(Minghui.org) Me pidieron que organizara la reunión para mi promoción del colegio. Como tenía que invertir tanto tiempo en planificar la fiesta para más de 120 personas terminé estudiando menos el Fa. Simplemente no me podía concentrar.

Me decía que estudiaría más cuando terminara la fiesta, pero parecía que las cosas se seguían arrastrando. Un día, un practicante se quejó de mí: “¿Todavía no terminaste? ¿Cuánto tiempo has perdido?

Esto me puso alerta, y me di cuenta que las viejas fuerzas se habían aprovechado.

El pensamiento que me causó tanto problema

La fiesta continuó por tres días. Después de eso, algunos compañeros que vivían en el área invitaron a los que vivían más lejos a comer, y esto llevó dos semanas hasta que todos vieron a quienes querían ver y hablar. No me liberé hasta que un día una practicante me envió un mensaje, pidiendo que viviera con ella por un tiempo.

Me di cuenta que tuve el pensamiento de que iba a estudiar el Fa más cuando terminara la fiesta. Pero este pensamiento le permitió a las viejas fuerzas aprovecharse de mí, así que la fiesta continuaba sin fin. Si nuestros pensamientos no son rectos, entonces las viejas fuerzas explotarán nuestras brechas.

Encontrando mis brechas

Fui a la casa de esta practicantes y estaba por acomodar la mesa después de comer, cuando me di cuenta que era hora de enviar pensamientos rectos.

“Déjalo, enviemos pensamientos rectos primero”, me dijo.

Esta practicante siempre se va a dormir después de enviar pensamientos rectos y solo duerme tres o cuatro horas por día. Por otro lado, yo, tenía el hábito de tomarme una siesta.

“Duermes demasiado. Cuando termine este periodo, no lo recuperarás”, me dijo.

Luego fui a Beijing con ella. En el tren, siempre estudiaba el Fa sentada en doble loto, y siempre enviaba pensamientos rectos cuando era la hora.

Un pasajero nos vio con las piernas cruzadas.

“Parecen muy tranquilas y buenas. ¿Son budistas?” nos preguntó.

Aprovechamos la oportunidad para contarle a la gente a nuestro alrededor sobre Dafa y la persecución.

A veces quería hablar con esta practicante sobre cosas de la gente común, pero no podía. Apenas tenía tiempo libre, estudiaba el Fa.

Siempre decía: “Solo aprovechando cada minuto podemos alcanzar el progreso de la rectificación del Fa y seguir a Shifu a casa”.

Durante el tiempo que pasé con ella, estudié más el Fa. También podía concentrarme más en la lectura. Cuando enviaba pensamientos rectos, sentía que mi energía era fuerte.

Después de regresar a casa, me envió un mensaje preguntándome si todavía dormía la siesta. Le dije que ya no lo necesitaba. Se puso feliz y me alentó.

“¡Felicitaciones! Has atravesado una capa más. Si no aprovechas el tiempo y te cultivas bien, no podrás regresar a casa con todos. Te arrepentirás, pero será muy tarde”.