

Aunque había leído este párrafo muchas veces, no le había prestado la atención suficiente. Un artículo que leí recientemente en el sitio web de Minghui me ayudó al señalarme cosas que había pasado por alto en mi cultivación. Comencé a prestar atención a cada uno de mis pensamientos, a cada una de mis palabras y a todo cuanto hacía. Así fui eliminando todo lo que no cumplía con los estándares del Fa. En el proceso, encontré que a menudo detrás de las cosas triviales  se ocultan apegos enormes.

Por ejemplo, me enojaba con mi hija porque se daba una ducha después de regresar del trabajo, lo que solía coincidir con el momento en que me dispongo a preparar la cena. El baño y la cocina comparten la misma tubería, así que no podía usar el agua de la cocina, de lo contrario, a mi hija no le llegaría el agua caliente.

También me sentía dolida cuando tenía que encargarme de la mayoría de las tareas domésticas. Creía que todo eso me quitaba mucho tiempo y que afectaba a mi cultivación. Me molestaba que mi hija no me ayudara con las tareas domésticas y solo se encargara de sus hijas. A veces, discutía con ella e incluso la miraba con desdén cuando percibía sus defectos.

Cuando me sentía molesta, recordaba las enseñanzas del Maestro y miraba las cosas desde el punto de vista de una practicante.

Me di cuenta de que este resentimiento venía de mi apego al yo. El Maestro nos enseñó a ser desinteresados y considerados con los demás.

Después de enviar pensamientos rectos para eliminar estos apegos, sentí que todos los sentimientos negativos: Amargura, resentimiento, etc abandonaban mi cuerpo. Pude sentir como mi dimensión se llenaba de compasión.